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Opinión | El papel de las federaciones deportivas en la promoción de la igualdad de género

Opinión | El papel de las federaciones deportivas en la promoción de la igualdad de género
De acuerdo con Isabel Pérez Espinosa, aboada y secretaria general de la Unión de Federaciones Deportivas de Cataluña, Las federaciones deportivas tienen un papel decisivo en la construcción de un deporte más inclusivo e igualitario para mujeres y hombres.
09/5/2025 05:35
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Actualizado: 09/5/2025 00:53
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¿Es esta la década del cambio real en relación a la igualdad de género? Habrá quien piense que es exagerado dicho título, pero sin duda nadie podrá negar que cuanto menos, será uno de los bastiones que se han luchado y que poco a poco se van conquistando.

Desde la UFEC creemos que, para lograr un objetivo tan ilustre, únicamente puede conseguirse con el esfuerzo de todos los ámbitos de la vida y todos sus componentes, pues la unión hace la fuerza y, en efecto, las federaciones, y en nuestro caso las federaciones deportivas, tienen un papel fundamental, una responsabilidad como institución que debe trabajar para afianzar los progresos y ser la punta de lanza de los retos venideros.

Los cimientos en los que debe asentarse la igualdad de género dentro del deporte tienen su origen en el marco jurídico existente, que arranca en el principio de igualdad y no discriminación dando paso a instrumentos jurídicos internacionales como la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW), donde se incluye el deporte en sus artículos 10 y 13, o la Carta europea del deporte del Consejo de Europa.

Es con esta base que las federaciones deportivas, como entes rectores de sus respectivas disciplinas, desempeñan un papel crucial en la promoción, desarrollo y garantía de la igualdad de género dentro del ecosistema deportivo.

La responsabilidad que recae en las federaciones debe ser transformada en acciones reales, palpables y que garanticen la meta de la igualdad.

Estas acciones, deben tener una visión de 360 grados, es decir, no solo debe centrar sus esfuerzos en lograr una igualdad real en las entrañas de la federación, sino que debe impulsar y fomentar la misma meta en los clubes, las entidades deportivas y la sociedad.

Si bien el reto no es pequeño, existen acciones claras que se han puesto en práctica y que nos encaminan haca la buena dirección haciendo más cercano el destino.

Así, por ejemplo, las federaciones deben diseñar políticas inclusivas, implementando comisiones de género con un papel activo que planifique el desarrollo institucional en materia de igualdad y que dé impulso a las acciones tendentes a fomentar la participación femenina en el deporte en todas las disciplinas y niveles; apostar por una capacitación de entrenadores, jueces, dirigentes y atletas con perspectiva de género, eliminando sesgos y prácticas discriminatorias; gestionar un acceso equitativo a recursos, tanto económicos como de índole logístico, espacios de entrenamiento, programas de desarrollo y visibilidad mediática …

No debemos esconder el orgullo que sentimos al pensar que estamos llevando a cabo estas acciones con el trabajo diario, pero tampoco debemos permitir la desidia de pensar que esta todo el trabajo hecho, pues claramente no es así.

RETOS PENDIENTES Y DESIGUALDADES

Aun son muchos los retos pendientes y las desigualdades que persisten.

Las federaciones deportivas deben seguir trabajando para tener una visión más femenina en los puestos de liderazgo, pues la inclusión de mujeres en la toma de decisiones ha demostrado tener un impacto positivo en la sostenibilidad y gobernanza del deporte. La diversidad de perspectivas fortalece la gestión institucional y mejora la respuesta a las necesidades de toda la comunidad deportiva.

La lucha por salarios equitativos entre deportistas de élite femeninas y masculinos o cambiar los estereotipos deportivos en los medios de comunicación, son batallas que debemos seguir librando, pues Roma no se construyó en dos días.

La promoción de la igualdad de género no es una opción ni un gesto simbólico, sino una obligación legal, ética y social que las federaciones deportivas deben asumir de forma proactiva.

Como líderes del movimiento deportivo, debemos entender que el verdadero desarrollo del deporte solo será posible en un contexto donde mujeres y hombres tengan las mismas oportunidades de participar, liderar y triunfar.

La posición privilegiada de las federaciones permite medir el impacto de las políticas llevadas a cabo o desarrolladas y. en caso de necesidad, corregir desigualdades estructurales.

Debemos sumar esfuerzos para la construcción de un deporte más justo, inclusivo y representativo. Solo así podremos cumplir con la misión de que el deporte sea un derecho para todas las personas, sin distinción de género y en esta misión las Federaciones deportivas ponemos nuestro granito diariamente, pues creemos en el objetivo y soñamos con alcanzarlo más pronto que tarde.

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