Los vocales del CGPJ también compran en tiendas de «Todo a 1,50 €»
Gerardo Martínez Tristán, vocal del CGPJ, en una de las tiendas de la cadena británica Dealz, donde se vende todo a 1,50 €. TVE.

Los vocales del CGPJ también compran en tiendas de «Todo a 1,50 €»

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16/2/2016 16:46
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Actualizado: 20/12/2017 18:17
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No todos son coches oficiales, comidas de trabajo y reuniones interminables de comisiones. Los señores vocales del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) -con dedicación exclusiva- también van de compran y miran «la pela».

Un buen ejemplo es el magistrado Gerardo Martínez Tristán, todavía presidente de la Sala de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, que fue grabado cuando iba a pagar a una de las cajas de Dealz, una cadena británica de todo a 1,50 euros, objeto de interés del programa de TVE, Teleobjetivo.

El capítulo en cuestión, recientemente emitido por la cadena pública, llevaba por título «Las dos caras de lo barato».

En el programa de investigación -es muy interesante, avanzamos-, se cuenta el secreto de estos negocios que venden todo con precios por los suelos. De los actuales y de los que desaparecieron.

Sorprende que el señor vocal sea un cliente del «todo a cien». Pero la prueba es incontestable.

Gerardo Martínez Tristán es grabado cuando está en la caja.

No parece molesto con las cámaras de televisión. Todo lo contrario. Claro, es lógico, sabe que no le van a preguntar por nombramientos, castigos disciplinarios y cosas por el estilo.

Está en «aguas seguras». Además, seguro que en ese momento, que va de ciudadano anónimo, cree que nadie va a reconocerlo si sale en la televisión.

Craso error. Siempre hay alguien que te ve, aunque sea a las 4.30 de la mañana entre programas de echadores de cartas. Aunque el plano sea de apenas 10 segundos. Está probado.

Por eso, cuando la periodista le pregunta que qué ha comprado, Martínez Tristán le contesta muy alegre y confiado:

– He comprado leche y, viendo al lado de la estantería, he visto unos guantes para montar en bicicleta, una lampara de led para bicicleta y una escoba. En fin que no pensaba comprar ni la lámpara ni los guantes, pero como estaban al lado…, le responde con una sonrisa resplandeciente.

A continuación, el vocal se vuelve a la dependienta:

– ¿Cuánto es?

-En total, 14 con 52…, le contesta la joven.

Mientras Martínez Tristán paga y espera las vueltas, la periodista de televisión le repregunta muy seria:

– ¿Volverá?.

A lo que Martínez Tristán contesta muy convencido e hiperseguro:

– Sí, claro.

Con esos precios, de todo a 1,50 €, ¿cómo no iba a volver?, parece decirle el vocal a gritos con todo su lenguaje corporal. Quizá la pregunta más apropiada de la periodista habría sido, ¿volverá esta tarde?, ¿o esta noche?, ¿o dentro de diez minutos? Porque seguro que le hubiera contestado, ¡hombre!, dentro de 10 minutos, a lo mejor, no, pero en una horita o dos…

La dependienta, que está «al loro» en todo momento, aprovecha para meter la cuña de «¡Cliente habitual!». Porque, al fin y al cabo -mirándolo desde su propio interés- si la historia funciona, va a seguir teniendo curro.

– ¿Y picará?, vuelve a preguntarle la periodista.

-Y picaré. Picaré, responde asertivamente el vocal con total sinceridad.

A continuación, mientras se ve a Martínez Tristán alejarse con la bolsa de la compra y el palo de la escoba en una mano, la voz en off añade: «Reconocen que compran más de lo que tenían pensado».

Hombre, tampoco es eso. 14,52 euros, no son 145,20 euros, o 1.452 euros. No es un fortunón en absoluto. Tal vez Martínez Tristán tenía pensado gastarse cinco o seis euros y terminó desembolsando 14,52 euros. Una cosa es segura: en casa no le van a echar la bronca por eso.

Quizá por salir en la tele, sobre todo después de leer esta historia.

La próxima evita las cámaras. ¿Apostamos algo?

 

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