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¿Se puede gestionar el despacho sin ser abogado?
Gonzalo Jiménez-Blanco, abogado del Estado en excedencia y abogado en ejercicio.
13/9/2016 07:57
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Actualizado: 13/9/2016 17:52
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En los despachos es tradición que la gestión de los mismos corra a cargo de uno de los abogados que asume (rotatoriamente o no) la condición de socio director. Esto ha sido así tradicionalmente. Tiene su razón de ser en que los despachos se creaban alrededor de una persona y que su gestión era simple o inexistente.
Lo único que había que hacer era facturar lo que trabajaba el abogado, lo cual podría hacer su secretaria o un administrativo cuando fuera interno o, cuando el despacho tuviera un cierto volumen o complejidad, podría encomendarse a una gestoría pero, como hemos comentado en algún artículo precedente, muchos despachos se han convertido hoy en auténticas empresas de servicios jurídicos, en algunos casos de mucha dimensión.
Hay despachos de más de 1000 abogados y en todo caso hay muchos de más de 50. En tales despachos existen distintos departamentos: además de las especialidades legales, primero es el de administración y contabilidad, el segundo es el de recursos humanos. Pero también hay un departamento de marketing y puede (debe) haber otro de know how. Es decir que, junto a los departamentos legales, existen otros departamentos que no son realmente tales sino que son de gestión y se ocupan precisamente de la gestión del despacho.
Normalmente, esa gestión es coordinada por un socio director, que suele ser uno de los abogados que se encarga de esa función. Cuanto mayor es la organización, más posible es que ese socio director tenga que dedicar todo su tiempo a labores de gestión y en consecuencia que no pueda dedicarse a sus labores de abogado.
¿Que es un socio director?
La mejor definición y la más hilarante la he oído a Jaime Sanromán, que citaba una conocida viñeta. Érase una plaza con una sola farola en el centro. La plaza está llena de perros, que van a la farola a hacer sus necesidades. Pues bien, los perros son los socios, la farola es el socio director.
¿Debe ser abogado el socio director?
Las ventajas del abogado es que conoce el sector y que en consecuencia puedes estar al corriente de lo que se necesite ofrecer al cliente y de lo que se necesite para diferenciarse de los competidores.
El inconveniente es que se distrae a uno de los abogados de su función, qué es realmente lo que sabe hacer. Existe además el inconveniente de que, cuando acabe el periodo de gestión, se haya convertido en una auténtico inútil para el derecho, que haya perdido todos sus clientes.
Pero la mayor desventaja es que un abogado es precisamente eso, un abogado, y sus facultades, conocimientos y experiencia de gestión pueden ser limitadas. Por eso creo que habría que romper una lanza por los gestores profesionales a partir de una cierta dimensión de despacho.
Se ha dicho que un director de marketing puede serlo en diferentes empresas aunque sean de un sector diferente, lo importante es su conocimiento y experiencia en marketing. Lo mismo ocurre con el consejero delegado de la empresa: puede gestionar una empresa de servicios de telecomunicaciones o de servicios legales. No es tan diferente. Los gestores de un despacho manejan unas variables de gestión equivalentes a las de otras empresa de servicios.
Pero sin duda ese es un sector con sus especialidades. Yo recuerdo mi época en telecomunicaciones en que había unos responsables de red y unos vendedores. En el ámbito de los servicios jurídicos no existen vendedores distintos de los abogados. Pero la gestión es gestión en ambos casos.
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