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Felicidad interior bruta frente a Producto Interior Bruto

Felicidad interior bruta frente a Producto Interior Bruto
Jigme Singye Wangchuck, cuarto Rey Dragón de Butan, sobre el que gira el artículo de Fernando Pinto de hoy.
07/11/2016 11:05
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Actualizado: 07/11/2016 11:08
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El dla 2 de junio de 1974 Jigme Singye Wangchuck se dirigió a los asistentes que acudieron a la ceremonia de su coronación como Cuarto Rey Dragon de Butan y les dijo: «La felicidad interior bruta es mucho más importante que el producto interior bruto».

Las palabras del joven monarca, de apenas 19 años, estaban destinadas a convertirse en el emblema de todo su reinado.

Pero, ¿qué significado tenían?

Durante años, el rey había estado pensando que, en la mayoría de países, el Gobierno, las empresas y los ciudadanos se esfuerzan en generar riqueza económica. Aquellas personas que consiguen este objetivo normalmente tienen un nivel de vida confortable.

Sin embargo, aquellas que no lo consiguen viven en la miseria, la pobreza o el aislamiento social.

El Cuarto Rey Dragón de Butan consideró que este no era el camino adecuado. Su punto de partida, de ins­piración budista, era que todo ser humano aspira a la felicidad.

Por tal motivo, la acción del Gobierno tenía que estar dirigida, en la medida de lo posible, a pro­mover la felicidad de la población en combinación con el crecimiento sostenible del país.

¿Y cómo se podía hacer eso?

Era necesario desarrollar la economía hasta el punto de que el Gobierno obtuviera suficientes ingresos para garantizar la sanidad, la seguridad, la educación, la vivienda y el trabajo.

Sin estos pilares, resulta dificil que las personas sean felices.

A fin de medir la felicidad de sus ciuda­danos, el Gobierno debía realizar encuestas periódicas en las que se evaluara el bienestar psicológico, uso del tiempo, vitalidad de la comunidad, cultura, salud, educación, diversidad ambiental, nivel de vida y buen gobierno.

Durante los lar­gos años de su reinado, el Cuarto Rey Dragón orientó su política segun los postulados de la Felicidad Interior Bruta.

Los resultados, sin duda, han sido excelentes.

En el «Mapamundi de la Felicidad», según una in­vestigation dirigida por el profesor Adrian White, en la Universidad de Lei­cester (Reino Unido), Butan resultó ser el octavo país mas feliz de los 178 estudiados, por detrás de países muy desarrollados, como Dinamarca, Suiza, Austria, Islandia, Bahamas, Finlandia y Suecia.

Curiosamente, Butan había conseguido situarse en el «top ten» (diez primeros) de la felicidad, a pe­sar de que ocupa el puesto 154 en el ran­king mundial por su PIB.

«Todos los hombres buscan la manera de ser felices» -decía Pascal en sus «Pensamientos»- «esto no tiene excep­ción… Es el motivo de todos los actos de todos los hombres, hasta de aquellos que se ahorcan».

LA ESENCIA DE NUESTRA VIDA

La busqueda de ese estado anímico constituye la esencia de nuestra vida, lo que mueve nuestras aspiraciones y lo que construye nuestros sueños.

En los últimos años, la psicología positiva ha dado un giro espectacular para centrarse en el estudio de aquello que nos hace fe­lices y no lo que aflige nuestra mente.

Los científicos han demostrado que la fe­licidad no solo aporta beneficios privados, sino tambien familiares y comunitarios.

Las personas felices ganan más dinero y tienen mejores trabajos, son más productivas y creativas en el trabajo, negocian mejor que el resto, tienen más probabilidades de casarse y de que sus matrimonios sean más satisfactorios, tie­nen más amigos, están más sanos, son más generosos y ayudan más a los demás.

Por tal motivo, la búsqueda de la fe­licidad no puede limitarse a algo propio de cada persona.

Es un objetivo prioritario de la sociedad y del Estado.

Ya lo de­cía la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de 1776 al señalar que todos los hombres gozan del derecho a la «búsqueda de la felicidad» y que el pue­blo tiene derecho a establecer un gobier­no que organice sus poderes «de forma que les parezca más probable que genere seguridad y felicidad».

Es posible que no podamos trasladar a España los postulados del Cuarto Rey Dragón.

Al final y al cabo, Butan tiene poco mas de 700.000 habitantes y es más pequeno que Ara­gón.

Sin embargo, no debemos desechar por este motivo las aportaciones que ofrece la Felicidad Interior Bruta. Puede ser una buena guía para vincular poco a poco el crecimiento económico al incre- mento de la felicidad de todos.

Y es que -como decía Benjamin Franklin– «la feli­cidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pue­den ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días».

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