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Opinión | La encrucijada del cónclave: geopolítica, ideología y el alma de la Iglesia post-Francisco

Opinión | La encrucijada del cónclave: geopolítica, ideología y el alma de la Iglesia post-Francisco
Jorge Carrera analiza las claves ideológicas, geopolíticas y espirituales que marcarán el próximo cónclave tras el pontificado de Francisco. Foto. EP.
21/4/2025 23:58
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Actualizado: 21/4/2025 23:58
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La Iglesia Católica se asoma a un horizonte incierto. Con 1.370 millones de fieles, enfrenta desafíos globales que van desde conflictos geopolíticos hasta revoluciones tecnológicas.

Tras un pontificado de Francisco marcado por profundos cambios y controversias, la eventualidad de un próximo cónclave no es meramente un evento de sucesión religiosa, sino una coyuntura crítica que entrelaza la fe con complejas dinámicas globales y batallas ideológicas internas.

El presente trabajo desentraña las fuerzas en juego, analizando un electorado cardenalicio estratégicamente remodelado, las presiones externas desde Ucrania hasta China, y el legado papal que plantea la pregunta fundamental: ¿continuidad, corrección o ruptura para el futuro de la institución?

Está por ver. A primera vista Parolin (Italia), Tagle (Filipinas) y Zuppi (Italia) aparecen en posiciones muy relevantes de cara a la elección final, aunque no debe perderse de vista a Besungu muy apoyado por el bloque del Sur Global.

El Colegio Cardenalicio: un mosaico de visiones

El Colegio Cardenalicio, lejos de ser un bloque homogéneo, alberga facciones discernibles con visiones divergentes sobre el rumbo de la Iglesia.

La facción progresista se alinea con el énfasis del Papa Francisco en la justicia social, la misericordia y la inclusión. Figuras como los cardenales Zuppi, McElroy, Cupich, Hollerich y Tagle comprenden que la relevancia contemporánea de la Iglesia depende de su capacidad para dialogar con el mundo moderno.

El bloque conservador anhela un retorno a la claridad doctrinal y las enseñanzas morales tradicionales. Cardenales como Burke, Sarah, Müller, Erdő, Eijk y Zen expresan preocupación por la percibida «politización» de ideologías seculares dentro de la Iglesia, favoreciendo posturas más alineadas con los pontificados de Benedicto XVI o Juan Pablo II.

El grupo intermedio, significativamente ampliado por Francisco con cardenales del Sur Global, presenta una complejidad particular. Estos purpurados suelen compartir las preocupaciones sociales del Papa actual, pero mantienen posturas socialmente conservadoras en temas familiares y de sexualidad.

Cardenales como Turkson y Ambongo ejemplifican esta posición matizada, convirtiéndose en potenciales «votos decisivos» en un cónclave.

Geografía y demografía: un Colegio transformado

La composición geográfica del Colegio ha sido significativamente alterada por Francisco, quien nombró aproximadamente al 78-79% de los electores actuales. Esta transformación incluyó:

Una reducción deliberada del dominio europeo tradicional, por una parte. La elevación de cardenales de regiones previamente subrepresentadas en Asia, África y América Latina, por otra. Lo que refleja el cambio demográfico del catolicismo hacia el Sur Global

A pesar de este origen común, la diversidad de procedencias y preocupaciones locales significa que estos cardenales pueden priorizar cualidades muy diferentes en un sucesor, haciendo que el resultado sea menos predecible de lo que sugiere la simple matemática faccional.

El Sur Global: nuevo centro de gravedad eclesiástico

El desplazamiento del centro demográfico de la Iglesia Católica hacia el hemisferio sur representa uno de los cambios más significativos en la composición de la feligresía global. Este fenómeno tiene profundas implicaciones para el próximo cónclave y el futuro de la institución.

Un Voto con peso inédito

Por primera vez en la historia moderna, los cardenales del Sur Global constituyen un bloque electoral con capacidad determinante. Algunas características de este grupo incluyen:

Diversidad interna: Los purpurados de África, Asia y América Latina no conforman un bloque monolítico. Presentan sensibilidades teológicas y pastorales diversas, frecuentemente combinando posturas socialmente progresistas con visiones moralmente tradicionales.

Prioridades distintivas: Sus agendas suelen enfatizar la lucha contra la pobreza, el desarrollo sostenible, el diálogo interreligioso en contextos no cristianos, y la protección de comunidades vulnerables. Temas como la sinodalidad pueden ser interpretados desde perspectivas culturales propias, menos individualistas que las occidentales.

Experiencia de periferia: Muchos proceden de iglesias que han crecido en entornos hostiles o minoritarios, desarrollando modelos de evangelización y resiliencia distintos a los europeos. Esta experiencia de «Iglesia en salida» resuena con la visión misionera de Francisco.

Tensiones Norte-Sur en temas clave

Las dinámicas Norte-Sur se manifiestan de forma compleja y a veces contradictoria:

Cuestiones morales: Los cardenales africanos y asiáticos suelen mantener posturas más conservadoras en temas de sexualidad y familia que sus homólogos europeos o norteamericanos. El rechazo firme de «Fiducia Supplicans» por las conferencias episcopales africanas evidencia estas diferencias.

Justicia social: En asuntos económicos y ecológicos, muchos cardenales del Sur Global adoptan posturas críticas hacia el neoliberalismo y demandan mayor justicia climática, alineándose con posiciones consideradas progresistas en el Norte.

Identidad y tradición: La experiencia de confrontación con el Islam en África o la secularización en Latinoamérica puede generar énfasis distintos sobre la identidad religiosa y la misión de la Iglesia.

Posibles escenarios para el próximo Cónclave

El peso del Sur Global podría manifestarse en el cónclave a través de tres escenarios principales:

1.- Un Papa del Sur: La elección de un candidato africano (como Turkson o Ambongo), latinoamericano o asiático (como Tagle) no solo representaría una continuidad geográfica con Francisco, sino un reconocimiento del peso demográfico actual del catolicismo global.

2.- Poder de veto: Aun si no logran imponer un candidato propio, los cardenales del Sur Global tienen ahora capacidad efectiva para bloquear candidatos percibidos como demasiado eurocéntricos o desconectados de las realidades de la mayoría de los católicos mundiales.

3.- Coalición transregional: Podría emerger una alianza entre cardenales moderados europeos y representantes del Sur Global en torno a un candidato de compromiso que combine sensibilidad hacia las periferias con capacidad de gestión curial.

    Implicaciones geopolíticas

    Un Papa procedente del Sur Global o fuertemente respaldado por estos cardenales tendría implicaciones significativas:

    Diplomacia multipolar: Probablemente mantendría distancia tanto de bloques occidentales como orientales, privilegiando una posición verdaderamente global.

    Voz del Sur: Reforzaría el papel de la Iglesia como defensora de países en desarrollo en foros internacionales, particularmente en temas de deuda externa, cambio climático y migración.

    Nuevo equilibrio Iglesia-Estado: Podría replantear las relaciones con gobiernos del Norte Global desde una posición menos deferente y más profética.

    El conflicto en Ucrania

    La guerra en Ucrania evidenció diferentes visiones sobre la diplomacia vaticana. La postura mediadora de Francisco enfrentó críticas por su percibida ambigüedad, especialmente desde Europa del Este.

    El próximo cónclave podría elegir entre un Papa con posición más firme contra la agresión rusa, realineando la diplomacia vaticana más cerca de posiciones occidentales o un pontífice que continúe la vía de diálogo amplio, arriesgando críticas por ambigüedad moral

    Las relaciones con China

    El controvertido acuerdo provisional de 2018 con China sobre nombramiento de obispos representa otra línea divisoria crucial. Este pacto buscaba unificar la Iglesia china y asegurar la comunión con Roma, pero ha generado fuertes críticas por permitir una influencia significativa de Beijing en la selección episcopal, por las persistentes preocupaciones sobre libertad religiosa y represión y la aparente falta de reciprocidad diplomática.

    Los cardenales deberán evaluar si continuar esta estrategia de compromiso o adoptar una línea más firme que priorice la libertad religiosa a costa de posibles rupturas diplomáticas.

    Diálogo interreligioso y el Islam

    El histórico «Documento sobre la Fraternidad Humana» firmado en Abu Dhabi (2019) marcó un hito en las relaciones con el Islam. Su afirmación de que el pluralismo religioso es «querido por Dios en Su sabiduría» generó intenso debate teológico.

    La interpretación de este legado dividirá a los electores entre los continuistas que buscarán profundizar este diálogo fraterno y los tradicionalistas que enfatizarán las diferencias teológicas y la seguridad de minorías cristianas

    Polarización social y eclesial

    La Iglesia refleja la polarización social más amplia en temas como Derechos LGBTQ+ y familia, cambio climático y justicia ambiental y preferencias litúrgicas y devocionales

    Los cardenales buscarán un Papa capaz de navegar o sanar estas divisiones, ya sea reafirmando firmemente enseñanzas tradicionales o continuando el alcance a los márgenes propuesto por Francisco.

    Inteligencia Artificial: un nuevo horizonte de desafíos

    El desarrollo acelerado de la inteligencia artificial representa un desafío ético, antropológico y pastoral sin precedentes que el próximo pontificado deberá abordar con mayor profundidad.

    Durante el pontificado de Francisco, el Vaticano ha comenzado a articular posiciones sobre la IA, destacando la firma del «Rome Call for AI Ethics» en 2020, promoviendo un desarrollo centrado en el ser humano, advertencias papales contra una «falsa infinitud» tecnológica que olvide la finitud humana, preocupaciones sobre el impacto en el empleo, la privacidad y la autonomía humana y llamamientos a la regulación global de tecnologías emergentes.

    Sin embargo, el próximo Papa deberá profundizar este legado incipiente, enfrentando cuestiones más específicas:

    1.- Dimensión antropológica: ¿Cómo preservar la singularidad de la experiencia humana y la dignidad de la persona frente a sistemas cada vez más sofisticados? Un Papa conservador probablemente enfatizaría la irreductibilidad del alma humana y los límites éticos infranqueables, mientras uno progresista podría explorar las oportunidades de colaboración hombre-máquina desde un humanismo renovado.

    2.- Justicia algorítmica: La perpetuación de sesgos y discriminaciones mediante algoritmos presenta un desafío a la enseñanza social católica. El próximo pontificado deberá articular principios para garantizar que estas tecnologías no amplíen desigualdades existentes.

    3.- Bioética digital: Las aplicaciones de IA en medicina, desde diagnósticos hasta modificaciones genéticas, representan un nuevo capítulo en la bioética católica tradicional. ¿Cómo aplicará el próximo Papa principios como la dignidad de la vida humana a estas nuevas fronteras?

    4.- Gobernanza global: La necesidad de marcos regulatorios transnacionales para la IA abre un espacio donde la diplomacia vaticana podría ejercer influencia moral significativa, especialmente en la promoción de un acceso equitativo a estas tecnologías.

    5.- Impacto pastoral: Desde la automatización del trabajo hasta la soledad digital, los efectos sociales de la IA presentarán nuevos desafíos pastorales que requerirán respuestas creativas y compasivas.

      El enfoque hacia la IA será un indicador importante del tipo de liderazgo que ejercerá el próximo pontífice: desde una postura de precaución tradicionalista hasta un compromiso proactivo con el desarrollo tecnológico guiado por valores humanos.

      Candidatos potenciales

      Entre los nombres que resuenan como posibles sucesores, emerge una diversidad de perfiles representativos de distintas visiones eclesiales:

      Cardenal Pietro Parolin (Italia, n. 1955), secretario de Estado, representa un perfil moderado y una administración hábil. Arquitecto del acuerdo con China, favorece la sinodalidad y podría constituir un candidato de compromiso que devolvería el papado a manos italianas.

      Cardenal Luis Antonio Tagle (Filipinas, n. 1957), pro-Prefecto para la Evangelización, destaca por su carisma pastoral y popularidad. Alineado con el ala progresista, simbolizaría un cambio hacia Asia y una continuación del estilo de Francisco.

      Cardenal Matteo Zuppi (Italia, n. 1955), arzobispo de Bolonia y Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, combina prioridades pastorales con experiencia diplomática. Sus vínculos con la Comunidad de Sant’Egidio y su experiencia como enviado para Ucrania lo posicionan como un candidato versátil.

      Cardenal Péter Erdő (Hungría, n. 1952), primado de Hungría y experto en derecho canónico, representa una posición conservadora que enfatiza la ortodoxia teológica y las raíces cristianas de Europa. Podría ser un candidato conservador con capacidad de tender puentes.

      Cardenal Robert Sarah (Guinea, n. 1945), prefecto emérito de Culto Divino, es una voz conservadora destacada y defensor firme de la liturgia tradicional. Crítico de iniciativas como «Fiducia Supplicans», representaría la opción tradicionalista más intransigente.

      Otros nombres relevantes incluyen al Cardenal Peter Turkson (Ghana), enfocado en justicia social y ecología, y al Cardenal Fridolin Ambongo Besungu (RDC), defensor de derechos humanos que lideró resistencias africanas a «Fiducia Supplicans».

      La encrucijada fundamental: ¿Qué Iglesia para el Siglo XXI?

      El próximo cónclave enfrentará una decisión fundamental sobre el tipo de Iglesia que se busca para nuestro tiempo. Las opciones se resumen en tres caminos:

      Continuidad: Priorizar la flexibilidad pastoral y la justicia social iniciadas por Francisco, profundizando en la sinodalidad y el diálogo con el mundo contemporáneo.

      Corrección: Enfatizar la claridad doctrinal y la tradición, reafirmando las posturas morales tradicionales y la identidad católica distintiva.

      Síntesis: Buscar un candidato que represente una nueva integración de apertura pastoral con fidelidad doctrinal, trascendiendo la polarización actual.

      Un Momento Decisivo

      La elección del próximo Papa no ocurrirá en el vacío, sino en la intersección compleja de la política interna de la Iglesia, realidades geopolíticas apremiantes y cuestiones teológicas fundamentales.

      Los cardenales deberán discernir el tipo de liderazgo adecuado para navegar el complejo escenario mundial, reflejando tanto su evaluación del pontificado de Francisco como su visión para el futuro.

      El papado, con su autoridad moral y diplomática única, verá su influencia modelada por las prioridades del próximo Pontífice.

      Independientemente de la orientación elegida, el desafío de unir una Iglesia polarizada y mantener la relevancia del mensaje evangélico en un mundo secularizado pero hambriento de sentido será la tarea fundamental que definirá este pontificado venidero.

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