Un abogado denuncia que su clienta, una violinista profesional rusa, está en prisión ‘por un error judicial’
Juan Carlos Romero Esteve, director del despacho Verum Abogados, con sede en Valencia y servicio a nivel nacional, es el letrado defensor de la violinista Natalia Zighulina, casada con un abogado español, madre de dos hijos y con domicilio en la capital del Turia, sobre la que se está cometiendo un error, según su representante legal.

Un abogado denuncia que su clienta, una violinista profesional rusa, está en prisión ‘por un error judicial’

Su clienta, Natalia Zighulina, lleva 10 meses en prisión provisional comunicada y sin fianza, acusada de los supuestos delitos de pertenencia a organización criminal y detención ilegal 
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26/4/2023 08:00
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Actualizado: 26/4/2023 16:36
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«Mi clienta es una violinista profesional de nacionalidad rusa. Está en prisión víctima de un error judicial». Así lo denuncia a Confilegal el abogado penalista Juan Carlos Romero Esteve, director del despacho Verum abogados, de Valencia. 

Una denuncia que también hacen el marido de esta mujer, Natalia Zighulina, que también es letrado, Miguel Ángel Font, y el detective privado e igualmente abogado Juan de Dios Vargas.

Natalia Zighulina lleva 10 meses en prisión provisional comunicada y sin fianza, acusada de los supuestos delitos de pertenencia a organización criminal (artículo 520 bis del Código Penal) y detención ilegal (artículo 164). 

La violinista Natalia Zighulina, en una foto tomada minutos antes de uno de sus conciertos en el Auditori Teulada Moraira, en Alicante.

El caso lo investiga el Juzgado de Instrucción número 3 de Alicante, cuya titular es la juez Belén Gutiérrez González, que mantuvo la causa cinco meses bajo secreto de sumario.

Mañana, 27 de abril, se celebra en la Audiencia Provincial de Alicante la vista del recurso de apelación que ha interpuesto Juan Carlos Romero pidiendo «no sólo la libertad provisional, sino el archivo de la causa contra ella». 

«Ya hemos presentado muchísima prueba que acredita que no pertenece a una banda criminal, que es una violinista profesional, y que a lo único que se dedica es a dar conciertos», explica a este diario el letrado.

Juan Carlos Romero y el marido de Natalia Zighulina denuncian, además, que pese a que ésta tiene epilepsia, con crisis convulsivas, «la juez no ha autorizado revisiones médicas».

«Es un claro error judicial», remacha el abogado Romero. 

«TODO VINO POR UNA TRADUCCIÓN EN UNA INVESTIGACIÓN QUE ESTABAN HACIENDO DETECTIVES PARA UNOS INVERSORES DE CRIPTOMONEDAS»

«Todo vino por una traducción. El mejor detective de España, que tengo la suerte de que sea mi amigo, de toda la vida, Juan de Dios Vargas, me llamó el verano pasado, el 18 de junio, porque otro detective necesitaba una traductora de ruso el fin de semana del 18 y 19 de junio, en Alicante, y como mujer es nativa rusa, nos lo propuso», relata a este diario Miguel Ángel Font, abogado laboralista, quien conoció a su mujer en un concierto que ella dio en Valencia, y llevan ya 20 años casados y con dos hijos, un chico de 19 años y una chica de 17.

El abogado Miguel Ángel Font, marido de Natalia Zighulina.

Font destaca que su mujer es violinista, concertista internacional y profesora de música, pero «al venir el caso de un colega de Juan de Dios -otro detective llamado Cristóbal– y ella casualmente aquel fin de semana no daba conciertos -que está siempre ocupada en fin de semana-, aceptó».

«El origen fue una traducción en una investigación que estaban haciendo detectives para unos inversores de criptomonedas. Juan de Dios nos puso en contacto con su colega, que nos citó el 18 de junio en Valencia aquel mismo día. Nos llamó al mediodía, mi mujer estaba haciendo la comida para los chicos y poniendo lavadoras. Quedamos a las 15.30», relata.

Miguel Ángel Font y su mujer se reunieron con el detective y su cliente, «un hombre de negocios», llamado Carlos Garrido, y «se pactó que pagarían a Natalia 500 euros de anticipo y que la traducción estaría entre 1.000 euros o 2.000, dependiendo de si la reunión era un día o dos, y con gastos a cargo de ella (hotel, gasolina, etcétera)», detalla Miguel Ángel Font.

«Todo tenía apariencia de normalidad, como he dicho a su señoría en Sala. Si yo llego a ver algo raro, mi mujer no se hubiera ido a Alicante. Mi mujer es violinista, no se dedica a traducir y mucho menos a pertenecer a organizaciones criminales. Fue contratada por un detective, que ahora también está en prisión», subraya Font.

«MALDITA LA HORA EN LA QUE ME ACORDÉ DE MI AMIGO Y SU MUJER», SEÑALA JUAN DE DIOS VARGAS

Juan de Dios Vargas, detective y abogado especializado en Derecho de la seguridad privada, señala a este diario que «maldita la hora» en la que se acordó de su amigo Miguel Ángel Font y su mujer y les llamó para proponerles esa traducción.

Juan De Dios Vargas, detective y abogado especializado en Derecho de la seguridad privada, así como en Derecho policial y militar. Dirige el despacho Detectives distrito 46, con sede en Valencia.

«Cristóbal, un compañero detective privado, que antes fue durante 30 años guardia civil y sargento de la Policía Judicial, que es de Huelva y me hace trabajos en aquella zona, me mandó un WhatsApp diciéndome que yo, que conozco a todo el mundo en Valencia, si conocía alguna traductora de ruso. Le pregunté si tenía que ser una traducción jurada -reconocida para los tribunales a efectos legales-. Me dijo que con que supiera ruso le bastaba, que era para que le hiciera de intérprete en una reunión de empresarios», explica a Confilegal Juan de Dios Vargas.

Él pertenece a un grupo internacional de empresarios -BNI- que se reúnen todos los viernes en Valencia, en el que se proveen de todo tipo de cosas. «En el grupo estamos un empresario de cada área, y mandé un WhatsApp al chat que tenemos preguntando si conocían a alguna traductora para que se ganara un dinero. Me contestó el vicepresidente que me pasaría un número por privado. Este hombre fue a declarar recientemente por este caso. Otro compañero también me facilitó otro contacto y se los remití a Cristóbal, que estaba haciendo una investigación sobre una deuda de criptomonedas», detalla Vargas.

Indica que su colega detective hizo las gestiones con el primer contacto que le pasó, también llamada Natalia, «que dijo que no podía salir de Valencia para ir a Alicante un fin de semana a hacer una traducción; y la segunda no cogió el teléfono». Y su amigo le dijo que le pasara algún contacto más. «Entonces me acordé de mi amigo. Tuve la desgracia de haberme acordado de él», declara apesadumbrado.

Juan de Dios Vargas envió a su compañero el número de teléfono de Miguel Ángel Font diciéndole: «Contacta con este hombre que creo que te lo va a solucionar. Es un amigo mío, uno de mis 10 mejores amigos, y su mujer es rusa».

«Mi compañero Cristóbal se trasladó a Valencia el 18 de junio al mediodía, quedaron a las 15.30 en un centro comercial en la entrada de Valencia. Yo aquel día tenía una comida y no pude asistir. De haber ido, ahora estaría investigado o peor, probablemente habría corrido la misma suerte que Natalia sin tener nada que ver», expone Vargas. 

Apunta que ésa ha sido su intervención en este caso. «La siguiente vez que hablé con mi compañero fue para comunicarme que había problemas con Natalia, que estaba detenida», agrega.

Este detective privado tiene 38 años de trayectoria profesional a sus espaldas, y desde hace cuatro años también está colegiado en el Colegio de Abogados de Valencia. Además, es experto en criminología, y realiza informes periciales a solicitud de los tribunales o de los particulares afectados. En la mayoría de los casos actúa como detective privado, y en un porcentaje menor como perito criminólogo. 

«El sábado 18, tras la reunión, Natalia cogió su coche y se fue a Alicante. Llegó por la tarde-noche y ya estuvo de reuniones con estas personas. La traducción no se hizo aquel día, sino el domingo, en San Juan», prosigue el relato Miguel Ángel Font.

Su mujer tenía reservada una habitación de hotel, pero cuando fue «no había reserva y durmió en el coche, algo que, según explica, «se ha interpretado por parte de la acusación como sospechoso».

«Las personas que la contrataron le habían reservado una habitación, pero el recepcionista dijo a la Policía que se equivocó y no hizo la reserva. Entonces eran sobre las 23.00 horas, y mi mujer decidió dar una vuelta y dormir en el coche», precisa.

Al día siguiente, añade, su mujer desayunó en un bar, se fue a la playa a darse un baño y luego quedó en Altea con unos amigos de Benidorm, un español casado con una rusa.

«Sobre las dos o tres de la tarde, la llamaron cuando estaba en un restaurante con esta pareja, diciéndole que fuera al Hotel Amor de Helene para la reunión», detalla Font.

LA INVESTIGACIÓN QUE ESTABA HACIENDO EL DETECTIVE

Según informa Juan de Dios Vargas, su colega Cristóbal «estaba investigando a un ruso, que es contable, que estaría gestionando 90 millones de dólares de criptomonedas». Asegura que «todo parece indicar que este contable es presuntamente un delincuente, porque el cliente de este compañero detective es un inversor legalizado, Carlos Garrido, muy conocido en la zona de Sevilla, al que la gente le da dinero y él lo invierte para generar beneficios».

«Con todo esto de las criptomonedas, ha habido una serie de gente que te coge el dinero y se lo gasta, como parece haber ocurrido aquí. Entonces, esos inversores entregaron un dinero a Carlos Garrido y él a su vez a una supuesta plataforma legal de rusos que iban a hacer que generaran beneficios. ¿Qué pasó? Que corrió el tiempo y no devolvían ni un duro. La gente inversora del Campo de Gibraltar, Sevilla y Huelva se puso nerviosa. Carlos Garrido contrató a mi amigo Cristóbal, que localizó al contable de la plataforma y empezaron a deducir que todo era un engaño», señala Vargas, quien precisamente investigó el mayor tema de criptomonedas de Valencia.

Indica que la reunión para la que su amigo necesitaba una traductora era «una toma de contacto con el contable para decirle que los cuatro millones y pico que Carlos Garrido le había dado para invertir, se los devolviera porque le iban a ‘cortar la cabeza’ sus inversores».

La violinista rusa fue contratada para hacer una traducción en lo que se suponía que iba a ser una reunión de negocios entre un ruso y un español.

LA TRADUCCIÓN Y EL DESENLACE

La reunión finalmente fue en el garaje del contable, con su mujer presente, según explica a Confilegal el abogado de Natalia Zighulina.

¿Qué ocurrió? «Que Carlos Garrido encargó a dos sujetos el cobro de esa cantidad. Eran personas con antecedentes, que también están hoy en prisión. Estas personas aparecieron en la reunión con pistolas falsas haciéndose pasar por policías. Esposaron al contable y a su mujer y empezaron a pedir la inversión de las criptomonedas», relata Juan de Dios Vargas.

«Estos dos delincuentes cuando están en el garaje con la traductora y los dos rusos, le dicen al contable que sacara las claves de los monederos virtuales donde estaba depositado el dinero de Carlos Garrido y sus inversores. Dijo que las tenía en su casa, que subía a por ellas. Entonces, aprovechó para llamar a su abogado diciéndole que había ‘dos policías’ que los habían secuestrado, y el abogado le diría que llamara a la Policía. Llegó la Policía Local y los trincaron a todos, salvo a Garrido y Cristóbal, porque no estaban allí», explica Vargas.

Informa que actualmente hay siete personas en prisión por este caso: «los supuestos autores materiales, la mujer de mi amigo, un amigo de mi colega detective que hizo de chófer, el inversor y su secretario». 

«Natalia Zighulina está en prisión por las apreciaciones que hace la acusación particular. La juez de instrucción considera que hay un grupo criminal y que mi clienta forma parte de él y de un secuestro, donde el cerebro presuntamente sería el inversor Carlos Garrido, quien niega que pidiera a estas personas que cometieran un acto delictivo», explica Juan Carlos Romero.

Según detalla, «Cristóbal se quedó fuera del garaje y Carlos Garrido no fue ni siquiera a la reunión». 

El marido de Natalia Zighulina se enteró de que estaba detenida porque el detective que la contrató lo llamó comunicándoselo.

«Miguel Ángel montó en cólera y le dijo que fuera al cuartel y averiguara qué había pasado y, además, que le llevara las pastillas que toma de la epilepsia porque se había dejado el bolso en el coche de Cristóbal, según éste le había dicho», indica el abogado de la violinista.

Aquel día, la Guardia Civil también llamó a Miguel Ángel Font y él habló con su esposa, que lo llamó desde el calabozo del cuartel de San Juan, donde se encontraba arrestada. A su mujer le asignaron un abogado de oficio, «ella unilateralmente decidió declarar, estuvo 72 horas en el calabozo y tras pasar a disposición judicial el miércoles 21, la juez decretó prisión preventiva comunicada y sin fianza». 

Según declara el abogado de esta mujer, el detective fue al cuartel a preguntar por el caso y a llevar las pastillas. Fue detenido a las 24 horas y el inversor hace un par de meses. 

NATALIA ZIGHULINA HA SIDO CONTRATADA EN LA CÁRCEL COMO MONITORA Y TIENE A LOS INTERNOS CON TERAPIA MUSICAL

El pasado 11 de octubre, tanto Miguel Ángel Font, los amigos de Benidorm que comieron aquel día con su mujer, y Juan de Dios Vargas fueron citados a declarar ante la juez, ratificándose en todo lo manifestado hasta el momento en los escritos de fase de instrucción.

Miguel Ángel Font organizó el pasado domingo un concierto benéfico en la prisión para llamar la atención sobre la situación de su mujer y mostrarle apoyo un grupo de artistas de toda España. Estuvo dos meses organizándolo, «pero el Ministerio del Interior lo paró el día anterior».

Según informa a Confilegal Font, el psiquiatra del centro penitenciario propuso contratar a su mujer como monitora para los presos y enfermos mentales de la prisión. El centro penitenciario de Foncalent y el de Sevilla son las únicas priones de España que cuentan con Hospital Psiquiátrico 

Hace dos meses que Natalia Zighulina tiene el violín en prisión. Está contratada por 100 euros al mes y tiene a los internos con terapia musical.

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