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Requiem por el IRPH

Requiem por el IRPH
Juan José Ortega García, socio director de Ortega & García Abogados y experto en Derecho de consumo, aborda en su columna lo que entiende que puede ser el fin del IRPH.
05/11/2023 06:30
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Actualizado: 05/11/2023 00:50
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Me dicen, me cuentan, que la Sección 17 de la Audiencia Provincial de Barcelona ha dictado sentencia cargándose el sistema de anatocismo en una hipoteca, que a su vez no declara nulo el IRPH porque el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) no interpretó bien el derecho nacional al hacer mal las preguntas el juez que eleva la cuestión al Tribunal Europeo.

No obstante, existe un voto particular, el cual defiende la nulidad del IRPH por no aplicarse un diferencial negativo.

A su vez, oigo cada mañana por los pasillos de los juzgados, que el IRPH no era un índice sino una TAE, que el Supremo está esperando a la última cuestión prejudicial para bajarse del burro, que algún magistrado de alguna Audiencia va a desobedecer al Supremo, y va a aplicar la doctrina europea. 

Me explican, que hay pelea entre los propios bancos, y que la comercialización del IRPH supuso, en multitud de ocasiones, una competencia desleal entre las propias financieras; que fuera declarado abusivo conllevaría a su vez a una guerra interna entre las mismas.

Me vuelven a decir, que el Reino de España en defensa del IRPH respondió a las preguntas del tribunal de justicia europeo manifestando, que el anexo 2 de la Circular 5/1994 del Banco de España era de obligado cumplimiento para la banca, precisamente la que aplicaba un diferencial negativo, una “fictia confessio” de manual.

Se comenta en las redes, en los foros de afectados por IRPH, que falta resolver la última cuestión prejudicial, donde se pregunta al TJUE sobre si no aplicar un diferencial negativo causa un perjuicio al consumidor, preguntas obvias que esperan tener obvias respuestas. 

En esos mismos foros, se sigue buscando, a los consumidores perspicaces que según el Alto Tribunal se levantaban por las mañanas a leer el BOE, a escuchar en prensa, radio y televisión la cotización del IRPH, no encuentran a nadie pero siguen buscando, no pueden creer que una ilustre Sala como el Supremo y todas las Audiencias Provinciales de España, se hayan equivocado, que no hayan aplicado bien el derecho y, en definitiva, que hayan sucumbido a los intereses de la banca; también cuestionan que, de forma reiterada, se pregunte al Tribunal Europeo, ¿oiga, usted es el Supremo?

Y que, con sorpresa, éste casi siempre responda que no es el Supremo sino el Tribunal de Justicia de la Unión Europea.

LOS AFECTADOS, DIVIDIDOS

La mitad de los afectados están divididos. Algunos ya no creen. Han renunciado a reclamar y asumen la derrota. Y más cuando la razón viene de arriba, de un tribunal formado por jueces de reconocido prestigio con más de 20 años de ejercicio. 

La otra mitad cree en la magia. Se aferran al voto particular de Francisco Javier Orduña Moreno y Francisco Javier Arroyo Fiestas. Se agarran al TJUE y al pensamiento de que los infravaloraron a ellos y a los pocos abogados que tuvieran la osadía de creer en su verdad.

Los jueces vuelven a tener miedo de la nueva avalancha de demandas que se avecinan. Los inversores, en corto, vuelven a acechar a las principales posiciones del Ibex. Los «servicers» y fondos de litigios se frotan las manos ante el descalabro, que supondría para la banca, la autocorrección del Alto Tribunal.

En pocos meses seguramente, se pueda poner fin a la infamia. Y más de un millón de afectados puedan comprobar que no estaban soñando, que la realidad es que les engañaron, que el Supremo se equivocó, que el gobierno, el Ministerio de Consumo, hasta la propia Fiscalía no les dieron el amparo que deberían.

Cosa distinta, serán las consecuencias económicas, dejar un préstamo sin intereses, la nulidad total, o la restitución del exceso cobrado por el IRPH conllevaría una casi segura quiebra de algunas pequeñas entidades, que comercializaban el IRPH. Ese será un precio demasiado alto. Comenzará, entonces, una segunda Guerra para determinar el justiprecio. Seguramente los juzgados de nuevo colapsarán y habrá que crear nuevos juzgados especializados. Pero como dijo ya hace varios años el genio malagueño, todo acto de creación viene precedido de un acto de destrucción previa.

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