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Opinión | Fraude y chantaje en el CGPJ

Opinión | Fraude y chantaje en el CGPJ
Manuel Ruiz de Lara es magistrado de lo Mercantil en Madrid. En su columna critica duramente el pacto PSOE-PP para renovar el CGPJ, un pacto que ahonda la politización de la justicia. Foto: Carlos Berbell/Confilegal.
29/6/2024 06:34
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Actualizado: 28/6/2024 23:22
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Esta semana se consumó una nueva farsa política de padrinazgo en la elección de vocales del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). No es la primera que se produce pero sí quizás la más vergonzosa, tras cinco años con un CGPJ sin renovar, privado de sus funciones constitucionales por un Presidente del Gobierno huérfano de valores democráticos, esta nueva selección partidista de vocales es fruto de un chantaje.

Pedro Sánchez Pérez-Castejón en vez de asumir el compromiso democrático que sería exigible a cualquier gobernante de un país de la Unión Europea, en vez de cumplir las exigencias de GRECO que, con meridiana claridad, viene reclamando la elección judicial del órgano de gobierno de la judicatura, incumpliendo por enésima vez la palabra dada para alcanzar el culmen de un político sin palabra, amenazó al principal partido de la oposición y a la propia judicatura con : “O pactáis la nueva farsa política de renovación y nos repartimos el CGPJ, o modifico la LOPJ para controlar de facto el nombramiento de los altos cargos de la judicatura y colonizar el Supremo”.

La amenaza no es un tema menor, procede de un gobernante cuya mujer está siendo investigada en una causa penal, un Presidente que al más puro estilo kichnerista no ha dudado en calificar de “máquina del fango” esa investigación judicial, capaz de nombrar a su ministra de justicia como Fiscal General del Estado, capaz de colocar a altos cargos de su gobierno en el Tribunal Constitucional para convertirlo según las palabras de un magistrado del Tribunal Supremo en un “escenario de cartón piedra llamado tribunal”, capaz de arrogarse el control de la fiscalía y practicarlo de facto con un Fiscal General del Estado al borde de la imputación por filtrar datos reservados con motivaciones políticas, condenado por arbitrariedad por el Tribunal Supremo y declarado inidóneo por el Consejo General del Poder Judicial.

Un “Fiscal General del Gobierno” en palabras de otro ex Fiscal General del Estado cuyas decisiones siempre están miméticamente sincronizadas con los intereses políticos del Gobierno, en la degradación máxima de la Fiscalía.

En esa tesitura se pactó un nuevo reparto político del CGPJ fruto del exclusivo padrinazgo político, sin que exista elección parlamentaria, no habiendo comparecido los candidatos siquiera ante las Cortes Generales para ser examinados.

Un inmenso teatro en el que los candidatos concurrentes no competían en igualdad de condiciones, sólo aquellos con el contacto político más cualificado alcanzarían el cargo de vocal del CGPJ. Sin entrar a valorar las intenciones o motivaciones de los vocales electos, ningún honor ni mérito late en esa forma de llegar al CGPJ.

No se trata sólo de llegar al CGPJ, sino también de la forma en que se llega.

La mayoría de la carrera judicial, aunque en ocasiones permanezcan públicamente silentes, rechaza este engaño constitucional. El sistema es una farsa política de padrinazgo que avergüenza a la carrera judicial y mancha de manera inexorable la apariencia de imparcialidad de un órgano constitucional.

La inmensa mayoría no se presenta a la farsa, en la convicción de que es una partida amañada con las cartas marcadas. Quizás lo más opuesto que pueda existir a quienes creemos en la transparencia del Estado.

Pese a que tenemos una judicatura independiente, que ha sostenido el Estado de Derecho frente a las veleidades de políticos sin escrúpulos, la elección política del CGPJ en contra de las exigencias de GRECO y de las advertencias de la STC 108/86 mancha al Poder Judicial y supone un riesgo para la propia independencia judicial. No en vano en el CGPJ se residencian los nombramientos de altos cargos y la potestad disciplinaria.

Y la práctica ha cristalizado el riesgo latente, en particular en el último CGPJ con actuaciones de vocales concretos que se han puesto al servicio de sus padrinos en nombramientos e incluso tratando de hacer méritos ejerciendo como “vocales filtradores” o votos serviles en surrealistas causas disciplinarias incoadas de manera artificial a magistrados críticos con el Gobierno de la Nación.

RECONOCIMIENTO DE QUE ES UNA FARSA

En palabras del “vocal electo” Fernández Seijo, “da igual el proyecto que pueda respaldar cada asociación o las cualidades profesionales de los seleccionados. Al final todos hemos quedado reducidos a una cuota, a una hipotética vinculación acrítica a uno u otro partido político, un peón más en una complicada red de pesos y contrapesos, de estrategias tácticas…”.

En ese reconocimiento explícito de la farsa, y sin poder enjuiciar las motivaciones de cada candidato en ausencia de un soporte acreditativo de sus intenciones, a mí personalmente me resultaría inasumible convertirme en ese “peón político”, aunque tal conversión no fuese imputable a mí sino a la perversión del sistema.

Simplemente por razones de dignidad me resulta imposible legitimar una farsa política a sabiendas mediante mi participación como candidato en la farsa. Para mí el fin no justifica ni los medios ni el camino, si el camino es indigno no cuenten conmigo.

Hoy el principal partido de la oposición trata de convencernos de que han logrado el compromiso para que el Gobierno de Sánchez Pérez-Castejón apoye una reforma de elección del CGPJ.

Hablar de “compromiso y palabra dada” por el actual Presidente del Gobierno ya despertaría todas las alarmas vistos los antecedentes. El acuerdo es lo suficientemente ambiguo para que cada partido trate de vender su relato.

En primer lugar se establece una disposición adicional en el proyecto de reforma de LOPJ en virtud d la cual el nuevo CGPJ “elaborará un informe con objeto de examinar los sistemas europeos de elección de órganos de gobierno de la judicatura y una propuesta de reforma del sistema de elección de los vocales designados que con la participación directa de jueces y magistrados que se determine, pueda ser evaluada positivamente por el informe del Estado de Derecho de la Comisión Europea, en la que se establezca un CGPJ acorde con los mejores estándares europeos”.

UNA FÓRMULA AMBIGUA

Fórmula suficientemente ambigua en la que no se concreta que la elección del CGPJ debe hacerse por jueces y magistrados sin intervención alguna del poder político. Fórmula imprecisa que suscita varios interrogantes que revelan que se trata de una “patada para adelante” con el objetivo de dilatar la imperiosa necesidad de reforma del sistema de elección CGPJ para que los doce vocales judiciales sean elegidos de forma exclusiva y excluyente por los jueces y magistrados.

¿Para qué es necesario un informe previo del CGPJ si ya la Unión Europea ha remarcado en sucesivos informes la necesidad de que se reforme el CGPJ para que sean elegidos por los jueces?

¿Porqué no aceleran la tramitación y elabora el Gobierno un proyecto de ley conforme a los estándares europeos?

¿Porqué se establece que el informe ha de ser emitido por mayoría de 3/5 de unos vocales que deben su cargo a un padrinazgo político?.

Supongamos que el nuevo CGPJ elabora un informe que establezca de manera inequívoca una elección exclusivamente judicial de los 12 vocales judiciales del nuevo CGPJ.

Hipótesis que ya de por sí es mucho suponer, dado que alguno de esos vocales electos han publicado artículos en los que defendían el actual sistema partidista de elección del CGPJ. Supongamos que han cambiado de posición y se han reconciliado con las exigencias de Europa y tratan de evitar los riesgos que ya advertía la STC 108/1986.

Aún en ese caso, a partir de ahí se iniciaría un proceso legislativo de duración incierta e indeterminada, en el que los políticos podrían meter el informe en el “cajón de una comisión parlamentaria” para que duerma el sueño de los justos o trufarlo de enmiendas que le hiciesen perder su esencia.

Es más, en tan sólo dos horas el portavoz parlamentario socialista Patxi López y el Ministro de Justicia Félix Bolaños se encargaron de destapar el nuevo engaño, en el ejercicio más puro del trilerismo político : “No nos compromete a nada, sólo es un informe del CGPJ y después el Congreso podrá introducir las enmiendas que estime, no nos hemos comprometido a reformar el sistema de elección del CGPJ para que sea elegido por los jueces”.

En atención a la ambigüedad de los términos, el papel de la Unión Europea como vigilante tampoco parece muy fiable y en cualquier caso ante un más que probable y estimable incumplimiento.

Qué medidas se activarían? ¿En cuánto tiempo? ¿Cuándo cristalizaría la reforma del sistema de elección del CGPJ? ¿Podemos fiarnos de una reforma con una mayoría parlamentaria distinta cuando el propio PP con mayoría absoluta es el artífice del actual sistema partidista de nombramiento de vocales gracias a la traición del Gobierno de Rajoy al pacto de legislatura con la ciudadanía?

¿No caerían otra vez en la misma tentación? ¿Llegará esa mayoría parlamentaria distinta? ¿Cuándo llegará? ¿Y en caso de que llegue se reformará la LOPJ?

Demasiadas hipótesis inciertas, para vistos los antecedentes, confiar a ciegas.

UNA PARTE DE LA JUDICATURA HA LEGITIMADO EL SISTEMA

La responsabilidad del deterioro institucional no es sólo imputable a políticos sin principios ni honor. También una parte de la judicatura ha participado en el sistema y lo ha legitimado mediante su participación en el mismo. La justificación siempre ha sido la misma : “Me presento porque voy a cambiar el sistema desde dentro”. Fórmula ambigua que puede esconder ambiciones, deseos de cambio o un puro egoísmo y narcisismo propio para conseguir el objetivo ansiado : “Ascender profesionalmente sea cual sea el medio para lograrlo”.

Veamos la posición de las distintas asociaciones y extraigamos conclusiones.

La mayoritaria Asociación Profesional de la Magistratura ha celebrado la renovación, estimando positivo haber conseguido seis vocales de la asociación, considerando que de esta forma tendrán influencia en la elección de cargos y en la definición de la política del CGPJ.

¿Se puede calificar como un éxito o un triunfo una designación fundamentada en una farsa política que tiende a perpetuarse? ¿Es un éxito haber cedido al chantaje del Presidente del Gobierno para evitar un mal mayor?

¿No supone dar carta blanca a un sistema que perjudica a otros miembros de la propia asociación que no cuentan con el padrino o los contactos políticos con los que sí cuentan los elegidos?

¿Es conciliable la elección partidista con los principios y con el honor? ¿O nada ya de eso importa y sólo nos debemos guiar por razones de practicidad? ¿Y qué practicidad? ¿La de evitar que haya un CGPJ elegido por Sánchez Pérez-Castejón y que determinados magistrados no tuviesen posibilidad de ser elegidos para cargos discrecionales y con el nuevo reparto sí se tengan más posibilidades aunque sea fruto del tradicional mercadeo e intercambio de cromos que históricamente se ha producido en las designaciones del CGPJ?

¿Toca ahora el nauseabundo espectáculo de llamadas y recorrido de magistrados haciendo “pasillos” con vocales del CGPJ para alcanzar sus ansiados objetos de deseo?

«Aún a sabiendas del inmenso coste personal que puede tener para el que suscribe este artículo, el mero ejercicio de la libertad de expresión y la descripción fidedigna y crítica de la realidad que estamos viviendo, quizás haya llegado el momento de que frente a las farsas políticas se alcen voces inquebrantables, quizás haya llegado el momento de alzar la voz sin miedo y no volver a callarse jamás»

La minoritaria Juezas y Jueces para la Democracia, cuyos principios son unos, concretos, y según la conveniencia política tienen otros para adaptarse al gusto político del Gobierno, ha variado su posición anterior y apostado nuevamente por la farsa política de renovación.

Los réditos han sido importantes, nada más y nada menos que cinco vocales judiciales de doce posibles. Un poder que le dará una influencia notable en la definición de la política del CGPJ.

¿Cómo de una asociación que ha reivindicado ahora la farsa política de elección del CGPJ, van a salir vocales que apuesten por un sistema de elección judicial? ¿Van a volver a variar sus principios y renegar de la farsa política de la que ellos son los máximos beneficiarios? ¿Discrepan los vocales seleccionados de la posición ambivalente de su propia asociación?

¿Nos podemos creer que van a apostar por un informe favorable a la elección judicial conforme a GRECO o los vocales elegidos tratarán de abortar la mayoría de 3/5 necesaria para ese informe o intentarán trufar la propuesta para desnaturalizarla?

La respuesta es fácilmente deducible viendo el devenir de esta asociación. en Jueces/as para la democracia, los principios son una cuestión secundaria y sus posiciones se adaptan de manera ambivalente a una ambición mayor: Alcanzar altos cargos de la judicatura como máximo exponente y objetivo de sus anhelados y ambiciosos deseos.

Curioso es el “éxito” de la Asociación Judicial Francisco de Vitoria que decidió participar en el sistema presentando candidatos en la farsa política. El resultado ha sido cero vocales, ni barcos ni honra, un sacrificio de la imagen como asociación, una legitimación del sistema para convertirse en una mera comparsa del engaño institucional

Una posición contradictoria que ahora denuncia las perversiones de la farsa cuando han sido cooperadores y extras secundarios de una partida amañada, dando cobertura de legitimidad al engaño del que ahora reniegan.

Ni principios, ni influencia, ni cargos, ni honra y sí un notable ridículo que debería enseñarles algo.

En esa tesitura sólo una asociación, Foro Judicial Independiente, ha sido coherente y ha extendido un halo de esperanza reivindicando de manera inquebrantable los principios y el honor.

Se han negado a participar en la farsa política, de manera inquebrantable han mantenido su posición y ninguno de sus asociados se ha presentado el engaño institucional ni bajo la cobertura de la asociación ni a título individual.

Su posicionamiento revela en sus integrantes una firme voluntad de garantizar la transparencia del sistema, de no incurrir en incoherencias haciendo primar los principios y el idealismo sobre los motivos de oportunismo y los cálculos políticos.

Un ejercicio de dignidad y coherencia en una sociedad que relativiza las convicciones propias, traicionándolas al albur del interés, la ambición o la conveniencia política. Todo mi reconocimiento a los compañeros de Foro Judicial Independiente, vaya aquí mi agradecimiento por su firmeza.

Los compromisos restantes que se materializan en el proyecto de ley son loables desde el punto de vista de la regeneración democrática pero resultan insuficientes dado que no se materializa la reforma de la joya de la corona.

EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

Con un Tribunal Constitucional cuyo prestigio cae por momentos y cuya ausencia de apariencia de imparcialidad es cada vez más patente con un resultado invariable (7-4 en asuntos con trascendencia política siempre favorable al Gobierno de Sánchez Pérez-Castejón), con una Fiscalía General del Estado cuyo descrédito va in crescendo como consecuencia de las actuaciones del adjunto de la ex ministra de justicia socialista y en el contexto de una clase política que ataca continuamente la independencia judicial desde la tribuna de oradores del hemiciclo, la pregunta que tenemos que hacernos es:  ¿Qué hemos ganado exactamente con este nuevo engaño político y con esta nueva farsa política de vocales apadrinados?

¿Qué hemos ganado con una composición del CGPJ que ahora podrá bloquear informes críticos con reformas de un Gobierno dispuesto a degradar las instituciones democráticas hasta el infinito?.

Aún a sabiendas del inmenso coste personal que puede tener para el que suscribe este artículo, el mero ejercicio de la libertad de expresión y la descripción fidedigna y crítica de la realidad que estamos viviendo, quizás haya llegado el momento de que frente a las farsas políticas se alcen voces inquebrantables, quizás haya llegado el momento de alzar la voz sin miedo y no volver a callarse jamás.

Nos cueste lo que nos cueste, le pese a quien le pese, todos y cada uno de los días de nuestras vidas.

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