Reyes Monforte narra la historia de la española África de las Heras, la espía soviética más eficaz y desconocida de la historia
África de las Heras, protagonista de "La violinista roja", la última novela de Reyes Monforte, ha sido una de las espías soviéticas más eficaces de la historia. Jamás fue descubierta y murió con los máximos honores. Monforte relata su vida en una novela que, sin duda, es la mejor de las nueve que ha escrito hasta ahora.

Reyes Monforte narra la historia de la española África de las Heras, la espía soviética más eficaz y desconocida de la historia

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04/1/2023 20:48
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Actualizado: 05/1/2023 17:22
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Si en un concurso de televisión a los participantes les saliera la pregunta «mujeres espías de la historia del mundo», sin duda alguna la primera que emergería sería Mata Hari, nombre artístico de Margaretha Geertruida Zelle.

Quizá también la bailarina estadounidense Josephine Baker, que trabajó para los franceses durante la Segunda Guerra Mundial.

O la condesa de Romanones, Aline Griffith, que llegó a escribir cinco libros y una novela narrando sus peripecias «espieriles» a lo James Bond femenino.

La que jamás de los jamases saldría citada sería la española África de las Heras, ceutí de origen, quien fue captada por los servicios de espionaje soviéticos durante la Guerra Civil española.

Para ellos trabajó hasta tres años antes de su muerte, acaecida el 8 de marzo de 1988. Un año y ocho meses antes de la caída del Muro de Berlín, que sería el prólogo de la disolución de la Unión Soviética.

Todo por lo que había luchado desapareció el 25 de diciembre de 1991, tras el fallido golpe de Estado, que dibujó el panorama que tenemos ahora de repúblicas exsoviéticas y una guerra entre dos de ellas, Rusia y Ucrania.

África de las Heras fue enterrada con honores militares en el cementerio Jovaánkoye de Moscú.

En su lápida aparece la palabra española «Patria» y el texto en ruso «Coronel África de las Heras, 1909-1988».

La espía española recibió las más altas condecoraciones que la URSS podía conceder a uno de los suyos –ocho en total–, empezando por la Orden de Lenin, la más alta condecoración, la Medalla de Valentía, la Medalla de Guerrillero de la Guerra Patria de primer grado y la Orden de la Bandera Roja.

Fue la espía soviética, de origen español, más importante del siglo XX.

Nunca fue descubierta por los servicios secretos occidentales, incluyendo la Agencia Central de Información, la estadounidense CIA.

Su historial, a día de hoy, sigue siendo secreto.

En 2019 Rusia emitió un sello dedicado a ella, una clara prueba de la importancia que tiene para los rusos.

Se especula con que llegó a ser instructora del actual presidente de Rusia, Vladimir Putin, cuando sirvió en el KGB, en su juventud. Un dato que no se ha podido corroborar.

En 2019 Rusia emitió un sello con su cara, recordándola como la gran espía soviética que fue.
Lápida de la tumba de África de las Heras en el cementerio moscovita de Jovaánkoye.

Reyes Monforte reconstruye, en su brillante novela histórica –porque es lo que es– la vida de África de las Heras. El libro, «La violinista roja», titulado así porque la espía española fue una de las mejores operadoras de radio guerrilleras soviéticas durante la Segunda Guerra Mundial, en Ucrania. «Violinistas» eran llamadas.

Casada muy joven con un capitán de la Legión española, con el que tuvo un hijo que después murió, pronto se divorció, África de las Heras entró en Madrid en contacto con gentes de la UGT. Con 24 años se fue a Asturias, a tomar parte en la fallida revolución, de la que salió con bien gracias a su exmarido, destinado allí con las tropas que comandaba el general Francisco Franco.

Tras el alzamiento, África de las Heras, que se encontraba en Barcelona, se convirtió en una de las interrogadoras más eficaces y frías en una de las 46 checas que se crearon para descubrir a los «quintacolumnistas» y colaboradores de los rebeldes, en los que se empleaba la tortura.

Muchos de los detenidos perdieron allí la vida. Ella sirvió en la checa de San Elías, situada en el convento de las Clarisas de Jerusalén, bajo el control -entre julio de 1936 a marzo de 1937- del Comité de Milicias Antifascistas.

Su frialdad y su eficacia, junto con su belleza y su juventud, llamaron pronto la atención de tres altos cargos de la inteligencia soviética en la Guerra Civil española, que fueron los que la captaron: Alexander Orlov, mayor del Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos, o NKVD por sus siglas en ruso, que años más tarde pasó a denominarse Comité de Seguridad del Estado o KGB, Leonid Eitingon y el húngaro Erno Gero.

Tras ser captada, la española no volvió a tener relación con su familia. Ni con su madre ni con sus hermanas.

Abrazó a su nueva familia, la Unión Soviética.

RAMÓN MERCADER

En aquella ciudad también conoció a Ramón Mercader, quien después asesinaría al disidente Leon Troski por orden del líder soviético, Iosif Stalin. Mercader y de las Heras, como bien relata Reyes Monforte fueron amantes.

Su primera misión de importancia como espía al servicio de la URSS fue infriltrarse en el grupo de colaboradores que Leon Trotski tenía en México, donde se había exiliado. Fue como secretaria.

La autora de esta novela histórica narra con gran brillantez como fue la operación en la que el catalán Mercader acabó con la vida de Trotski clavándole un piolet en el cráneo.

León Trotski
El líder soviético Iosif Stalin ordenó el asesinato de su rival, León Trotski, exiliado en México. África de las Heras tomó parte en esa operación.

Después de aquello, y una vez perdida la Guerra Civil en España, África de las Heras fue enviada a Moscú, donde fue entrenada como guerrillera. Entre 1942 y 1944 actuó en Ucrania tras las líneas alemanas como operadora de radio y como guerrillera.

Del relato de Reyes Monforte emerge la imagen de una mujer que jamás dudó de sus principios comunistas, que no tuvo duda alguna, a pesar de lo que sucedía a su alrededor y que, como poco, tenían que haber provocado algunas dudas. No fue así.

Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, la autora relata en su novela que De las Heras fue enviada a París, bajo la cobertura de una modista, con el fin de conocer, seducir y casarse con el escritor uruguayo Felisberto Hernández, cosa que hizo en 1948.

El objetivo del KGB era que se estableciera en Montevideo para crear una red de espías en toda Latinoamérica. Aquella unión le proporcionó la nacionalidad uruguaya y el acceso a la clase alta del país.

Dos años más tarde se divorció del escritor.

En 1956 se casó, por orden del servicio de inteligencia ruso, con Giovanni Antoni Bertoni alias Velntino Marchetti, «Marko», jefe de espionaje del KGB en el Cono Sur. Como matrimonio, abrieron un negocio de antigüedades en Montevideo.

Entre 1956 y 1967 crearon una potente y eficaz red de espionaje soviético. Hasta que su «marido», quien había mostrado dudas sobre su compromiso ideológico con el comunismo, murió en extrañas circunstancias.

África de las Heras regresó a Moscú y realizó nuevas misiones en el extranjero. En la capital rusa conoció a otros espías soviéticos, como el británico Kim Philby. Hasta 1971, cuando el KGB la asignó a la formación de nuevos agentes, principalmente para operar en países de Latinoamérica, que conocía muy bien.

En 1985 fue formalmente jubilada.

África de las Heras en una de las últimas fotos tomadas antes de morir, en 1988.

Esta novela es, sin duda, la mejor de las 9 que ha escrito Reyes Monforte hasta la fecha. Es de las que enganchan y no te dejan que te puedas marchar hasta la última página.

Sin duda alguna, si llegara el caso del mencionado concurso, a la pregunta de «mujeres espías de la historia del mundo», tras leer «La violinista roja», el primero que saldría sería África de las Heras, alias «Patria».

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