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Opinión | «La Gran Exclusiva», la entrevista que sacudió los cimientos de la monarquía británica
14/4/2024 06:35
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Actualizado: 13/4/2024 22:00
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Desde sus orígenes, el cine ha encontrado en el periodismo un filón de historias impactantes, reveladoras y a menudo, transformadoras. «La Gran Exclusiva» se inscribe en esta tradición, llevando a la gran pantalla uno de los momentos más significativos y controvertidos del periodismo contemporáneo: la entrevista de la BBC al príncipe Andrés sobre sus vínculos con el pedófilo Jeffrey Epstein en 2019.
En un intento por limpiar su imagen, el príncipe Andrés se presentó en el programa «Newsnight» de la BBC, ofreciendo explicaciones que, lejos de apaciguar las aguas, avivaron aún más el fuego de la controversia de su relación con el financiero estadounidense inmerso en una trama de abusos sexuales con menores.
Y más concretamente, las acusaciones de la joven Virginia Giuffre, quien alegó haber mantenido relaciones sexuales con el príncipe, cuando ella tenía 17 años, dentro de ese marco de explotación sexual, lo que supondría su muerte civil.
La película de Netflix «La Gran Exclusiva» emerge como una narrativa fascinante y profundamente reveladora sobre el poder del periodismo frente a las estructuras de autoridad y la clase social, desafiando en este caso a toda una institución: La Casa Real Británica.
Ambientada en la redacción de un medio de renombre, como la BBC, la trama se sumerge en la vida de reporteros, editores y el personal detrás de las noticias, exponiendo las complejas dinámicas que surgen en la búsqueda de la verdad y la exclusiva que podría catapultar sus carreras o hundirlas por completo.
Narra como la productora Sam McAlister (interpretada por Billie Piper), en cuyo libro se basa la película, consigue a través de la jefa de gabinete del Duque de Windsor, Amanda Thirsk, amiga de la infancia y fiel admiradora (encarnada por Keeley Hawes), la infame entrevista. Un claro ejemplo de desastrosa comunicación institucional, algo frecuente, desde entonces, en la familia real británica.
Y como los editores, productores y redactores del programa “Newsnight”, con su editora Esme Wren (interpretada por Romola Garai), y la presentadora estrella Emili Maitlis, a quien da vida un soberbia Gillian Anderson, demuestran que la búsqueda de la verdad es una causa que vale la pena, a pesar de los obstáculos.
Esme Wren: Si acceden y se hace realidad será una hora.
Stewart Maclean (redactor jefe): Si eso ocurre, ¿qué nos pararía?.
Esme Wren: Alguien de arriba, es la familia Real y la BBC, la gente hablará del interés nacional. No es equivoquéis, si nos la dan (se refiere a la entrevista) y lo conseguimos, saldrá en la portada de todos los periódicos. Pero si lo hacemos mal, si fallamos, y no damos un buen tono, la historia no será él sino nosotros.
Emili Maitlis: Nosotros no, será mi culpa.
«La Gran Exclusiva» se adentra en los entresijos de cómo se construye una entrevista que no solo busca respuestas, sino también rendición de cuentas. Para ello, tras la confirmación de que finalmente se hará, tanto periodistas como el equipo de la Casa Real, disponen de 70 horas para prepararla a conciencia. Ensayan, cada uno por su lado, las preguntas y las posibles respuestas.
Igualmente, explora la dinámica de poder en juego entre periodista y sujeto, mostrando cómo la sutileza y el respeto al espacio del entrevistado pueden revelar más que la confrontación directa.
A través de un guion inteligentemente tejido, la película ofrece una crónica detallada de los desafíos, estrategias y tenacidad necesarios para llevar a cabo una entrevista de tal magnitud, que sacudió a la monarquía británica.
Es un testimonio de la diligencia y el coraje periodístico, presentando no solo el proceso de investigación exhaustiva y la preparación meticulosa sino también el delicado baile de negociaciones que precedió a la entrevista.
Además, describe con crudeza, la inmadurez del príncipe Andrés, genialmente caracterizado en el actor Rufus Sewell, (duerme con peluches, le consulta todo a “Mamá”), su soberbia y esa sensación de estar por encima del bien y del mal (tomándoselo todo medio en broma).
Emili Maitlis: Para que conste, usted ha estado en su “jet” privado, ha estado en su isla privada, ha estado en su casa de Palm Beach[ A todo esto él consta que sí], Bien. En el año 2006, en mayo, se dictó una orden de arresto contra Epstein por agresión sexual a una menor.
Príncipe Andrés: Sí.
Emili Maitlis: Quedó libre en julio de 2010 y a los pocos meses usted fue a verle a su mansión de Nueva York. ¿Por qué? ¿Por qué estuvo en casa de un delincuente sexual?.
Príncipe Andrés: Pues fui a verle con el único propósito de decirle que debido a que fue condenado era poco apropiado que la gente nos viese juntos. Sentí que hacerlo por teléfono era una cobardía. Tenía que verle y hablar con él. Fui a verle y nos dimos un paseo por el parque y esa fue la conversación que, casualmente, se fotografió. [Mientras tanto van apareciendo esas fotos en imagen]. Le dije: “Mira, debido a lo que ha pasado, no me parece muy apropiado que sigamos en contacto. Y por mutua decisión, acordamos separarnos y me fui.
Emili Maitlis: Organizó una fiesta para celebrar su libertad y usted fue invitado, como invitado de honor.
Príncipe Andrés: No, no fui. [ella le mira inquisitiva] Ah, en 2010. No hubo ninguna fiesta para celebrar su liberación en diciembre porque fue una cena muy pequeña. Éramos como 8 o 10 en la cena. Y si hubo una fiesta yo no ´se nada de eso.
Emili Maitlis: Usted fue invitado a esa cena como invitado de honor.
Príncipe Andrés: Estuve ahí, así que estuve en la cena [ya ostensiblemente molesto], pero no creo que fuese como usted dice…, pero bueno, estuve ahí.
Emili Maitlis: Es que intento aclararme porque usted dice que fue a romper la relación y, sin embargo, se quedó en esa mansión varios días. Me pregunto….
Príncipe Andrés: Hice muchas más cosas mientras estuve allí [ya muy molesto].
Emili Maitlis: Se hospedaba en la casa de un delincuente sexual…
Príncipe Andrés: Era un sitio cómodo para quedarme.
La entrevista continua y la periodista aborda directamente el tema su relación con la menor. Algo que el príncipe niega tajantemente. En ese asunto, ante la consistencia de los hechos aportados por la entrevistadora, el príncipe centró su defensa en dos argumentos principales: un supuesto problema genético que le impedía sudar, contradiciendo las afirmaciones de Giuffre, y una coartada que lo ubicaba en un Pizza Express en Londres en la fecha de uno de los supuestos abusos, algo que califica como “inusual” para él.
Estas explicaciones, lejos de ser convincentes, se convirtieron en blanco de críticas y burlas en las redes sociales, minando aún más la credibilidad del príncipe. “Su sequedad real” o “No soy un chivato. Mis lealtades son tan buenas como una pizza”.
Pero, quizás, el aspecto más dañino de la entrevista fue su reluctancia a condenar su amistad con Epstein, llegando incluso a expresar en varias ocasiones que no se arrepentía de dicha relación.
Emili Maitlis: Me pregunto si tiene alguna sensación de culpa, arrepentimiento o vergüenza por alguna conducta en su amistad con Epstein.
Príncipe Andrés: Pensándolo, ¿podía haber evitado conocerle?. Yo creo que no. Y eso se debe a mi amistad con Ghislaine, [se refiere a Ghislaine Maxwell, la novia de Epstein, amiga de la universidad y quien fue acusada de complicidad en los abusos]. Me arrepiento del hecho de que, evidentemente, él se comportó de manera impropia.
Emili Maitlis: ¿Impropia? Era un delincuente sexual.
Príncipe Andrés: Sí, lo siento. Quería ser educado. Era un delincuente sexual…, pero no. ¿Hice bien en tenerle como amigo? Por entonces, teniendo en cuenta que le conocí varios años antes de ser acusado de ser un delincuente sexual, no creo que hubiese nada malo. Entonces. El problema fue que después de que hubiera sido condenado …
Emili Maitlis: Estuvo con él.
Príncipe Andrés: Sí, estuve con él. Y esa es la parte por la que me doy de cabezazos a diario. Fue algo bastante impropio de un miembro de la Familia Real. He intentado cumplir con las más altos estándares y prácticas y baje la guardia. Así de fácil.
Emili Maitlis: Y hay algo que sienta que le queda por decir y quiera decir ahora.
Príncipe Andrés: No, no creo. Puede que me haya sonsacado lo más importante.
Y se levanta orgulloso y dice «pues ya estaría».
Lo que distingue a «La Gran Exclusiva» no es solo su dramatización de eventos reales, sino cómo entrelaza estas historias personales con temas más amplios de clase, género y poder. La película no evita mostrar las realidades incómodas del periodismo, incluida su complicada relación con los poderes estatales, representada en el temor subyacente a una intervención directa de la Casa Real.
Más allá del drama individual de la entrevista con el Príncipe Andrés, la película es un alegato sobre el valor del periodismo en tiempos de crisis de información. En una era marcada por las “fake news” y la desinformación, «La Gran Exclusiva» resalta cómo el trabajo periodístico meticuloso y ético tiene el poder no solo de informar sino de cambiar el curso de los acontecimientos.
Es, en esencia, un homenaje a todos aquellos periodistas que, con su trabajo, defienden la transparencia, la verdad y la justicia. A través de la lente de una historia específica y explosiva, la película ofrece una visión más amplia de la importancia del periodismo en la era moderna.
Como bien recuerda, Esme Wren, la editora del programa “Newsnight” a su equipo, tras el comunicado del la Casa Real anunciando que el príncipe Andrés abandonaba todos cometidos reales.
Esme Wren: Esto es “Newsnight”, dedicamos tiempo para conseguir historias que otros no dan. Historias que hay que contar, que importan a la gente. Que juzgan a los poderosos y dan voz a las víctimas [aplausos del equipo]. ¡Gracias!
Es un recordatorio poderoso de que, incluso en tiempos de turbulencia informativa, el periodismo tiene el potencial de iluminar las sombras y provocar cambios significativos en la sociedad.
La entrevista con el príncipe Andrés fue la más vista en la historia de la BBC, ganando múltiples premios periodísticos.
Tras su emisión, la casa Real Británica elaboró un comunicado anunciando que el príncipe Andrés abandonaba todas sus tareas reales.
Posteriormente se le retirarían sus títulos honoríficos y quedaría condenado al ostracismo dentro de la institución monárquica.
Como bien señala la película en sus rótulos finales, Andrés llegó a un acuerdo en la demanda presentada por la joven Virginia Guiffre, sin admisión de culpabilidad, por el que pagó 12 millones de libras.
Conviene no olvidar que el denominado “caso Epstein”, se ha convertido en uno de los escándalos más notorios y oscuros del siglo XXI, destapando una red de abusos sexuales y tráfico de menores que implicó a figuras de alto perfil en la política, la ciencia y el entretenimiento.
Aún hoy, las jóvenes de los abusos sexuales de Epstein siguen luchando porque se haga justicia. Hasta la fecha se han pagado más de 550 millones de dólares a sus víctimas.
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