Cuando la suerte se acaba: seis años de cárcel para el dj y jugador de póker que aterrizó en Ibiza con una maleta ‘cargada’
El dj y jugador de póker, Salman Fouad Behbehani, aterrizó a lo grande en ibiza, en un jet privado, cargado de droga. A lo grande. Y fue detenido. Ahora condenado. La foto fue tomada en 2017, cuando ganó el "Pokerstars Championship" en Bahamas.

Cuando la suerte se acaba: seis años de cárcel para el dj y jugador de póker que aterrizó en Ibiza con una maleta ‘cargada’

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20/3/2025 20:31
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Actualizado: 20/3/2025 20:33
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Salman Fouah Behbehani aterrizó en Ibiza con la fanfarria de quien cree que el mundo es su casino particular. Dj de profesión, jugador de póker por vocación y, según parece, aficionado a los excesos con la misma intensidad con la que otros coleccionan sellos.

Era el 16 de julio de 2021, y el hombre descendió de un jet privado llegado desde Las Vegas como un príncipe del Golfo, rodeado de una comitiva de treinta personas, seguramente dispuestas a todo menos a perder.

El problema es que, entre la parafernalia del séquito, los funcionarios de aduanas se toparon con una maleta que no contenía precisamente bañadores ni cremas solares. No, señor.

En su interior había 83 gramos de cocaína, 348 de ketamina, 52 de MDMA y 543 gramos de cannabis.

En total, un pequeño bazar de sustancias por valor de 26.514 euros. Por si el menú de narcóticos no fuera suficiente, Behbehani también llevaba encima 8.000 euros en efectivo y un puñado de divisas extranjeras.

Porque un jugador nunca viaja con las manos vacías.

NEGÓ QUE LA MALETA FUERA SUYA

El caso llegó este lunes a la Audiencia Provincial de Palma. Un tribunal serio y con menos sentido del humor que el acusado, que, con la misma desfachatez con la que se juega un farol en una partida, negó que la maleta fuera suya.

Pero los jueces no son crupieres dispuestos a dejarse engañar con trucos baratos. Después de escuchar a los agentes de la Guardia Civil y a las funcionarias de Vigilancia Aduanera, y tras revisar la documentación presentada, la conclusión fue clara: la maleta era suya y su contenido también.

El veredicto cayó como una losa. Seis años y un día de prisión y una multa de 30.000 euros por un delito contra la salud pública. Nada de un simple tirón de orejas o una multa que pudiera pagar con lo que se encuentra entre los cojines de su sofá en Kuwait.

No, esto iba en serio. La Sala ha dejado bien claro que las sustancias no eran para consumo personal, sino para distribuirlas entre los turistas que llegan a la isla con la cartera llena y el sentido común en números rojos.

El acusado, como todo buen tahúr, intentó alegar que la maleta no le pertenecía. Pero en este juego, las cartas estaban marcadas desde el principio. Las pruebas eran contundentes y los jueces no compraron su versión.

Tampoco le sirvió que su defensa intentara poner en duda la cadena de custodia de las sustancias incautadas. Todo se había hecho según el protocolo, sin resquicios para una apelación fácil.

El tribunal lo encontró «autor responsable de un delito contra la salud pública previsto y penado en los artículos 368 y 369.5o del Código Penal, en su modalidad de sustancias que causan grave daño a la salud y en cantidad de notoria importancia».

Ahora, Behbehani tendrá tiempo para reflexionar sobre los riesgos de apostar demasiado alto. Se le permite recurrir la sentencia ante el Tribunal Superior de Justicia de Baleares, pero el panorama no es alentador.

En el póker, la suerte a veces sonríe. En la justicia, no tanto.

Y en España, por mucho que algunos crean lo contrario, ni el dinero ni los aviones privados compran la impunidad. Menos aún cuando llegas a Ibiza con una maleta llena de problemas.

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