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Opinión | Periodistas y abogados, una alianza en defensa de la información
Responsable de la relación con medios y consultor sénior en Diferencia Legal
21/12/2024 05:35
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Actualizado: 23/12/2024 13:54
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En tiempos en los que la desinformación se ha convertido en un enemigo cada vez más sofisticado, los consumidores de actualidad, ávidos de análisis, reflexiones y puntos de vista que complementen su juicio de valor, se enfrentan a una amenaza invisible – aunque no por ello menos real – que incide directamente en su capacidad de crítica y toma de decisiones.
Es en este escenario, en el que a menudo priman la confusión y el ruido, donde periodistas y abogados, curiosamente dos de los profesionales peor valorados año tras año en España de acuerdo con los datos facilitados por el barómetro del CIS, desempeñan un papel clave como guardianes y garantes de la verdad y la justicia. Unos y otros, haciendo uso de sus respectivos recursos y altavoces, son los responsables de garantizar que la información que circula y se comunica sea auténtica, concisa, clara, útil y comprensible.
Periodistas, transmisores de la realidad
Los periodistas, en su rol de comunicadores e intermediarios entre el hecho noticiable y los ciudadanos, tienen una misión crítica: asegurar que la realidad es presentada de forma veraz y sin distorsiones. Este fin, no obstante, no siempre es un objetivo fácil de alcanzar.
En un panorama mediático donde las fake news y las narrativas tendenciosas se diseminan a gran velocidad –auspiciadas en gran parte por un mal uso de las denominadas “herramientas democráticas”, como las redes sociales–, el periodismo de calidad, el que debe hacerse valer, se presenta como un antídoto esencial.
Frente a la desinformación y los prejuicios, los periodistas se convierten en los ojos y oídos de la sociedad, son quienes deben investigar, verificar y explicar lo que ocurre en el mundo de manera que el público, ese consumidor ávido de actualidad que mencionábamos anteriormente, pueda comprenderlo y actuar en consecuencia.
Y es precisamente la consecución de esta misión, la de “explicar”, lo que impulsa a los periodistas a recurrir a fuentes expertas que sean capaces de interpretar y de hacer accesible un lenguaje tan complejo como el jurídico al común de los mortales.
Frente a la desinformación y los prejuicios, los periodistas se convierten en los ojos y oídos de la sociedad, son quienes deben investigar, verificar y explicar lo que ocurre en el mundo de manera que el público, ese consumidor ávido de actualidad que mencionábamos anteriormente, pueda comprenderlo y actuar en consecuencia.
Y es precisamente la consecución de esta misión, la de “explicar”, lo que impulsa a los periodistas a recurrir a fuentes expertas que sean capaces de interpretar y de hacer accesible un lenguaje tan complejo como el jurídico al común de los mortales.
Y es que son cientos las normativas que se modifican o entran en vigor cada mes. Ante tal aluvión de nuevas informaciones, ¿cómo podría el ciudadano de a pie descubrir cómo le afectan estas normas de no ser por la información que publican los medios de comunicación gracias a las relaciones que estos entablan con los expertos del sector legal? ¿Qué otras vías tendrían esos lectores para “descifrar” un lenguaje que, no en pocas ocasiones, parece encriptado y solo al alcance de quienes realmente poseen un expertise jurídico?
Abogados, intérpretes de la ley
Al igual que los periodistas, los abogados y juristas también tienen un papel determinante, aunque a menudo menos mediático, en la construcción de una sociedad más democrática y justa. Como guardianes de la ley, el trabajo de estos profesionales no solo abarca el ámbito judicial, sino también el terreno de la interpretación, imprescindible para una correcta aplicación de las normas que deben garantizar los deberes y derechos de los ciudadanos y de las empresas.
De esta forma, podría afirmarse que la calidad de la justicia depende en gran medida de la claridad, precisión y coherencia con la que se redactan y comunican los textos legales, pero también de cómo los abogados interactúan con la sociedad para garantizar que la ley sea comprendida y respetada.
Y es aquí, de nuevo, donde resulta esencial la estrecha colaboración que se establece entre los periodistas, como transmisores de la realidad, y los abogados, como intérpretes de las diferentes normativas que, irremediablemente, inciden en el conjunto de la sociedad.
En un entorno en el que las leyes son la base sobre la que se construye la convivencia social, su capacidad para ser entendidas y aplicadas correctamente es indispensable.
Por ello, nuevamente, el rigor en su interpretación y difusión es esencial. Por contra, la ambigüedad en los textos legales o la falta de claridad en su explicación podría generar conflictos y desconfianza por parte de la propia ciudadanía.
Periodistas y abogados, una alianza natural
Aunque presumiblemente podríamos pensar que periodistas y abogados operan en esferas diferentes, como hemos visto, la misión de ambos profesionales de velar por la defensa de la realidad y la justicia los convierte en aliados naturales.
Por un lado, los abogados pueden jugar un papel muy relevante en la lucha contra la desinformación, colaborando con periodistas para verificar acontecimientos, aclarar posiciones a veces enfrentadas y ofrecer análisis legales que ayuden a contextualizar las noticias.
Por otro lado, y desde el punto de vista del periodista, el uso de los medios de comunicación como herramienta de educación legal puede empoderar a ciudadanos y empresas, proporcionándoles un acceso más directo a la ley y sus derechos.
Como vemos, los beneficios de esta alianza natural son muchos. Así, un periodista que entiende la complejidad de un caso judicial puede informar a la audiencia de manera que no solo explique los hechos, sino también las implicaciones legales de los mismos.
De igual forma, un abogado que se siente respaldado por una comunicación clara y precisa puede influir más eficazmente en las reformas legales que considera necesarias.
Para que esta relación entre periodistas y abogados sea efectiva, unos y otros deben saber elegir a sus aliados. Los periodistas deben apostar por fuentes competentes y confiables que no solo sean expertas en su campo, sino que también sean conscientes de la importancia de la comunicación clara y directa, capaces de interpretar y de acercar un lenguaje ya de por sí enrevesado.
De igual manera, los abogados deben deshacerse de esos viejos prejuicios que señalaban al periodismo como el enemigo de la confidencialidad y la discreción, y reconocer la importancia de los medios de comunicación en la formación de la opinión pública y en la transmisión de información clave sobre casos legales que impactan a la sociedad.
Cuando se ejercen con rigor y ética, ambas profesiones, periodismo y Derecho, refuerzan la democracia, protegen los derechos de los individuos y promueven la justicia social.
Pero, ¿qué sería de la sociedad, tal y como la conocemos, sin esta alianza entre periodistas y abogados? ¿Qué otras figuras podrían erigirse como garantes de la verdad y la justicia? ¿Realmente estaríamos nosotros, los ciudadanos, preparados – y formados – para hacer frente a la vorágine de normativas que día tras día llaman a nuestra puerta en forma de deberes y derechos?
Quizás lo damos por sentado, pero, sin duda, periodismo y abogacía son dos profesiones amenazadas que necesitan ser cuidadas, valoradas y respetadas para que ese equilibrio, ese yin yang colectivo, goce de la salud y la estabilidad que toda sociedad madura requiere para acceder a una información real.
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