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Opinión | «The Morning Show”, una crítica a las dinámicas de poder y a los dilemas éticos en el periodismo actual

Opinión | «The Morning Show”, una crítica a las dinámicas de poder y a los dilemas éticos en el periodismo actual
En el centro, las dos protagonista de "The Morning Show", Jennifer Aniston (Alex Levy)y Reese Witherspoon (Bradley Jackson). A la izquierda, la productora ejecutiva de Bradley, Mia Jordan (interpretada por Karen Pittman) y a la derecha, el productor ejecutivo de Álex, Charlie “Chip” Black (a quien da vida el actor Mark Duplass). Foto: Apple TV
05/5/2024 06:32
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Actualizado: 05/5/2024 10:04
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En la actualidad, pese a que nos cueste creerlo resulta imperativo que los medios de comunicación y los periodistas reafirmemos nuestro compromiso con la ética periodística. Esto incluye adherirse a principios de verificación rigurosa, imparcialidad, justicia y responsabilidad.

«The Morning Show» ofrece más que una mirada detrás de las cámaras de un programa matutino de noticias, en este caso líder de audiencias; proporciona una crítica mordaz de las dinámicas de poder que prevalecen en los medios de comunicación y cómo estas influencian todo, desde la carrera individual hasta la cultura en general.

Despliega una crítica contundente a cómo el poder y la política interna modelan la realidad que consumen diariamente los espectadores e, igualmente, realiza una exploración de los dilemas éticos en el periodismo televisivo moderno.

En este contexto, la serie «The Morning Show”, protagonizada por Jennifer Aniston (Alex Levy)y Reese Witherspoon (Bradley Jackson), se erige como una crítica penetrante y a menudo incisiva del mundo de las noticias televisivas. A través de su trama compleja y personajes multifacéticos, ofrece una ácida visión del paisaje mediático actual.

La importancia de la ética periodística

Recordándonos la importancia de la ética periodística en la preservación de la democracia y el bien público. E, igualmente, que los medios deben cultivar y primar una cultura que valore la integridad sobre la inmediatez y la precisión sobre el sensacionalismo. Lejos del enfoque actual del «impacto» sobre la «sustancia», que compromete la calidad de la información.

Al hacerlo, «The Morning Show» no solo captura la esencia del periodismo moderno, sino que también subraya la responsabilidad que tienen los medios de comunicación de mantenerse fieles a los principios éticos, a pesar de las adversidades, las tentaciones del entorno mediático contemporáneo (inmediatez, polarización y redes sociales) y la creciente presión comercial (lucha por las audiencias y los anunciantes).

El primer encuentro ante las cámaras de las dos protagonistas ya marca cómo será esa relación entre ellas, una, Alex Levy (Aniston), a la que sus compañeros denominan “la dama de hielo”, es la periodista estrella del matinal, tras 15 años de compartir cámara con su amigo Mitch Kessler (a quien da vida Steve Carell), su mundo se tambalea al ser acusado éste de conducta sexual inapropiada dentro del movimiento #MeToo y ser despedido fulminantemente por la cadena.

Jennifer Aniston (Alex Levy)y Reese Witherspoon (Bradley Jackson), entienden el periodismo de forma distinta. Una lleva mucho tiempo acomodada como líder de las mañanas, mientras la otra, quiere empezar a tomarse su carrera más en serio, sin perder su independencia. Algo muy difícil, en la compleja industria televisiva.

El personaje encarnado por Aniston, destila experiencia. Sus miradas y gestos reflejan la determinación de alguien que ha tenido que sacrificarse mucho, personal y profesionalmente, para mantenerse en la cima, en un mundo, como el mediático, donde los principales directivos son hombres. De ahí, todo su afán por controlar quién será el sustituto de su compañero de tantos años, y su lucha por mantenerse en una cadena que ya la ve acabada y le busca sustituta.

Por otra parte, Bradley Jackson (Witherspoon), es una periodista todoterreno. No es simplemente una periodista combativa; es una mujer cuya complejidad va más allá del cliché de la reportera valiente. Aporta una «simpatía más oscura» al personaje, que lucha con sus propias contradicciones internas y profesionales. Es una figura que a menudo se encuentra al borde de sabotear su propia carrera, cuando no lo cruza.

Todo esto se aprecia en el primer encuentro entre las dos protagonistas, en el plató de “The Morning Show”, al que Bradley Jackson acude a ser entrevistada por el interés suscitado en las redes sociales al cubrir una manifestación en una mina de carbón.

Alex Levy: Está claro que el país ha conectado con tu mensaje, ¿a qué crees que se debe?

Bradley Jackson: Yo creo que estamos hartos de ver trifulcas en Twitter (ahora X). Eso nos rebaja y contribuye al atontamiento de este país. Los políticos nos venden lo que es bueno y lo que es malo, según sus intereses. Cuando se demoniza a alguien, el siguiente paso es machacarle sin piedad.

Alex Levy: Trabajas en una cadena con una línea editorial conservadora. A nivel personal, ¿con qué ideología te identificas?

Bradley Jackson: Estoy con la gente.

Alex Levy: ¿Eso qué significa?

Bradley Jackson: Que entiendo a ambas partes.

Alex Levy: Pero quien gobierna tiene que tomar decisiones. No se puede empatizar con todas las partes y no hacer nada. [Pincha la cámara 2]. Cómo presidenta, ¿tú qué harías? ¿Cerrar o mantener la mina?

Bradley Jackson: Solo estoy aquí para informar al público de este país. Eso es lo que siempre he querido hacer.

Alex Levy: ¿Crees ser una reportera de raza?

Bradley Jackson: Me gusta pensar que lo soy, sí. Me interesa la verdad.

Alex Levy: Qué opinión tienes sobre la premisa del Código Deontológico, según la cual un periodista nunca debe ser noticia. [Se escucha cómo el director del programa “Chip”, le dice a Alex por el pinganillo que pare ya]

Bradley Jackson: Estoy, absolutamente, de acuerdo.

Alex Levy: Y aquí estamos, hablando sobre ti.

Bradley Jackson: Como ya he dicho antes, yo no sabía que me grababan. Eso no formaba parte de mi reportaje.

Alex Levy: Sin embargo, alguien, que fuera mal pensado, podría imaginar que todo ha sido un montaje.

Bradley Jackson: Pero, ¿para qué?

Alex Levy: Estás aquí.

Bradley Jackson: Hay personas que no son tan mal pensadas. Yo diría que son la mayoría, que creen que las noticias están cambiando. Y están cambiando porque las personas que daban las noticias, que se consideraban tan honradas, decentes y de confianza, por lo visto, en muchos casos, han resultado ser unas hipócritas.  

Y como consecuencia, creo, que la gente le pide más transparencia al periodismo. Quieren conocer a la persona que hay detrás de la fachada. Creo que necesitan confiar en que, esa persona que les está contando la verdad sobre el mundo sea alguien honrado…. Como tú.

Alex Levy, junto a su compañero y copresentador de «The Morning Show», durante más de 15 años, Mitch Kessler (a quien da vida Steve Carell).

Casi toda la trama de «The Morning Show», se desarrolla entre los platós y los despachos de la cadena televisiva ficticia UBA, donde resuenan con fuerza los ecos del movimiento #MeToo. Algo que acompañará siempre, a lo largo de su vida a Alex Levy, como ella bien señala en muchas secuencias de la serie.

A través de una trama centrada en el acoso sexual, la serie provoca una reflexión profunda sobre como la cultura del silencio imperó demasiado tiempo, amparada por gran parte de la élite mediática y el “silencio cómplice”, del sector.

Muestra con precisión cómo los ejecutivos de la cadena y otros intereses entrelazados priorizan la imagen y los beneficios por encima de la ética y la justicia, reflejando una cruda realidad de muchos entornos corporativos.

Eso sí, se cubren con una investigación interna, que externalizan con la empresa Stern & Young, a la que en último término ordenan que la responsabilidad no vaya más allá del director del programa Charlie “Chip” Black (interpretado por Mark Duplass).

Quien no duda, al verse acorralado, en conspirar, junto al presidente de la Compañía, Cory Ellison (interpretado por Billy Crudrup) para que el dueño de la cadena Fred Micklen, se responsabilice de sus actos. Para ello contarán con la colaboración de las dos protagonistas.

Charlie “Chip” Black: En este negocio hay muchas líneas rojas y admito haber cruzado casi todas, pero esto es…

Cory Ellison: ¿Dramático? ¿Emocionante?

Charlie “Chip” Black: Queréis convertir el matinal en una puta arma nuclear y lanzársela a la cadena. Es una locura.

Cory Ellison: No fuiste tú quien me arrastró hasta Brooklyn para urdir, a escondidas, una estratagema para hundir a Fred Micklen.

Charlie “Chip” Black: Sí, pero no quería usar el programa como arma. Sois un par de Kamikazes.

Bradley Jackson: No lo compares más con la II Guerra Mundial.

Charlie “Chip” Black: Es porque estoy cabreado.

Bradley Jackson: Vale, te entiendo. Yo no quiero dinamizar el matinal, sino investigar las acusaciones de Mitch contra Fred.

Charlie “Chip” Black: ¿En la cadena de Fred?

Bradley Jackson: Sí. Si hago bien mi trabajo, creo que puedo salvar la cadena del holocausto nuclear.

Charlie “Chip” Black: Lo de “creo” es la palabra clave.

Cory Ellison: Chip, el tren ya se ha puesto en marcha. Ahora la cuestión es si te subes o dejas que te arroye. Están barajando sustituirte. Y Mitch está en la ciudad, deseando contarle su historia a cualquiera que quiera escucharle. Si no aprovechamos nos lo quitará “Buenos días, América”. Su audiencia subirá y Audra ganará un puto Emmy, eso seguro. Y no olvidemos mencionar a tu querida confidente Maggie Brener.

Gracias a ti, Maggie espera ganar un Pulitzer, escribiendo sobre los trapos sucios de la UBA. Ya está hablando con todo el mundo, incluido Fred. Así que él sabe que se está cociendo un motín.

Ante las reticencias de “Chip”, Cory le revela que su “amada” Alex Levy también le ha traicionado y que se va a reunir con su futuro sustituto.  

Una imagen algunos de los principales protagonista del equipo de «The Morning Show».

Periodismo social frente a todo

A lo largo de sus tres temporadas, esta serie Apple TV, desarrolla una amplia gama de temas sociales que están en el centro del debate público. La pandemia y sus efectos no solo en la salud sino en la estructura social y económica son explorados con una mirada crítica, mostrando cómo la crisis ha exacerbado las desigualdades preexistentes.

«The Morning Show» también pone el foco en temas como el aborto, señalando la reciente derogación de la ley del aborto en Estados Unidos, y la discriminación racial, un tema persistente que sigue generando importantes conversaciones y confrontaciones.

Uno de los puntos más impactantes que trata la serie es el de los privilegios de clase, ilustrado dramáticamente a través de los incendios forestales. Mientras los más afortunados contratan bomberos privados para proteger sus propiedades, los menos privilegiados deben enfrentarse a la pérdida devastadora de sus hogares. Este contraste sirve como una potente metáfora de las desigualdades económicas y sociales que perviven en la sociedad norteamericana.

También refleja, como no, la lucha entre las grandes divas del periodismo. Y cómo entre ellas existe una gran desconfianza, algo que Bradley ignora, pero que Alex, tiene muy presente.

En una entrevista que le hacen, se enfrenta a Laura Peterson (un referente en el mundo político, de la cadena NBC, interpretado por Julianna Margulies). Alguien que, como ella, ha tenido que abrirse carrera en un mundo muy competitivo. Una periodista incisiva, que no se deja amedrentar.

Julianna Margulies, como Laura Peterson, en un momento de su entrevista a Alex Levy, antes de regresar a la vida mediática, tras alejarse para escribir un libro y reflexionar.

Laura Peterson: Si hoy pudieras hablar con tu “yo” de hace 15 años, ¿Qué le dirías?

Alex Levy: Lo primero que le diría es: no vas a creer quién es el presidente (En esa fecha era Donald Trump). [Risas] Alucinante. Y después, supongo que le diría, que el éxito no lo es todo. Que no es necesariamente un objetivo. Pero creo que lo que pasó nos sacudió a todos por completo. Bueno, por lo menos a mí sí. Porque solo me preocupaba mi propio éxito.

Laura Peterson: La cadena ha hecho cambios importantes desde entonces ¿Crees que han abordado los aspectos más importantes?

Alex Levy: Lo creo, lo creo. Bueno… En eso estamos, al menos. Esto no es una ciencia exacta. Peor estamos saliendo, poco a poco, del hoyo. Y sé que ya nada volverá a ser como antes. Nadie debería sentirse inseguro en el trabajo.

Laura Peterson: Sé que una persona muy querida de la familia de “The Morning Show” falleció la mañana de tu gran revelación [la implicación de la cúpula directiva de la cadena en la ocultación del #MeToo].

Alex Levy: Lo siento, me resulta incómodo hablar de eso. Era alguien muy celosa de su intimidad, así que quiero respetarlo.

Laura Peterson: Claro, por supuesto. No hay problema.

Alex Levy: Vale, gracias.

Laura Peterson: Han corrido ríos de tinta sobre cómo funcionaba antes la UBA. Incluso va a salir un libro de Maggie Brener. He podido leer un fragmento, y ofrece una imagen fascinante de cómo estaban las cosas por entonces de “The Morning Show”. Describe el programa y la cadena como lugares caracterizados por el sexismo y el edadismo, por las tramas maquiavélicas, por un interés tan desmedido por las audiencias, que hasta las actitudes más reprobables eran permitidas. ¿Coincide eso con tu experiencia?

Alex Levy: En cierto modo, sí.

«The Morning Show» también aborda la campaña electoral, concretamente las primarias en Iowa, que unirá a Laura Peterson y a Bradley Jackson. Y aquí, Peterson le da un consejo fundamental “Mira, los que se quedan en el Matinal para siempre son aquellos que no saben hacer otra cosa. Tú vales más”.

Además, la serie no se aleja de la política global. Incidentes como los disturbios en el Capitolio, la guerra en Ucrania y la relación de China con Rusia se convierten en telón de fondo de algunos episodios, proporcionando un contexto contemporáneo que enriquece la narrativa.

Gracias a esas coberturas, durante tres años, Bradley consigue el Premio Iª Enmienda de la Alianza Estadounidense de Periodistas, por sus reportajes sobre el asalto al Capitolio, un premio que le da su compañera Alex.

Y en su discurso, afectada por las presiones y porque no le dejan hacer un reportaje en Texas sobre pastillas abortivas. Asegura “Siempre habrá alguien que quiera silenciarte. No le dejéis”.

Pero ella, sí sucumbe a las presiones, y por salvar su familia y su relación, en un mensaje en directo, Bradley anuncia: “renuncio a la cadena por motivos personales”.

No logra soportar que la amenacen con revelar que su hermano, Hal, estuvo implicado en los altercados del Capitolio, del 6 de enero, y que ella lo encubrió. Además, la supera la idea de que amenacen también con arruinar la carrera de Laura Peterson, su pareja.

Por ello, tendrá que declarar voluntariamente ante el FBI y someterse a las consecuencias de sus actos. Algo que está muy presente en toda la serie.

Tras recibir su premio, Bradley está decepcionada, pero Álex le recuerda algo fundamental: «No podemos librar todas las batallas”.

Las tecnológicas a la caza de los medios

A lo largo de toda la serie hay duros enfrentamientos por el poder de UBA, primero entre Cory y la junta, donde finalmente logra convertirse en CEO.

Luego, la cadena se ve tentada por una gran oferta de por parte de Hyperion, una compañía tecnológica, controlada por el multimillonario Paul Marks, (interpretado por Jon Hamm), inspirado en Elon Musk.

Un personaje cuya ambición de dominar la carrera aeroespacial y sus intentos por adquirir la cadena UBA, personifica la intersección de la tecnología, el poder corporativo y la política mediática. Es un personaje para el que el fin justifica los medios, capaz de traicionar a sus más íntimos, espiarles y amenazarles.

También de Alex, quien tras más de 20 años en la cadena cree que se merece algo más, un puesto en la Junta directiva y más control sobre su programa.

Tras muchas filtraciones, chantajes, mentiras y presiones… Alex Levy, toma las riendas y consigue una fusión entre medios. «Y así volver a empezar. Y hacer las cosas bien por una vez».

No todo vale

Por último, aunque quizá lo más importante, «The Morning Show» subraya que la ética periodística no es solo una guía para la conducta profesional; es el pilar que sostiene la confianza pública en los medios de comunicación.

En una época donde la información falsa y la desinformación están al alcance de todos, mantener altos estándares éticos es más crucial que nunca.

Como no podía ser de otra forma, la serie analiza cómo el uso de redes sociales hasta el hackeo y la manipulación de información en línea a través de sofisticadas tecnologías, está cambiando rápidamente las reglas del juego, presentando nuevos desafíos éticos para los periodistas. Algo que nos debe hacer reflexionar.

En este caso, frente a una amenaza informática, la UBA se niega a someterse al chantaje y no pagan el rescate exigido para que no se revelen los correos personales de los empleados, algunos muy comprometidos.

Bradley Jackson: [En el editorial de su informativo nocturno]. En esta era de la desinformación, en la que se intimida a los periodistas diariamente, donde la verdad está cada vez más politizada, la UBA no piensa ceder al chantaje solo para quedar bien. Porque si pierden la confianza en nosotros, no hay vuelta atrás.

La guerra por las audiencias, las tertulias polarizadas y las dinámicas de las redes sociales representan desafíos significativos, pero también una llamada a la acción para todos los profesionales del periodismo.

Solo a través de un periodismo ético y responsable podemos esperar tener una sociedad informada y, por ende, una democracia mucho más saludable.

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