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Opinión | La problemática de los regalos y los obsequios en un modelo de Compliance

Opinión | La problemática de los regalos y los obsequios en un modelo de Compliance
Javier Puyol, socio director de Puyol Abogados & Partners, aborda en su columna la peliaguda problemática de los regalos desde el punto de vista del Compliance y los riesgos que comportan. Foto: Confilegal.
10/1/2025 05:35
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Actualizado: 09/1/2025 17:21
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Cuando se hace referencia a los regalos y los obsequios en un modelo de Compliance, se está haciendo referencia a un tema complejo, que implica un delicado equilibrio entre las prácticas aceptables de cortesía empresarial y los riesgos inherentes de caer en actos de corrupción.

El problema de los regalos y los obsequios en un modelo de Compliance no solo radica en establecer normas claras para evitar que estas prácticas se desvíen hacia la corrupción, sino también en entender los posibles «modus operandi» utilizados en estas situaciones para identificar y prevenir conductas indebidas.

Los regalos y obsequios, entendidos como muestras de cortesía, agradecimiento o establecimiento de relaciones comerciales, son comunes en el entorno corporativo y en las relaciones entre empresas, proveedores y clientes.

Sin embargo, estas prácticas pueden convertirse en un vehículo para influir de manera indebida en las decisiones de una persona o entidad, lo que podría derivar en corrupción, conflictos de interés o incumplimientos legales.

Por esta razón, el manejo de los regalos y obsequios debe estar claramente regulado dentro de un modelo de cumplimiento normativo o Compliance.

Al desarrollar un modelo robusto de Compliance en este contexto, es crucial no solo trazar una línea clara entre los usos sociales y la corrupción, sino también identificar patrones de comportamiento, estrategias utilizadas para eludir controles internos, y las señales de alerta asociadas a estas prácticas.

ESTABLECER LÍMITES A LOS USOS SOCIALES

De esta manera, se pueden implementar medidas eficaces para mitigar los riesgos y actuar de manera proactiva frente a posibles infracciones.

Desde la perspectiva de Compliance, uno de los principales desafíos es establecer los límites entre los usos sociales legítimos de los regalos y el inicio de prácticas que puedan ser consideradas como intentos de corrupción.

Los usos sociales, en este contexto, se refieren a aquellas acciones que forman parte de las convenciones aceptadas en un entorno cultural o comercial, como intercambiar pequeños obsequios en festividades, ofrecer detalles modestos en reuniones de negocios o expresar gratitud por un trabajo bien realizado.

Estos gestos, en general, no tienen la intención de influir en las decisiones de los destinatarios y se limitan a mantener buenas relaciones profesionales.

Sin embargo, estos usos sociales aceptables pueden difuminarse fácilmente cuando los regalos u obsequios adquieren características que los convierten en herramientas para obtener favores, influir en decisiones o asegurar ventajas competitivas de manera desleal.

Este es el punto donde termina el uso social y comienza la corrupción.

La corrupción, en este sentido, implica la utilización de obsequios, favores o cualquier otro beneficio para manipular a un tercero y conseguir un resultado ventajoso, generalmente en violación de normas éticas, legales o de gobernanza.

Por ejemplo, ofrecer a un funcionario público un regalo costoso con el propósito de influir en la adjudicación de un contrato gubernamental constituye un acto de corrupción, incluso si se presenta bajo la apariencia de un gesto de cortesía.

Uno de los aspectos fundamentales para distinguir entre los usos sociales y la corrupción es el valor económico del regalo u obsequio.

Un pequeño detalle, como una agenda corporativa, una pluma de bajo costo o una caja de dulces en una festividad, generalmente es aceptado como una muestra de cortesía.

REGALOS COMO DISPOSITIVOS ELECTRÓNICOS O VIAJES DE LUJO NO SON ACEPTABLES

Sin embargo, regalos de mayor valor, como dispositivos electrónicos, viajes de lujo, joyas o cualquier artículo costoso, pueden interpretarse como un intento de influir en la conducta del destinatario.

Por esta razón, muchas organizaciones establecen límites cuantitativos estrictos sobre el valor de los regalos que pueden ofrecer o aceptar sus empleados, como parte de su política de Compliance.

Estos límites buscan establecer una línea clara entre lo que es aceptable y lo que no lo es, asegurando que las prácticas empresariales se mantengan dentro de los márgenes éticos y legales.

Otro factor relevante es el contexto en el que se entregan los regalos.

La oportunidad o motivo detrás de un regalo puede ser determinante para evaluar su naturaleza.

Por ejemplo, ofrecer un pequeño obsequio en el contexto de una reunión profesional o una celebración cultural puede considerarse adecuado, mientras que un regalo entregado en medio de una negociación crítica, como la licitación de un contrato, podría generar sospechas de comportamiento corrupto.

En este sentido, el contexto y la intención son elementos clave que los modelos de Compliance deben analizar para evaluar el riesgo asociado a un regalo u obsequio.

Además, el destinatario del regalo también juega un papel fundamental en la determinación de si un obsequio es apropiado o no.

LEYES ANTICORRUPCIÓN EN PAÍSES EXTRANJEROS

En muchos países, las leyes anticorrupción, son especialmente estrictas en lo que respecta a regalos y obsequios ofrecidos a funcionarios públicos.

Incluso regalos modestos pueden ser considerados inapropiados o ilegales si se entregan a un funcionario con la intención de influir en su desempeño oficial.

Por ello, los modelos de Compliance suelen establecer reglas más estrictas para los regalos destinados a autoridades o empleados públicos que para aquellos ofrecidos a socios comerciales privados.

Dentro del modelo de Compliance, una herramienta esencial para abordar este problema es el desarrollo e implementación de una política corporativa de regalos y hospitalidad.

Esta política debe establecer directrices claras sobre lo que se considera aceptable en términos de obsequios, especificando límites de valor, ocasiones permitidas y procedimientos para la aprobación de regalos excepcionales.

Por ejemplo, puede requerirse que todos los regalos que excedan un valor predeterminado sean reportados y aprobados por el departamento de Compliance o la alta dirección antes de ser ofrecidos o aceptados.

También debe incluirse un registro de los regalos recibidos y entregados, lo que permite mantener una trazabilidad y transparencia que facilite la identificación de posibles irregularidades.

Otro elemento muy importante en un modelo de Compliance es la formación y sensibilización de los empleados en torno a los riesgos asociados con los regalos y obsequios.

Los empleados deben ser capacitados para identificar situaciones que puedan constituir un riesgo de corrupción, así como para comprender las políticas internas y las leyes aplicables. Esta formación no solo contribuye a reducir los riesgos, sino que también refuerza la cultura ética dentro de la organización.

Del mismo modo, debe tenerse presente la importancia de un enfoque proactivo para gestionar este problema no puede ser subestimada.

TIENEN QUE HABER PROCEDIMIENTOS PARA CONTROLAR ESTAS ACTIVIDADES

Los modelos de Compliance deben incluir procedimientos para monitorear y auditar las actividades relacionadas con regalos y hospitalidad, identificando patrones o prácticas que puedan indicar riesgos.

Por ejemplo, si un empleado recurrentemente ofrece obsequios de alto valor a un cliente específico, esto podría señalar un comportamiento problemático que debe ser investigado.

La implementación de canales de denuncia también es crucial para que los empleados puedan reportar de forma anónima cualquier sospecha de irregularidades en este ámbito.

El problema de los regalos y los obsequios en el marco de un modelo de Compliance tiene profundas implicaciones que van más allá de lo meramente normativo, afectando a múltiples niveles de una organización, desde su operación diaria hasta su reputación, competitividad y sostenibilidad en el largo plazo.

Desarrollar extensamente este tema exige una visión integral que contemple no solo los riesgos inmediatos, sino también las consecuencias a largo plazo de no gestionar adecuadamente estas prácticas, además de detallar cómo estas acciones pueden alterar la dinámica interna y externa de la organización.

Para ello, es necesario profundizar aún más en las consecuencias legales, financieras, reputacionales y organizacionales, y en las estrategias para mitigar los riesgos asociados.

En primer lugar, desde una perspectiva legal, el incumplimiento en la gestión de regalos y obsequios puede desencadenar investigaciones extensas y sanciones severas, lo que expone a la empresa a riesgos multilaterales.

ESTÁNDARES EXTRANJEROS

Las normativas internacionales, como la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero (FCPA) de Estados Unidos, la Ley del Soborno del Reino Unido (UK Bribery Act) y las directivas europeas sobre corrupción, han establecido estándares estrictos para prevenir prácticas indebidas.

 Estas leyes no solo se aplican a sobornos explícitos en forma de dinero, sino también a regalos que puedan percibirse como intentos de influir en decisiones comerciales o administrativas.

Además, muchas de estas normativas tienen alcance extraterritorial, lo que significa que una empresa puede ser sancionada en su país de origen por actos cometidos en el extranjero.

Por ejemplo, si una empresa ofrece un regalo inapropiado a un funcionario público en un país extranjero para asegurar un contrato, puede ser procesada tanto en ese país como en su país de origen.

Las consecuencias legales van desde multas multimillonarias hasta la posibilidad de que los directivos y empleados enfrenten responsabilidad penal, incluyendo penas de prisión.

Además, el cumplimiento normativo no es únicamente una cuestión de proteger a la empresa de sanciones, sino también de garantizar su acceso a determinados mercados.

DESCALIFICADAS DE FUTURAS LITIZACIONES

Muchas organizaciones, especialmente aquellas que dependen de contratos públicos o que operan en sectores regulados como el financiero, la energía o la construcción, pueden quedar descalificadas de futuras licitaciones si son descubiertas en actos de corrupción relacionados con regalos.

La inclusión en listas negras de organizaciones corruptas o el sometimiento a medidas de monitoreo externo por parte de reguladores puede limitar severamente la capacidad de una empresa para competir y expandirse en mercados clave.

En el ámbito financiero, las consecuencias de una mala gestión de los regalos y obsequios pueden ser devastadoras.

Además de las sanciones económicas impuestas por las autoridades regulatorias, que a menudo alcanzan montos significativos, también existen costos indirectos asociados con investigaciones internas, procesos legales prolongados y la necesidad de contratar asesores externos para manejar la crisis.

En casos emblemáticos como el de Siemens AG o Odebrecht, las multas derivadas de actos de corrupción incluyeron cientos de millones de dólares, lo que comprometió severamente la estabilidad financiera de estas empresas y las obligó a reestructurar sus operaciones a nivel global.

Además, las empresas que enfrentan este tipo de problemas suelen ver una caída en su valor en el mercado, ya que los inversores perciben mayores riesgos y reducen su confianza en la sostenibilidad de la organización.

El daño reputacional asociado con el uso indebido de regalos y obsequios puede ser incluso más duradero y perjudicial que las sanciones legales o financieras.

En un entorno empresarial globalizado e interconectado, donde las redes sociales y los medios de comunicación amplifican rápidamente cualquier crisis, las acusaciones de corrupción pueden propagarse con velocidad y dejar una huella indeleble en la percepción pública de la empresa.

Una mala reputación no solo afecta la relación de la empresa con sus clientes y socios comerciales, sino que también puede generar boicots por parte de consumidores y accionistas.

LA CULTURA ORGANIZATIVA DE LA EMPRESA PUEDE VERSE DESESTABILIZADA

Además, cada vez más inversores institucionales, fondos de inversión y entidades financieras adoptan criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) para evaluar sus decisiones de inversión.

Un escándalo relacionado con regalos o corrupción puede descalificar a la empresa de ser considerada para estas inversiones, lo que limita su capacidad de acceder a capital y de financiar su crecimiento.

Internamente, la gestión inadecuada de regalos y obsequios puede desestabilizar la cultura organizativa y generar conflictos que afectan el funcionamiento interno de la empresa.

Por un lado, aceptar regalos o beneficios costosos puede distorsionar el juicio de los empleados, llevándolos a tomar decisiones que no benefician a la organización en su conjunto, sino que priorizan intereses personales o de terceros.

Por otro lado, si los empleados perciben que ciertos individuos dentro de la empresa reciben regalos o favores de manera recurrente sin consecuencias, se fomenta una cultura de permisividad hacia prácticas poco éticas.

Esto no solo socava la moral interna y el sentido de justicia, sino que también debilita los valores corporativos y genera un entorno propenso a más violaciones de las normativas internas.

Además, cuando se permite que los regalos se conviertan en una herramienta de influencia indebida, se corre el riesgo de establecer relaciones comerciales desequilibradas que afectan la competitividad y la transparencia.

Por ejemplo, un proveedor que ofrece regalos sustanciales a un responsable de compras podría asegurarse contratos injustamente, desplazando a otros proveedores que podrían haber ofrecido mejores condiciones.

Esto no solo perjudica la equidad en la selección de proveedores, sino que también puede llevar a la organización a asumir costos más altos o a recibir productos y servicios de menor calidad, afectando su rentabilidad a largo plazo.

POSTURA PROACTIVA Y PREVENTIVA DEL MODELO DE COMPLIANCE

Frente a estas graves consecuencias, el modelo de Compliance debe adoptar una postura proactiva y preventiva, desarrollando políticas y procedimientos específicos para gestionar los riesgos asociados con los regalos y obsequios.

Esto incluye la implementación de una política de regalos y hospitalidad, que establezca límites claros sobre el valor y la naturaleza de los regalos permitidos, así como las circunstancias en las que pueden ser ofrecidos o aceptados.

Por ejemplo, una política eficaz podría prohibir la entrega de regalos durante procesos de licitación o negociación, exigir la aprobación previa para regalos de valor superior a un umbral definido, y requerir la inclusión de todos los obsequios en un registro centralizado accesible para auditorías internas.

Otra herramienta clave es la capacitación continua de los empleados, para asegurarse de que comprendan los riesgos asociados con los regalos y obsequios, así como las políticas internas y las leyes aplicables.

La formación debe enfatizar que incluso los regalos aparentemente pequeños o inocuos pueden ser malinterpretados o utilizados como evidencia de corrupción en ciertos contextos.

Asimismo, los empleados deben ser capacitados para identificar y denunciar comportamientos sospechosos, y deben tener acceso a canales de denuncia confidenciales y protegidos contra represalias.

«Las prácticas relacionadas con regalos y obsequios, si no se gestionan adecuadamente, pueden tener consecuencias legales, financieras, reputacionales y organizacionales graves que ponen en riesgo la sostenibilidad y la competitividad de la empresa».

Las auditorías periódicas también son esenciales para garantizar que las políticas de regalos se estén cumpliendo y para identificar patrones sospechosos, como la entrega recurrente de regalos a un destinatario en particular o la falta de registro de ciertos obsequios.

 El uso de herramientas tecnológicas, como sistemas de gestión de cumplimiento automatizados, puede facilitar este proceso al permitir el monitoreo en tiempo real de las actividades relacionadas con regalos y hospitalidad.

En última instancia, la gestión efectiva de los regalos y obsequios requiere el compromiso de la alta dirección de la empresa.

Los líderes deben dar el ejemplo, adoptando un enfoque de tolerancia cero hacia la corrupción y promoviendo una cultura de integridad en toda la organización.

Esto incluye respaldar las políticas de Compliance, participar activamente en su implementación y actuar con transparencia en sus propias interacciones comerciales.

El modus operandi en casos donde los regalos y obsequios pueden ser utilizados como vehículo para la corrupción, incluye estrategias específicas diseñadas para influir en decisiones clave, o, garantizar beneficios indebidos para la organización o el individuo que los ofrece.

COMPORTAMIENTOS A OBSERVAR

Seguidamente, es procedente analizar los principales esquemas y comportamientos que suelen observarse, junto con ejemplos concretos y mecanismos para enfrentarlos desde el modelo de Compliance:

a). La fragmentación de regalos para evadir límites internos.

Un modus operandi común consiste en dividir un regalo de alto valor en varios regalos más pequeños que, en conjunto, exceden los límites establecidos por las políticas internas, pero que de manera individual parecen insignificantes.

Por ejemplo, en lugar de ofrecer un único regalo costoso, un empleado podría realizar varias entregas consecutivas de obsequios más modestos, como cenas, entradas para eventos deportivos o productos electrónicos pequeños, con el objetivo de evitar llamar la atención o ser detectado por los controles establecidos.

El mecanismo de prevención ante este tipo de conductas conlleva que el modelo de Compliance incluya un registro centralizado de regalos, de manera que cualquier patrón sospechoso de múltiples regalos ofrecidos o recibidos en un período corto pueda ser identificado fácilmente.

Además, debe establecerse un límite anual acumulativo para los obsequios ofrecidos o recibidos por un mismo empleado o hacia un destinatario específico.

b). El uso de regalos «indirectos».

Otro esquema frecuente es ofrecer regalos o beneficios no directamente al destinatario deseado, sino a familiares, amigos cercanos u organizaciones vinculadas a esa persona.

Por ejemplo, una empresa podría financiar una donación aparentemente altruista a una fundación dirigida por un funcionario público, o regalar viajes o experiencias de lujo a familiares del destinatario, con la intención de influir en decisiones oficiales o comerciales.

El mecanismo de prevención ante este tipo de comportamientos exige que las políticas de regalos y hospitalidad deben extender su alcance para incluir regalos indirectos.

Asimismo, es esencial implementar procedimientos de debida diligencia para verificar las conexiones personales o familiares del destinatario con cualquier tercero que reciba un beneficio.

La capacitación en ética y en Compliance debe enfatizar que incluso los regalos indirectos pueden constituir un riesgo de corrupción.

c). Los regalos «contextualizados» en negociaciones sensibles.

Un modus operandi típico en el que los regalos cruzan la línea hacia la corrupción es ofrecerlos en momentos clave de una negociación, como antes de una licitación, durante una adjudicación de contrato o en medio de discusiones sobre renovaciones de acuerdos comerciales.

En estos casos, los regalos no buscan mantener una buena relación profesional, sino influir directamente en las decisiones.

El mecanismo de prevención ante tales situaciones determina que el modelo de Compliance deba establecer prohibiciones estrictas respecto a ofrecer o aceptar regalos durante períodos sensibles, como licitaciones, renegociaciones de contratos o inspecciones regulatorias.

Estas restricciones deben ser comunicadas claramente a los empleados y socios comerciales, y su cumplimiento debe ser monitoreado mediante auditorías específicas.

d). El camuflaje como hospitalidad o eventos corporativos.

Algunos regalos se disimulan como hospitalidad o como invitaciones a eventos, lo que dificulta determinar si su finalidad es legítima o si representan un intento de influencia indebida.

Por ejemplo, una empresa podría invitar a un cliente o funcionario público a un evento corporativo, pero acompañar esta invitación con beneficios excesivos, como alojamiento en hoteles de lujo, transporte en primera clase, o experiencias exclusivas no relacionadas con el propósito del evento.

El mecanismo preventivo ante tales circunstancias lleva consigo, que las políticas de Compliance deban establecer límites claros para la hospitalidad, especificando que cualquier invitación debe tener un propósito legítimo relacionado con el negocio.

Además, se debe exigir una aprobación previa de cualquier gasto relacionado con hospitalidad que exceda un umbral predefinido. El registro de eventos y gastos asociados también debe auditarse periódicamente.

e). El uso de intermediarios o terceros.

Un modus operandi particularmente difícil de detectar es el uso de intermediarios, como consultores, agentes comerciales o distribuidores, para ofrecer regalos o beneficios indebidos en nombre de la organización.

Este enfoque permite que el responsable directo se mantenga en la sombra, dificultando la atribución de responsabilidades.

El mecanismo de prevención implica que el uso de la debida diligencia de terceros debe ser una parte integral del modelo de Compliance.

Esto incluye evaluar los antecedentes de los intermediarios, auditar sus actividades y contratos, y exigir cláusulas contractuales que prohíban expresamente ofrecer regalos o beneficios indebidos en nombre de la empresa.

Además, cualquier gasto relacionado con terceros debe ser revisado cuidadosamente para detectar indicios de pagos inusuales.

f). La entrega de regalos en efectivo o equivalentes.

Aunque en muchas empresas está explícitamente prohibido ofrecer dinero en efectivo como regalo, este sigue siendo uno de los métodos más directos y, a menudo, utilizados para cometer actos de corrupción.

En algunos casos, los regalos toman la forma de tarjetas de regalo, bonos o equivalentes en efectivo que no dejan un rastro claro en los sistemas financieros.

El mecanismo de prevención ante estas actitudes determina, que las políticas de Compliance deben prohibir de manera explícita la entrega de dinero en efectivo o equivalentes, como tarjetas de regalo.

 Además, los sistemas financieros deben ser monitoreados para identificar transacciones sospechosas que puedan estar relacionadas con la adquisición de estos equivalentes.

g). La racionalización cultural.

En algunos casos, los empleados justifican regalos costosos alegando que son parte de la cultura local o empresarial en ciertos países o regiones, especialmente en lugares donde las relaciones comerciales suelen incluir la entrega de obsequios valiosos.

Aunque el contexto cultural puede ser relevante, esto no justifica infringir normativas internacionales anticorrupción.

El mecanismo de prevención en esta caso, determina que el modelo de Compliance deba abordar explícitamente las particularidades culturales, pero dejar claro que ninguna práctica local puede justificar el incumplimiento de las políticas internas o leyes internacionales.

Además, los empleados deben ser formados para reconocer y gestionar estas situaciones con integridad.

Todo ello lleva a la consideración, que los regalos y obsequios en un modelo de Compliance representan un desafío importante, ya que es necesario equilibrar las prácticas legítimas de cortesía empresarial con la prevención de riesgos de corrupción.

Los usos sociales terminan y comienza la corrupción cuando los regalos exceden los límites de valor, se entregan en contextos inapropiados, o, están destinados a influir en las decisiones de manera indebida.

HERRAMIENTAS DE CORRUPCIÓN

Los regalos y obsequios representan, como se ha podido comprobar tienen una alta capacidad para ser utilizados como herramientas de corrupción a través de diversas estrategias o modus operandi.

Para abordar este problema, las organizaciones deben establecer políticas claras, capacitar a sus empleados, monitorear las actividades relacionadas con regalos y hospitalidad, y garantizar la trazabilidad de estas prácticas.

Al hacerlo, no solo protegen su integridad y reputación, sino que también contribuyen a promover una cultura de transparencia y ética en los negocios.

Estas políticas conllevan la implementación de políticas claras, límites cuantitativos, procedimientos de aprobación, auditorías internas y formación adecuada es fundamental para identificar, y la posibilidad de prevenir y de mitigar los riesgos asociados.

Al establecer controles proactivos y efectivos, las organizaciones pueden asegurarse de que las prácticas relacionadas con regalos y hospitalidad se mantengan dentro de los límites éticos y legales, reforzando su compromiso con la transparencia y la integridad.

Por todo ello, puede afirmarse, que las prácticas relacionadas con regalos y obsequios, si no se gestionan adecuadamente, pueden tener consecuencias legales, financieras, reputacionales y organizacionales graves que ponen en riesgo la sostenibilidad y la competitividad de la empresa.

Para prevenir estos riesgos, el modelo de Compliance debe abordar de manera integral todos los aspectos relacionados con los regalos.

Solo a través de un enfoque preventivo y comprometido es posible garantizar que las prácticas de regalos y hospitalidad se mantengan dentro de los límites éticos y legales, protegiendo a la empresa de las graves consecuencias en el caso de que se produzca un incumplimiento.

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