El ICAM homenajea a Jimmy Baker y a Rodrigo Uría, dos «gigantes» de la abogacía de los negocios, con medallas de honor a título póstumo
Beatriz Pessoa de Araujo, hija de Jimmy Baker, junto al decano José María Alonso, que fue quien le entregó la medalla. Reveló que su padre, "además de ser el mejor padre que me podía haber tocado era un hombre trabajador, tímido, modesto y discreto".

El ICAM homenajea a Jimmy Baker y a Rodrigo Uría, dos «gigantes» de la abogacía de los negocios, con medallas de honor a título póstumo

Baker trajo a España a Baker McKenzie, la primera firma estadounidense que se estableció en España, y Uría fue el gran impulsor Uría Menéndez
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05/11/2021 06:48
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Actualizado: 05/11/2021 09:27
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Dos abogados referentes en la abogacía de los negocios como Jimmy Baker, socio fundador de Baker McKenzie en Madrid, y Rodrigo Uría Meruéndano, impulsor de Uría Menéndez, recibieron ayer, a titulo póstumo, la medalla de honor del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid (ICAM) en reconocimiento a su relevancia, trayectoria y contribución a la Abogacía en su proyección internacional.

En el caso de Baker, estamos hablando del hijo de uno de los fundadores del despacho Baker McKenzie, el primer bufete internacional que se ubicó en España en la década de los sesenta.

Luego vendrían otras firmas anglosajonas siguiendo su estela.

En la actualidad, Baker McKenzie, despacho de abogados líder global, cuenta con unos ingresos de 3.100 millones de dólares. Los ingresos aumentaron en 2021 un 7,8 % en comparación con el año anterior y esto se tradujo en un crecimiento interanual de los beneficios del 36,7%

Su red mundial está configurada por más de 4.250 abogados, 77 oficinas y 47 países.

En España el numero total de empleados es de 327, de los cuales 42 son socios. La facturación en nuestro país fue de 73,2 millones de euros.

En esta expansión del despacho el papel de James A. Baker fue clave. Nació en Chicago el 16 de enero de 1931, hijo de Elisabeth Wallace y Russell Baker (fundador junto a John McKenzie de Baker McKenzie).

Se graduó en la Universidad de Harvard y se licenció en Derecho en la Harvard Law School.

Se incorporó al despacho en 1956 y fue nombrado socio en 1957 -en aquella época Baker McKenzie solo tenía 11 socios- permaneciendo en la firma hasta su jubilación en 1995.

Este jurista fue uno de los pioneros de la abogacía global, teniendo contacto desde los primeros años de su carrera profesional con otras jurisdicciones y estudiando distintos sistemas jurídicos.

Después de su formación universitaria en Estados Unidos y ser admitido como abogado ejerciente en el Colegio de Illinois (Bar) tras pasar el correspondiente examen, iniciará en 1956 un periplo profesional de 10 años.

Ese periplo se inició en Chicago, continuó con una estancia en Venezuela (donde Baker McKenzie había abierto su segunda oficina), siguió en Chicago, para después recalar en Bruselas (en plena formación de la Comunidad Económica Europea) donde aprovechó para estudiar y obtener el título de doctor en Derecho en la Universidad Libre de dicha ciudad y posteriormente llegó a Madrid.

En 1965, James -conocido en Baker McKenzie como Jimmy- aceptó el encargo de trasladarse temporalmente a España para dirigir la nueva oficina que Baker McKenzie acababa de abrir en Madrid, con posterioridad en 1988 abriría otra en Barcelona.

Tras cuatro años de estudio del derecho español obtiene su tercer título de Derecho – el español – en 1970 y su tercera habilitación para ejercer en este caso en España, incorporándose al Ilustre Colegio de Abogados de Madrid (ICAM).

La ceremonia tuvo lugar en la tarde noche de ayer en el patio de cristales del Ayuntamiento de Madrid, el Palacio de las Comunicaciones, antigua sede de Correos. En la foto, toda la Junta de Gobierno del ICAM. Foto: ICAM.
En representación de Rodrigo Uría recogió la medalla, de manos del decano, José María Alonso, Dionisio Uría, su hijo. Foto: ICAM.

UN ABOGADO VISIONARIO

Para José María Alonso, decano del ICAM y socio director de este despacho internacional de 2013 a 2017, «el gran mérito fue pensar que en 1965 había que tener una gran visión de futuro para pensar que este país iba a desarrollarse como se ha desarrollado. Acabábamos de salir de la autarquía y había pocas libertades. James Baker y su equipo supo canalizar la inversión extranjera en España en esos años».

A juicio del decano, el crecimiento de una firma como Baker Mckenzie radica en que “su clave a nivel mundial que se puede aplicar para el cso español es que han seguido a sus clientes, allí donde hacían negocio. La primera oficina que abren es Venezuela porque están las petroleras norteamericanas invirtiendo allí”.

Es algo distintivo de las empresas españolas, «que normalmente prefieren un abogado local para las gestiones en una determinada jurisdicción, los americanos suelen pedir que sea su abogado habitual quien esté con ellos en todo momento aunque luego contraten un abogado local”.

El decano del ICAM, José María Alonso, durante el acto

En esa estrategia, Alonso recuerda que “Baker Mckenzie fue siguiendo a sus clientes allí donde hacían negocio y cuando se establecían definitivamente abrían una oficina. Así han ido desarrollándose hasta la actualidad con un presencia en más de cuarenta países a través de más de setenta oficinas”.

Beatriz Pessoa de Araujo, hija del premiado y socio de la firma, recogió el premio y afirmó que «además de ser el mejor padre que me podía haber tocado era un hombre trabajador, tímido, modesto y discreto».

TESTIGO DE LA EXPANSIÓN ESPAÑOLA

Jimmy Baker fue, hasta su jubilación a mediados de los años 90 del pasado siglo, testigo y actor de la evolución de España y del mundo en una de las etapas más apasionantes de la historia reciente, pasando desde los años de desmantelamiento de la autarquía, y la transición a la democracia a la integración en la Comunidad Europea , la consolidación del proyecto de integración europea y la caída del muro de Berlín.

Al mismo tiempo  contribuyó a consolidar un modelo de abogacía hoy universalmente replicado por varias firmas pero que originalmente fue creado por su padre Russell Baker para el despacho Baker McKenzie.

Este fue el  primer despacho que apostó por un modelo global con presencia en múltiples geografías e incorporando abogados habilitados para ejercer en múltiples jurisdicciones, algunos con formación en varios sistemas jurídicos como el propio James.

Jimmy trabajó durante los siguientes 35 años en la oficina de Madrid hasta su jubilación en 1995, permaneciendo muy ligado tanto a la ciudad como a España durante su jubilación. Entre otras responsabilidades fue, además, presidente de la Amcham (la Cámara de Comercio de EE.UU. en España) de 1995 a 1999. James falleció el 8 de junio de 2021.

En los siguientes años, la firma ha tenido otros directores. En 2002 asume el puesto de Managing Partner Maite Díez, primera mujer en dirigir un despacho de abogados internacional en España. Posteriormente, Luis Briones fue nombrado socio director en 2009 y cedió el testigo a José María Alonso, quien asumió la dirección de la oficina de Baker McKenzie en Madrid en 2013 para luego ceder el puesto a Rodrigo Ogea, actual socio director de la oficina de Madrid.

Para Ogea, «James Baker encarna el espíritu emprendedor y pionero de nuestra firma. Supo identificar en 1965 todo el potencial de España, comprometiéndose personal y profesionalmente con nuestro país, donde vivió más de 35 años».

En su opinión, «hizo una extraordinaria contribución a la abogacía española, al implantar el modelo de despacho colectivo con proyección internacional que todavía hoy nos permite acompañar a las principales empresas en el desarrollo de su actividad global. Es recordado por su humildad, liderazgo e integridad».

FUE LA PRIMERA FIRMA INTERNACIONAL QUE LLEGÓ A ESPAÑA

Una experta en el sector legal que ha sido testigo directo del crecimiento de Baker McKenzie es Eugenia Navarro, consultora de marketing jurídico y profesora de ESADE y una de las analistas de referencia del sector legal.

Esta experta fue en su día, en el periodo 2000 a 2007 directora de marketing y desarrollo de negocio de Baker Mckenzie en su oficina de Barcelona, “la mayor parte de las firmas extranjeras han llegado a nuestro país”.

“Recientemente firmas como Fieldfisher y DWF aprovecharon despachos como Jausas y RCD para desembarcar en nuestro país y luego hacer efectiva la integración de ambas firmas ”, comenta.

Navarro recuerda que  Baker McKenzie fue la primera firma internacional que llegó a nuestro país. “Realmente han sido innovadores, en un primer momento asesoraban a empresas norteamericanas que llegaban a España, así como a inversores extranjeros”.

En su opinión, “su forma de entender la gestión fue muy apreciada en aquel momento, de ese enfoque anglosajón donde aparecía la facturación por horas y el concepto de despacho colectivo,  los despachos españoles han aprendido mucho”, apunta.

Eugenia Navarro fue directora de marketing jurídico y desarrollo de Baker Mckenzie en el periodo 2000 a 2007.

«Baker Mckenzie siempre ha tenido dos oficinas autónomas, primero fue Madrid, más tarde Barcelona, con un modelo disruptor que ahora al parecer está en proceso de integración. Fue una abogacía de los negocios que ya en aquel momento contaba con su práctica laboral. Era el momento en el que surgieron los despachos a nivel colectivo», recuerda.

Navarro formó parte de aquel equipo que lideraba Rafael Jiménez-Gusi. En aquel momento Christine Lagarde era la presidenta mundial y venía mucho a nuestro país. “Llegue a trabajar para un Comité de Dirección en el que además de Jiménez-Gusi estaban Maite Díez y el fiscalista Felipe Alonso”.

Para esta experta, “el mercado legal español es interesante y muy competitivo. Es de las pocas jurisdicciones donde las firmas locales están a la cabeza frente a las multinacionales que han llegado a nuestro país”.

Al mismo tiempo hay que darse cuenta que “es también la puerta hacia América Latina para seguir haciendo negocio. Curiosamente nuestros despachos han iniciado la internacionalización más tarde”.

Sobre la expansión de Baker Mckenzie, Navarro cree que la firma ha sabido orientarse al derecho de los negocios desde una apuesta por la gestión de la firma a nivel empresarial. “Contar con una red mundial ha ayudado mucho. En aquellos inicios ya contaba con una red destacaba de despachos que luego se ha ido incrementando en los cinco continentes”.

RODRIGO URÍA, REFERENTE DE URÍA MENÉNDEZ

Al igual que Baker, Rodrigo Uría Meruéndano se incorporó a la firma fundada por su padre, donde pilotó desde la dirección del despacho la gran expansión internacional de Uría Menéndez.

“No solo dejó un legado imborrable en su despacho, sino para el conjunto de la abogacía española, contribuyendo decisivamente a que esta se colocara en niveles de excelencia perfectamente comparable con los países más desarrollados”, afirmó el decano en su laudatio.

Para Alonso, Uría fue “un abogado de raza” al que no resultaba fácil enfrentarse y que, “pese a ser un temible competidor, siempre fue extraordinariamente solidario con sus compañeros cuando atravesaban dificultades”, como cuando decidió acoger en su sede a los abogados de Garrigues tras el incendio del edificio Windsor.

Depositario de la vocación mercantilista de su padre, Uría heredó además la sensibilidad artística de su madre, la pintora Blanca Meruéndano, y jugó un papel decisivo para traer a España la Colección Thyssen-Bornemisza.

En definitiva, “fue un abogado orgulloso de serlo, y el ICAM está orgulloso también de darle este premio que tanto se merece”, finalizó Alonso.

El encargado de recoger la medalla, Dionisio Uría, ha recordado que su padre “fue muchas cosas a lo largo de la vida, pero sobre todo y ante todo fue abogado”. Un gran abogado, entre otras razones, “por su pasión absoluta e incondicional por el derecho” y por “el respeto férreo y mantenido que siempre tuvo a las normas éticas y deontológicas que rigen nuestra profesión”.

Uría Meruéndano siempre tuvo claras las fronteras que un abogado nunca debe traspasar, y que la independencia de criterio en el asesoramiento implica en muchos casos decir que no. Esta característica, ha subrayado su hijo, “es el mejor legado que nos ha podido dejar”.

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