«La Fortuna», el caso judicial del tesoro de «La Mercedes» que Amenábar ha hecho para Movistar y que hay que ver
Sobre estas líneas, el protagonista principal Álex Ventura, interpretado por Álvaro Mel, y Lucía, a la que da vida Ana Polvorosa. Foto: Movistar.

«La Fortuna», el caso judicial del tesoro de «La Mercedes» que Amenábar ha hecho para Movistar y que hay que ver

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08/1/2022 02:00
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Actualizado: 18/8/2022 08:42
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“En la historia de cualquier país hay grandes gestas y hazañas, pero también tragedia y sufrimiento. En España lo sabemos bien. Fuimos amos del mundo hasta que el progreso nos dejó atrás y dio paso a otro orden de fuerzas. Otros imperios. Siempre ha sido así. Es el curso de la historia. Por eso, para nuestro pueblo es importante mirar atrás. Indagar en nuestra memoria e intentar comprender quiénes fuimos y quiénes queríamos ser”.

Esta es una pequeña parte del discurso que el embajador español en Washington pronuncia en el sexto capítulo de la serie, minutos antes de que el tesoro de la fragata “Nuestra Señora de la Mercedes” fuera cargada en los Hércules del Ejército del Aire enviados a Estados Unidos para repatriarlo.

Es un momento épico que te pone la carne de gallina. Porque te toca directamente la fibra sensible. Pone en palabras, precisamente, lo que fuimos y lo que somos como nación.

En el epílogo de una batalla legal que el Gobierno español libró en los tribunales del imperio más poderoso del momento, Estados Unidos, y que ganó.

No reviento el final porque es por todos conocido.

El director de cine, Alejandro Amenábar, ganador de nueve premios Goya y un Óscar, ha ficcionado toda la historia en una serie de televisión de seis capítulos de 45 minutos para Movistar, “La Fortuna”. Que hay que ver.

A mí, personalmente, me ha gustado mucho.

Parte sobre la base de un cómic –o historia gráfica, como se dice ahora– previo, titulado “El tesoro del Cisne Negro”, del que son autores Paco Roca, como dibujante, y Guillermo Corral, diplomático, quien fue agregado cultural en la embajada española en Washington.

Vivió, por lo tanto, la historia en primera persona.

“Cisne Negro” (Black Swan) es el nombre que Gregg Stemm, el consejero delegado de Odyssey Marine Exploration, la empresa estadounidense caza tesoros, le dio en un principio a “La Mercedes” en 2007 con el fin de ocultar su procedencia.

Que no era otro que el fondo submarino de las aguas territoriales españolas, no muy lejos de Cádiz.

El tesoro de «La Mercedes», tal como está expuesto hoy en día en el Museo Nacional de Arqueología Subacuática de Cartagena, Murcia. Foto: Benjamín Núñez González.

Fueron casi 600.000 monedas, reales de a ocho y escudos con la efigie de Carlos IV, la mayor parte de plata. 17 toneladas, en total. El cargamento del buque de guerra español, “Nuestra Señora de Las Mercedes”, hundido la mañana del 5 de octubre de 1804 a pocas millas náuticas de Cádiz, por cuatro fragatas británicas.

“La Mercedes” procedía del puerto de El Callao, en el actual Perú, donde había cargado los impuestos que no se habían podido transportar a España durante los cinco años precedentes debido a la guerra librada, en alianza con Francia, contra Gran Bretaña, y que había llevado a esta última nación a bloquear literalmente los puertos de España y de América.

España estaba en paz con Gran Bretaña, tras suscribir el tratado de Amiens, en 1802. La fragata regresaba a España junto con otras tres, la Santa Clara, la Fama y la Medea, esta última, la nave capitana.

Los barcos de guerra británicos, claramente superiores en armamento, trataron, “por las buenas”, de conducir a los navíos españoles a un puerto del Reino Unido.

Sus servicios de inteligencia en Cádiz habían informado de que ese dinero iba a ser entregado por España a Napoleón en virtud del Tratado de San Ildefonso, suscrito en 1796 por el rey Carlos IV, como aportación a la guerra.

Las Reales Ordenanzas de 1802 prohibían a los navíos de guerra rendirse ante fuerzas iguales, por lo que el general José Bustamante, se negó a cumplir las órdenes dictadas por el comodoro Graham Moore, al mando de la escuadrilla del Reino Unido.

Lo que sucedió a continuación fue un ataque despiadado contra los cuatro barcos españoles, en clara inferioridad militar.

“La Mercedes”, en torno a las 9 de la mañana fue alcanzada por una “bala roja” –al rojo vivo–, que alcanzó su Santa Bárbara, como se denomina el compartimento que se destina al transporte de la pólvora y de las municiones.

El barco, virtualmente, se desintegró.

Perecieron 249 personas, 11 de ellos niños; 23 civiles.

El hundimiento de “La Mercedes” provocó que España declarara la guerra a Inglaterra dos meses más tarde. Lo que cambió el curso de la historia de Europa y de España.

Desde aquella mañana del 5 de octubre de 1804 el tesoro de “La Mercedes” permaneció a 1.100 metros de profundidad del Océano Atlántico.

Su valor: alrededor de 385 millones de euros, el más alto jamás recuperado de las profundidades de los mares.

«Cuatro fragatas capturando los barcos del tesoro español», así tituló su cuadro Francis Sartorius Jr., que cuelga de las paredes del Museo Marítimo Nacional de Reino Unido. En el centro, «La Mercedes», literalmente desintegrándose con 249 personas, 11 de ellos niños, tras ser alcanzada en su Santa Bárbara, como se denomina el compartimento que se destina al transporte de la pólvora y de las municiones

LA HISTORIA DE “LA FORTUNA”

La historia producida por Movistar tiene, como es lógico, dos tramas que se entremezclan y en cuyo centro se encuentra un inexperto –y joven– diplomático, Álex Ventura, interpretado por Álvaro Mel, que se ve en el centro de la misión de recuperar el tesoro.

Cuenta con toda la confianza del ministro de Cultura, que en la serie interpreta Karra Elajalde, y que, en el cómic, más cercano a la realidad –pero también ficción–, se parece mucho a César Antonio Molina, el ministro que impulsó la causa judicial.

La segunda trama, la personal, es su relación con su compañera, Lucía, una funcionaria mayor que él, por la que se siente fuertemente atraído, una mujer de fuertes convicciones, a la que da vida Ana Polvorosa.

El papel del abogado estadounidense –que fue, en la realidad, James Goold, “Of Counsel” de la firma de Washington Covington & Burling LLP– lo asume el actor de color Clarke Peters; Jonas Pierce en la serie.

A Gregg Stemm, “el malo”, le da vida Stanley Tucci, rebautizado con el nombre de Frank Wild. Y a Susan McLean, su abogada, T’Nia Miller.

Porque esta es una historia de titanes legales ante la Justicia estadounidense.

T’Nia Miller («La maldición de Bly Manor») interpreta, como Susan McLean, como abogada de Frank Wild, al que da vida Stanley Tucci, quien fue nominado para el Óscar por «The Lovely Bones», en una de las escenas de los juicios. Foto: MoviStar.

Algunos de sus protagonistas reales, como Pipe Sarmiento, abogado especializado en derecho marítimo y navegante, la persona que vigiló a Odyssey –Atlantis Underwater Searching en la ficción– durante los tres años (2005, 2006 y 2007) que la empresa cazatesoros estuvo buscando el pecio de “La Mercedes”, dice que la historia de “La Fortuna” se aleja de la realidad.

Los verdaderos héroes fueron los periodistas, afirma.  

“Sin el escándalo mediático que ocasionaron jamás España habría demandado a los piratas en los Estados Unidos”, cuenta en su blog. Desde el que reconoce el papel del ministro de Cultura de entonces César Antonio Molina.

En la serie el personaje de Pipe Sarmiento se convierte en un exlegionario navegante que interpreta Manolo Solo.

LA FICCIÓN FUNCIONA

Sea como fuere, la ficción funciona. Porque va relatando todas las trampas legales que en la realidad Odyssey fue interponiendo para impedir que el tesoro de “La Mercedes” volviera a España.

Primero, negó que el “Cisne Negro” fuera la fragata “Mercedes”.

Las fotos de dos cañones del siglo XVI que el barco español transportaba, no se sabe si para las colecciones reales o para convertirlos en cobre, identificó al barco español.

Porque las dos culebrinas, con el asa de delfín, figuraban en los documentos de los archivos españoles.  

Después, Odyssey, metió por medio al gobierno peruano, poniendo en tela de juicio que el “Mercedes” fuera un buque de Estado, un buque de guerra, porque en su interior viajaron civiles.  

Cosa que nuevamente desbarataron los españoles aportando dos documentos conservados en el Archivo de la Marina Española Álvaro de Bazán.

El primero estaba firmado por Manuel Godoy, primer secretario de Estado –equivalente a presidente del Gobierno en la actualidad– y generalísimo de los Ejércitos, en el que se ordenaba que fueran a América algunos buques de guerra.

El segundo es un oficio del entonces de Marina, Domingo Pérez de Grandallana y Sierra, almirante, quien meses después extendió una real orden diciendo qué barcos iban a formar parte de esa escuadra, nombrando específicamente a “La Mercedes”.  

Perú también quedó fuera de juego ya que en 1804 no existía como nación. Era parte de España.

Los dos protagonistas de la serie, Lucía (Ana Polvorosa) y Álex Ventura (Álvaro Mel) con Gibraltar, al fondo, colonia desde la que los caza tesoros sacaron, por avión, las 17 toneladas de monedas de plata y oro que transportaba «La Mercedes». Foto: MoviStar.

“LA MERCEDES” COMO EL “ARIZONA”

Pero el argumento de peso, el que hizo Goold –el abogado de la realidad– ante el juez del caso, Mark A. Pizzo, en Tampa, Florida, fue que como buque de Estado “La Mercedes” tenía el mismo significado para España que el “Arizona”, navío de la Armada estadounidense, hundido por los japoneses en su ataque a Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941.

Porque el pecio español, además de albergar un tesoro, era la tumba de quienes viajaron en “La Mercedes”. 249 personas.

Odyssey profanó el cementerio submarino de “La Mercedes” como hubiera profanado el del “Arizona”, de haber hecho lo mismo. No respetó la dignidad de los muertos, argumentó Goold.

Y también su alter ego en la serie Jonas Pierce, en una de las escenas más conmovedoras de la producción.

Con sus aspiradores robotizados, Odyssey peinó el equivalente a seis campos de fútbol para recuperar el oro y la plata, destruyendo todo a su paso.

Todo.

James Goold fue el abogado estadounidense que representó a España en este pleito contra Odyssey.
Clarke Peters, en el centro, como el abogado Jonas Pierce (el alter ego de Goold en la serie de Amenabar). Foto: MoviStar.

LOS DESCENDIENTES YA FUERON INDEMNIZADOS

La empresa caza tesoros también intentó meter en el proceso a los descendientes de los fallecidos en aquella batalla argumentando que el tesoro también les pertenecía a ellos.

Pero, otra vez, España demostró que sus antepasados fueron indemnizados treinta años después del ataque británico.

Las agencias gubernamentales estadounidenses se pusieron, además, de parte de España.

Coincidieron en que el saqueo del lugar de hundimiento de un buque de guerra español era inaceptable desde el punto de vista del derecho internacional.

El gobierno estadounidense –entonces era presidente Barak Obama– hizo llegar al tribunal su apoyo a la posición española.

El 22 de diciembre de 2009, dos años y medio después de que Odyssey enviara por avión desde Gibraltar a Tampa, Florida, el tribunal federal de Estados Unidos de esa ciudad dictó sentencia.

Fueron 39 páginas en las que concluía que España había presentado pruebas “contundentes” y “ciertas” de que el buque “Nuestra Señora de las Mercedes” era español.

El auto del juez Mark A. Pizzo por el cual ordena a Odyssey la devolución del tesoro de «La Mercedes» a España.

SUS RESTOS MATERIALES, SU CARGA Y LOS RESTOS HUMANOS SON PATRIMONIO DE ESPAÑA

“La verdad indiscutible de este caso es que el Nuestra Señora de las Mercedes era una fragata de la Armada española y que sus restos materiales, su carga y los restos humanos son patrimonio de España”, dijo en su sentencia.

Odyssey, añadió, había “perturbado irreparablemente el lugar de descanso del Nuestra Señora de las Mercedes y los que perecieron con ella ese fatídico día” y determinó que todos los objetos sustraídos tenían que devolverse al Gobierno español.

Sin embargo, como era de esperar, Odyssey, interpuso un recurso ante el Tribunal de Apelaciones de Atlanta, en el que sufrió el mismo resultado. Porque siguió el criterio de la primera instancia.

Por unanimidad, el 21 de septiembre de 2011, sentenció que la decisión del juez de Tampa a favor de España había sido la correcta.

Un último recurso de urgencia, ante la Corte Suprema, el 9 de febrero de 2012, también fue un fracaso.

El juez de Tampa, Mark A. Pizzo, fijó como fecha límite para el retorno a España de todos los objetos el 24 de febrero de 2012.

Esto y mucho más, es lo que relata la serie de Amenábar que es, además, de entretenida, didáctica.

LO QUE NO CUENTA LA SERIE

Hay cosas que la serie no cuenta, y es lógico. Porque sería el epílogo del epílogo de lo que no deja de ser una ficción televisiva.

No cuenta es que el 7 de junio de 2012 y el 19 de julio de 2013 los objetos que todavía restaban en poder de Odyssey en Gibraltar fueron finalmente entregados a España.

Eran 300 monedas, muchas de ellas dobladas por la explosión, botones, platos y otros artículos de la vida cotidiana del «Nuestra Señora de las Mercedes».

Y tampoco que el tribunal estadounidense ordenó pagar a Odyssey a España una sanción económica de 1.072.979 dólares.

En una sentencia, fechada el 25 de septiembre de 2013, el juez recrimina a la empresa caza tesoros la «frivolidad, deshonestidad y mala fe continuada» desde el inicio del litigio al negarse a identificar el pecio, agotar todos los recursos, a pesar de quesabía la verdadera identidad, y por su desafiante resistencia a las resoluciones judiciales.

“Hace 200 años, 4 fragatas españolas iniciaron un viaje largo que nunca llegó a completarse. Hoy la misión de aquellos hombres y mujeres cobra sentido. ‘La Fortuna’ vuelve a casa. Una casa que ya no es un imperio sino un país humilde que defiende su patrimonio cultural”, se puede escuchar al embajador leyendo su discurso mientras, en pantalla, tres aviones Hércules, del Ejército del Aire, regresan con el tesoro a nuestro país sobrevolando el Atlántico.  

Tras librar una batalla. Una gran batalla legal.

Que ganó España.

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