Opinión | Pedro Sánchez y El Retrato de Dorian Gray: «To be or not to be»
Luis Romero Santos, doctor en derecho y socio director de Luis Romero Abogados, analiza en su columna el tablero de ajedrez al que está haciendo frente el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a causa de la corrupción, y sobre el que afirma que no tiene el control de la situación. Foto: LRS.

Opinión | Pedro Sánchez y El Retrato de Dorian Gray: «To be or not to be»

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24/6/2025 05:35
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Actualizado: 25/6/2025 01:01
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Aún resuenan los ecos de aquella gran carcajada del presidente en el Congreso de los Diputados cuando se burlaba de Feijóo al haber asegurado el líder popular que había ganado las elecciones. Era una risa nerviosa, desmedida, intermitente, ruidosa, cínica y en cierto modo, grosera. A mí me recordaba a Nerón, quien cantaba y tocaba la lira mientras veía arder Roma.

Ha transcurrido un año y medio desde aquel ataque de risa en el que Sánchez se desternillaba mientras reía a mandíbula abierta. Escribía yo en “La carcajada del presidente: anatomía de un instante” publicado aquí en Confilegal que “…es el signo de algo que intuimos que no terminará bien. Es el inicio de algo que ya vimos que podía acaecer”.

Anticipaba en dicho texto que al presidente le podría ocurrir como a Dorian Gray cuando su rostro joven se transformó en una cara decrépita y deforme mientras en su retrato acontecía lo contrario, consecuencia fatal de haber vendido su alma para llevar una vida libertina de variadas experiencias amorales en tanto él se conservaba joven y bello; mientras tanto, el cuadro reflejaría su envejecimiento y sus pecados.

Esa visión del presidente Sánchez compareciendo en la sede de Ferraz ante toda España fatalmente maquillado para parecer compungido y demacrado, pidiendo perdón y asegurando estar sorprendido y afligido por la traición de Santos Cerdán y una corrupción  que él no había imaginado, me ha recordado a Dorian Gray en sus últimos momentos.

Al poco tiempo, comparecía de nuevo dando cuenta de su ayuno intermitente y su deseo de querer poner fin al mismo cuando quizás le conviniese en estos tiempos difíciles aprovechar los efectos beneficiosos del ayuno para su mayor lucidez mental.

En las animadas tertulias de estos días se debate sobre si el líder socialista dimitirá o no, si se convocarán elecciones anticipadas o si algunos de sus socios le retirarán su apoyo. Unos aseguran que aguantará hasta 2027 como vaticinó en su reciente discurso y otros muchos que es imposible mantenerse en el cargo en las actuales circunstancias.

NO TIENE EL CONTROL DE LA SITUACIÓN

El dilema del presidente es que no es dueño de sus circunstancias ni de su devenir, no pudiendo establecer un diagnóstico preciso sus doctores dada la dificultad de conocer la extensión de su grave enfermedad. De ahí, que ni él ni su círculo más cercano sepan cuánto tiempo le queda de vida política.

Desde luego, esto no ocurriría en Reino Unido, donde los primeros ministros dimiten por motivos menos importantes. Al igual que en otros países como Alemania, Portugal o incluso Italia, cuando Berlusconi tuvo que marcharse a pesar de su intención de permanecer en el sillón presidencial hasta el último momento: Silvio no pudo resistir el asedio moral y reputacional que sufría Italia por sus escándalos.

Por el contrario, al señor Sánchez no le importa lo que digan los diarios europeos, la opinión de los líderes del continente y tantos socialistas de sus propias filas. No le afectan las encuestas o que el partido socialista quede reducido a su mínima existencia, como ya ocurrió en Francia o Italia.

A don Pedro lo que le preocupa es su aforamiento y conservar su poder como presidente para poder maniobrar frente a los procedimientos penales seguidos contra su esposa, su hermano, su Fiscal General y el que probablemente en breve se inicie contra él, a pesar de su firme convicción de haber sido engañado por sus compañeros de viaje en aquel famoso coche con el que recorría España en las primarias.

Pienso en las noches de insomnio de Sánchez en La Moncloa dándole vueltas a los secretos que contienen las grabaciones de Ábalos, Koldo, Aldama y quizás Cerdán. Nuestro presidente no tiene el control de la situación y aún así cree que puede dominarla.

Sus planes contra la democracia y el Estado de Derecho, el principio de legalidad, la independencia judicial y la separación de poderes han quedado al descubierto durante su primer mandato y el actual, pero con la ayuda de Conde-Pumpido y García Ortiz además de su inestimable ministro Bolaños y sus reformas, lo improbable parece cada vez más posible.

No ha sido suficiente con traicionar a los españoles regalándole miles de millones a los vascos y catalanes en perjuicio de las demás regiones, no ha sido bastante con la liberación de presos etarras y con las cesiones a los socios comunistas, sino que ahora es cada vez más necesario el control de los medios, de los fiscales y de los jueces.

En Venezuela no creían al principio que les podría ocurrir como a Cuba y en España algunos no quieren oír lo que nos advierten muchos venezolanos que vieron en su querida patria como Chávez poco a poco fue destrozando la democracia para favorecerse él mismo y los suyos.

Oscar Wilde describía al inicio de “El Retrato de Dorian Gray” las maneras egoístas de Dorian y vaticinaba sus futuras acciones no honorables. Ahora, el presidente del gobierno pretende engañarnos de nuevo asegurando que él y los suyos son muy honrados y los indecentes son Ábalos, Koldo y Cerdán.

PARECE VIVIR EN OTRO MUNDO

Es decir, se trata de tres personas inmorales que han actuado independientemente y cuyas conductas no deben afectar ni al partido ni al gobierno, pues sería muy injusto que tantos años de honradez se tiraran ahora por la borda. Dicho de otra forma, tuvo la mala fortuna de designar a dos secretarios de organización que le traicionaron y fueron tan hábiles que él no llegó a darse cuenta. Es más, nadie le avisó de sus fechorías.

Expresándose así el morador de La Moncloa, parece vivir en otro mundo o más bien nos miente de nuevo. Pero esta vez está inquieto y desesperado porque ve como el fuego lo está rodeando y es difícil huir del peligro inminente. En esta ocasión es distinto, pues debe sobrevivir cada hora, cada día.

Como en la película “El hundimiento” sobre los últimos días de Hitler y el Tercer Reich, observamos cómo cunde el pánico en La Moncloa y Ferraz, en los ministerios y en muchos centros de poder donde los socialistas ven aterrados como la guardia civil entra y registra su sede por orden del Tribunal Supremo. Y cómo no hace mucho tiempo interrogaban a Sánchez, Begoña, el hermano de Sánchez, Bolaños y a García Ortiz.

Pero esta semana y en las próximas viene lo peor: los interrogatorios a Koldo, Ábalos y Cerdán ¿Qué contarán? ¿Hasta dónde llegarán sus implicaciones? ¿Hablarán del Dalcegate? ¿Cantarán sobre el Caso Globalia-Air Europa y la mediación de Begoña Gómez?

Ya no pueden decir que Víctor de Aldama se cree el Agente 007 pues el colaborador de la Fiscalía Anticorrupción ha demostrado cómo casi todo lo que afirmó sobre la corrupción en el gobierno y en el PSOE es verdad.

Y esto no ha hecho más que empezar, es la punta del iceberg. Los que tienen el dinero necesitan al poder y los que tienen el poder quieren el dinero. Es el móvil para los delitos de cohecho, malversación, tráfico de influencias, prevaricación, organización criminal y otras figuras delictivas: delitos por los que ya están investigados y/o procesados familiares muy cercanos a Sánchez y altos cargos públicos y políticos de su máxima confianza.

El dilema del presidente, Ser o No Ser, en realidad no lo es pues no tiene más remedio que seguir siendo presidente ya que si abandona el puesto dejaría de controlar los resortes que él cree que puede seguir dominando a su antojo, pero pronto el Tribunal Supremo y la Guardia Civil le harán ver que la fiesta ha terminado: es cuestión de días o semanas.

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