«¡Esto no tenía que estar aquí» – Raquel Gagó a su hermana cuando descubrió el revolver en su coche
Raquel Gago y su abogado Fermín Guerrero durante la celebración del juicio popular que finalmente la condenó. EP.

«¡Esto no tenía que estar aquí» – Raquel Gagó a su hermana cuando descubrió el revolver en su coche

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04/2/2016 18:24
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Actualizado: 04/2/2016 18:24
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«¡Esto no tenía que estar aquí!¡Esto no tenía que estar aquí!», así dice Beatriz Gago que reaccionó su hermana Raquel cuando encontró en el interior de su coche el bolso con el arma que Montserrat González utilizó para matar a la presidenta de la Diputación de León, Isabel Carrasco.

«Lo repetía una y otra vez. Estaba muy nerviosa, con la respiración entrecortada. Casi no podía hablar», ha relatado Beatriz a los componentes del tribunal popular en la sesión del juicio que está teniendo lugar en la Audiencia Provincial de León.

Según Beatriz, se encontraban Raquel, su amiga Lorena y ella intentando introducir una bicicleta en el coche de Raquel. La policía local estaba sacando unas garrafas de agua del interior del vehículo cuando una de ellas se derramó y vertió todo su contendió en el interior. En ese momento, Raquel se dio cuenta de la presencia del arma.

«Se puso muy nerviosa, se le corta la respiración y dice: ¡cuando vi a Triana!», reveló Beatriz Gago en relación a su hermana que, en ese momento, sostenía en sus manos el bolso que contenía el arma homicida. Esto ocurrió 30 horas después de crimen, sobre las 19.30 horas del día 13 de mayo.

Raquel Gago sostuvo en su declaración que Triana Martínez introdujo en su coche el bolso con el arma homicida, minutos después del asesinato, sin que ella se diera cuenta porque estaba «enfrascada» en una conversación con un controlador del aparcamiento regulado.

En ese momento Beatriz le dijo a su hermana que llamara a la Policía. Raquel se puso en contacto con Nacho, un agente al que conocía y al que habían visto en televisión en el puente donde asesinaron a Isabel Carrasco y del que creía que estaba en el grupo que investigaba el crimen.

En cuanto a la actuación de los policías de Burgos, Beatriz ha denunciado que manipularon el bolso que contenía el arma homicida.

Uno de ellos, ha añadido, «lo tiro por el suelo, lo lanzó donde cayó y allí lo dejó. Lo sacó del coche con un boli, lo enganchó y lo arrojó al suelo», ha insistido.

La hermana de Raquel Gago también ha explicado que sobre las 19.30 ó 20.00 horas del día del crimen de Isabel Carrasco estuvo con Raquel y que le contó que las responsables del crimen eran Triana y Montserrat.

«Me dijo, siéntate y te cuento que te vas a caer», ha precisado.

La hermana de la policía local ha manifestado también que Raquel le contó que había estado ese mismo día tomando un café con Montserrat y Triana en casa de esta última, pero que no le dijo que había visto a Triana en torno a las 17.30 horas de ese mismo día, cuando introdujo el bolso que contenía el arma homicida en su coche.

Por otro lado, el abogado defensor de Raquel Gago, Fermín Guerrero, ha mostrado unas fotografías para apoyar su tesis de que el bolso estaba escondido en la parte posterior del vehículo, justo detrás del asiento del copiloto, y que pudo pasar desapercibido. Se trata, ha añadido, de un bolso que «no es rígido» y que «se puede doblar».

La hermana de Gago compartió vehículo con Raquel antes de que esta última lo descubriera, pero ocupó el asiento del copiloto. No obstante, otra amiga de ambas, Leticia, sí que sentó en el lugar donde estaba escondida el arma, justo detrás del asiento del copiloto, pero no lo vio.

Su amiga leticia no reparó en el bolso que contenía el arma homicida que estaba a sus pies

Por otra parte, Leticia, amiga de Raquel Gago que subió su coche y ocupó el asiento del copiloto, justo donde se encontraba el arma homicida que acabó con la vida de Isabel Carrasco, afirmó  que no vio el bolso que contenía el revólver. «Yo vi bolsas de plástico, pero no ese bolso, aunque podría estar allí», ha explicado.

La declarante subió al vehículo de Raquel Gago en torno a las 22.00 horas del 12 de mayo, día del asesinato de Isabel Carrasco, pero apenas estuvo un minuto en su interior ya que el trayecto era muy corto, únicamente para meter el coche dentro del garaje. El arma no fue encontrada por la propia Raquel hasta el día siguiente, 13 de mayo, en torno a las 19.30 horas.

Leticia ha precisado que el día que subió en el coche de su amiga «había claridad» y que vio garrafas que se encontraban en la parte trasera, pero no el bolso que contenía el arma homicida.

A preguntas del fiscal, Leticia ha insistido que si el bolso hubiera estado donde los pies «lo hubiera pisado». Así lo ha relatado esta testigo en la Audiencia Provincial de León dentro del juicio por el asesinato de Isabel Carrasco que sienta en el banquillo a Montserrat González, a su hija Triana Martínez, y a la policía local Raquel Gago.

No obstante, esta testigo ha afirmado que en ese momento estaba «muy impactada» y que no miró debajo del asiento del copiloto y que «es posible» que el bolso estuviera allí, aunque ha apostillado que ella no notó nada.

La amiga de Raquel también ha manifestado que, posteriormente, cuando le contaron que el arma homicida se había encontrado en ese lugar se «sorprendió muchísimo» porque ella «había estado sentada donde había estado el arma en el coche», ha dicho.

Esta testigo también ha manifestado que Triana Martínez, a la que conocía por Raquel, le había solicitado que alquilaran de forma conjunta una plaza de garaje en el paseo Condesa, donde estaba el domicilio de Isabel Carrasco y muy cerca de donde fue asesinada, pero que no dijera nada al propietario de que ella también iba a usarla.

«Triana me dijo que era algo que no se podía decir, pero que era algo bueno, que no me preocupara, que era pasar de algo malo a algo bueno para ella», ha indicado Leticia, que ha añadido que Triana no le dio «más explicaciones», aunque sí «insistía mucho».

Leticia ha explicado que no accedió porque pensó que como era algo que no se podía decir podría ser «algo incorrecto». Además, ha manifestado que después de conocer la implicación de Triana en el crimen de Carrasco, pensó que «podría tener alguna relación».

Raquel Gago no dijo nada en un principio a sus allegados

Amigas de la agente de policía local Raquel Gago y su pareja han afirmado que ésta no les contó en momento alguno que había estado tomando café con Triana y Montserrat momentos antes del crimen de Isabel Carrasco, ni tampoco que se encontró con la primera de ambas en la calle Lucas de Tuy, poco después del asesinato de la política leonesa.

No habló sobre madre e hija hasta el momento en que encontró el revólver con el que se cometió el crimen, 30 horas después del asesinato, han precisado los testigos durante su declaración en la Audiencia de León, donde se juzga el crimen del que fue víctima la presidenta del PP y de la Diputación provincial.

Una de estas amigas, Lorena, ha relatado que estuvo presente en el momento en el que Raquel encontró en su coche el revólver, oculto dentro de un bolso, después de que intentaran meter una bicicleta en la parte trasera del vehículo. «El bolso estaba en el suelo, detrás del asiento del copiloto, en los pies» y Raquel «lo sostenía por la parte superior», ha indicado.

Sobre la actitud de Raquel Gago en ese momento, dijo que estaba «muy nerviosa». Cuando encontró el bolso, Raquel «cambió su comportamiento, estaba nerviosísima, lloraba sin parar, estaba cerca de la histeria», ha insistido.

Esta testigo también estuvo presente cuando acudieron varios agentes de Policía Nacional, entre ellos dos llegados de Burgos, al domicilio de Raquel y ha dicho que los agentes de Burgos «sacaron el bolso del vehículo » y «lo apoyaron en el coche para mirar dentro y volvieron a dejarlo dentro».

Además, Lorena también ha explicado que Raquel colaboró en todo momento con los agentes y que les dio «todo tipo de explicaciones» y que incluso permitió que revisaran su teléfono móvil de forma totalmente voluntaria.

En cuanto a la pareja de Raquel, Fernando, ha dicho que fue ésta quien le advirtió que Triana y su madre habían matado a Isabel Carrasco. «Me llamó ella, me dijo Fer, vas conduciendo, pues párate y agárrate fuerte al volante que te vas a quedar de piedra, creo que acaban de detener a Triana y a su madre por la muerte de Carrasco», ha manifestado.

Fernando ha precisado que notó a Raquel muy nerviosa. «Me decía, ¡no me lo puedo creer, no me lo puedo creer, pobre la abuelina, (la abuela de Triana Martínez) se va a morir cuando se entere!».

La pareja de Raquel desde hace 16 años, que estaba casado con otra mujer, ha manifestado que Raquel le llamó cuando ya estaba detenida y le dijo que habían encontrado una cosa en su coche y que llamara a su hermana. «Yo me quedé de piedra», ha dicho Fernando, que ha añadido que posteriormente llamó a la hermana de Raquel Gago y fue ésta quien le contó todo.

A lo largo de esta jornada también ha sido interrogada otra amiga de Raquel, Silvia, que estuvo con ella la noche del crimen de Isabel Carrasco en su casa. Silvia ha afirmado que su amiga en ningún momento le comentó que había estado tomando café con Triana Martínez y con su madre Montserrat ese mismo día, antes del asesinato, ni que se encontró con Triana en Lucas de Tuy.

Silvia también ha explicado que conocía los problemas que tenía Triana con Isabel Carrasco porque ella se lo había comentado en alguna ocasión. «Hacia responsable de su despido en la Diputación a Isabel Carrasco», ha agregado.

Otro testimonio relevante ha sido el de una de las dueñas de una tienda de restauración ubicada en la calle Sampiro.

Según Raquel, cuando Triana introdujo en su coche el arma homicida ella estaba esperando a que esa tienda abriera para comprar un material que necesitaba para sus clases de manualidades.

Esta mujer, hija de la dueña del establecimiento, ha asegurado que la tienda solía abrir sobre las 16.00 horas pero que esos días su horario era «muy irregular» porque su madre estaba muy enferma, algo que Raquel conocía, ha precisado. La declaración coincide con lo dicho por Raquel Gago, que afirmó que estuvo esperando más de una hora para ver si la tienda abría porque no había un horario fijo. EP.

 

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