Montserrat González remató a Isabel Carrasco en el suelo, ratifican los testigos
Pedro Mielgo, el policía jubilado que fue testigo del asesinato, durante la declaración ante el tribunal. EP.

Montserrat González remató a Isabel Carrasco en el suelo, ratifican los testigos

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21/1/2016 19:42
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Actualizado: 02/2/2016 11:09
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Pedro Mielgo, policía jubilado, y su esposa, presenciaron el asesinato de Isabel Carrasco, según conformaron hoy ante el tribunal que juzga a Montserrat González, Triana Martínez y Raquel Gago por ese hecho. Montserrat González, dice la pareja, se arrodilló sobre la víctima tras el primero disparo y, acto seguido, la remató en la cabeza de otros tres casi a cañón tocante.

El entonces agente fuera de servicio ha explicado que momentos antes del crimen se cruzó en la pasarela sobre el río Bernesga con la víctima, una mujer rubia, a quien él no reconoció, aunque su mujer, con quien iba en ese momento, le comentó que se trataba de alguna política porque la había visto en alguna ocasión en televisión.

A pocos metros de ella, iba una segunda mujer, según ha precisado Mielgo, «demasiado pegado a ella», a quien el matrimonio identificó inicialmente como su escolta. En ese momento, el policía se quedó de espaldas a ambas mujeres y fue entonces cuando escuchó «un ruido, como un petardo» que le hizo darse la vuelta.

«La señora rubia se estaba como cayendo hacia adelante, como si estuviese rígida, hasta que se cayó del todo».

El policía ha afirmado también que cuando la víctima estaba en el suelo, la otra mujer, a quien ha identificado como Montserrat, se agachó con la pistola sobre el cuerpo y «a muy pocos centímetros volvió a disparar, a unos cuatro o cinco centímetros» y efectuó tres disparos más.

En ese momento, ha agregado el testigo, Montserrat se levantó, se tapó con el pañuelo, cogió la pistola en la mano y se metió la mano en el bolso, empuñando el revólver, del que se veía la culata. «Iba tranquila», ha apostillado.

Más explícita en su testimonio ha sido la mujer de Mielgo, Elena Morandeira, presente en el momento de los disparos, pero no durante el seguimiento.

El primer disparo sólo lo escuchó, pero vio los otros tres, uno de ellos fallido, ha explicado.

Del último tiro salió humo y a la persona que estaba en el suelo le rebotó la cabeza hacia atrás

Después de escuchar el primer disparo, Morandeira ha agregado que vio a Montserrat ponerse a la altura de la cabeza de la víctima y doblar las rodillas sobre ella. «Vimos que empuñaba algo, una cosa plateada y le pegó tres tiros. Del último tiro salió humo y a la persona que estaba en el suelo le rebotó la cabeza hacia atrás».

Fue a partir de ese momento cuando el testigo comenzó a seguir a la asesina confesa Montserrat González, a la que, según ha precisado, en momento alguno vio arrojar el bolso con el arma homicida en un garaje, ubicado en la calle Lucas de Tuy, contrariamente a lo sostenido por la propia acusada.

Su testimonio ha sido el primero de esta jornada de jueves en la vista que juzga a Montserrat González, Triana Martínez y la policía local Raquel Gago y que se desarrolla en la Audiencia Provincial de León.

El policía ha reiterado que desde el tiroteo en la pasarela sobre el río Bernesga hasta la calle Colón «no la perdió de vista en ningún momento» y que ella, «desde que miró una vez para atrás a ver si la seguían, no hizo ninguna parada» y no «dejó nada».

«Mientras que no la perdí de vista llevaba el bolso y la mano metida en él. Estoy seguro de que llevaba el arma. Nunca la tiró», ha precisado Mielgo este jueves, en la tercera sesión del juicio por el crimen de Isabel Carrasco.

No obstante, Mielgo ha reconocido que después sí perdió de vista durante «tres o cuatro minutos» a Montserrat, pero fue algo que ocurrió después de donde, según la versión de ella, se había deshecho del arma.

Según Mielgo, Montserrat iba vestida de negro, con gafas oscuras, gorra y pañuelo que le tapaba gran parte de la cara cuando mató a Isabel Carrasco, pero después, cuando la encontró a punto de huir, la asesina confesa había cambiado parcialmente de vestimenta y llevaba una parca beis

Pasados esos minutos, el policía jubilado, en el momento de los hechos fuera de servicio y con dedicación parcial, volvió a encontrar a Montserrat en Gran Vía San Marcos, ya cuando se encontraba en el interior del coche de su hija Triana a punto de huir.

Según Mielgo, Montserrat iba vestida de negro, con gafas oscuras, gorra y pañuelo que le tapaba gran parte de la cara cuando mató a Isabel Carrasco, pero después, cuando la encontró a punto de huir, la asesina confesa había cambiado parcialmente de vestimenta y llevaba una parca beis.

La versión de éste testigo clave coincide con la tesis del fiscal, que sostiene que Montserrat se despojó de la parca negra, gorro, guantes y gafas en el pasadizo existente entre la plaza del Mercado Colón y la avenida Gran Vía de San Marcos y que en ese mismo lugar entregó el bolso con el revólver a su hija Triana.

El momento más tenso de la vista se ha producido cuando se ha escuchado una grabación de una llamada al 112 que presuntamente efectuó Mielgo cuando estaba siguiendo a Montserrat, minutos después del crimen, si bien el policía jubilado ha negado ser el autor de la misma.

Tras escucharse en sala la grabación, Mielgo ha negado reconocerse y también ha negado que efectuase llamada alguna durante el seguimiento. «Intenté llamar, pero mi teléfono es táctil y con el sol no veía», ha dicho él.

Ante ello, la defensa de Montserrat y Triana que ejerce el letrado José Ramón García García ha acusado al testigo de mentir y ha pedido al magistrado presidente la apertura de diligencias contra él por falso testimonio, algo a lo que se ha unido el abogado de Raquel Gago, Fermín Guerrero.

No obstante, el fiscal se ha opuesto y ha restado importancia a este aspecto.

LOS POLICÍAS QUE LAS DETUVIERON DECLARAN

Por otra parte, dos agentes de Policía Local, que fueron los primeros en localizar a Montserrat González y a su hija Triana Martínez tras el crimen de Isabel Carrasco, han relatado cómo fue el momento en el que dos testigos presenciales del crimen, uno de ellos el policía fuera de servicio Pedro Mielgo, les alertaron quién era la persona que había efectuado los disparos sobre la pasarela del río Bernesga al grito de «¡asesina, asesina!» y «¡es ésta, es ésta!», al mismo tiempo que señalaban el vehículo en el que se encontraba Montserrat.

Así lo han asegurado este jueves, durante la vista por el asesinato de Isabel Carrasco que se celebra en la Audiencia Provincial de León.

Los policías han precisado, además, que uno de los testigos se puso delante del coche patrulla haciendo aspavientos y dijo que en un coche, un mercedes gris, «estaba la señora que había matado a Isabel Carrasco», además, les aconsejó que tuvieran cuidado porque «estaba armada y tenía una pistola».

Cuando se acercaron al vehículo, los agentes encontraron a Montserrat dentro del coche, que dijo «yo no, yo no» y se quejó de ser retenida. «Nos dijo: ¿Por qué ese loco diga que me ha visto pegar tiros me tiene así retenida?», ha agregado uno de ellos.

En ese momento, han explicado los propios agentes, se creó una situación «rocambolesca» y de «mucha confusión» porque la presunta asesina era «una señora bien vestida, en un vehículo de alta gama» y que incluso llegaron a pensar de que los testigos podían haberse equivocado porque Montserrat «no tenía pinta de ser una delincuente».

Minutos después llegó Triana aunque los agentes no han precisado de donde se dirigía.

Triana se ofreció, según su versión, a identificarse ya que su madre carecía en ese momento de su documentación.

«Intentaron marcharse con el coche. Lo vi, vi que el vehículo salía marcha atrás y yo me apresuré y le dije ¿dónde vas? Saqué a la madre y procedí a la detención de la madre», declaró el policía que las detuvo

Momento en el que Triana aprovechó para sentarse en el asiento de conductor de su vehículo, al mismo tiempo su madre hizo lo mismo en el asiento del copiloto, y metió la marcha atrás para intentar huir, han precisado.

«Intentaron marcharse con el coche. Lo vi, vi que el vehículo salía marcha atrás y yo me apresuré y le dije ¿dónde vas? Saqué a la madre y procedí a la detención de la madre», ha añadido uno de los agentes. Triana sería detenida momentos después.

Los agentes también han explicado que el policía jubilado Pedro Mielgo, después de propiciar la detención de la autora confesa y su hija, fue en busca del arma homicida. «Dijo que iba a buscar el arma, lo que hace es desandar lo andado porque decía que había visto por donde había venido», en referencia a Montserrat.

NORMALIDAD EN LA ACTITUD DE GAGO

Durante la tarde del jueves declaró el policía local que patrulló con Raquel Gago el día siguiente al asesinato de Isabel Carrasco, que ha explicado que ella estaba «normal, ni bloqueada ni preocupada», en el servicio especial de vigilancia establecido por el velatorio por la víctima instalado en la Diputación y en el que ambos participaron.

El agente también estuvo con Raquel el día de los hechos y no percibió nada raro en su manera de actuar, ha añadido.

No obstante, ha reconocido que ésta «se bloquea, tiene miedo a intervenir en algunas actuaciones, se pone nerviosa» y que sus superiores «saben cómo es la compañera pero no hay nada por escrito al respecto».

El policía local ha indicado que también estuvo con Raquel el mismo día del crimen y ha asegurado que tampoco notó nada raro en su comportamiento y que aunque sí hablaron de lo que había ocurrido con Isabel Carrasco, ella no le comentó que había estado el día anterior con Triana y con Montserrat.

Éste testimonio ha sido uno de los cuatro que se han efectuado durante la tarde de este jueves en la Audiencia Provincial de León, dentro de la vista que juzga el crimen de la política leonesa.

La Audiencia Provincial de León también ha acogido las declaraciones de dos policías nacionales que trabajaron durante el día del crimen que han detallado cómo se produjo la infructuosa búsqueda del arma durante la tarde del 12 de mayo de 2014, después de la detención de la asesina confesa Montserrat González y su hija Triana Martínez. Además, ha sido interrogado el subinspector de la Policía Nacional que participó en la investigación del crimen. EP.

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