Fallece el abogado Carlos Alberto Slepoy, referente en la defensa de los derechos humanos
Carlos Alberto Slepoy tenía 68 años cuando ayer falleció.

Fallece el abogado Carlos Alberto Slepoy, referente en la defensa de los derechos humanos

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18/4/2017 05:00
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Actualizado: 18/4/2017 09:46
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Carlos Alberto Slepoy, «Carli» para los amigos, falleció ayer por la tarde en el madrileño hospital Gregorio Marañón tras casi un mes en coma. «Fallo multiorgánico», rezó el dictamen médico final. Con él se ha ido uno de los principales de la defensa de los derechos humanos y de la justicia universal.

En este sentido, su gran amigo, el también abogado Manuel Ollé, declaró a Confilegal que «La Justicia Universal siempre estará en deuda con Slepoy. Su contribucion al desarrollo del derecho penal internacional en la persecución de los grandes crímenes internacionales está fuera de toda duda. Siempre estuvo al lado de los olvidados y combatió desde el derecho las injusticias, a los poderosos y a los vulneradores de los derechos humanos».

Ollé, visiblemente afectado por la desaparición de «Carli», añadió que «Slepoy nos deja un legado que permanecerá en la historia de los derechos humanos y del derecho internacional de los derechos humanos. Su valentía, su generosidad y su capacidad de trabajo en la lucha contra la injusticia es el mejor tratado que un abogado puede escribir».

Fue, precisamente, la querella presentada por Slepoy, Ollé, Enrique Santiago y Virginia Sáenz lo que posibilitó, en octubre de 1998, al entonces titular del Juzgado Central de Instrucción 5 de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, la detención del exdictador chileno, Augusto Pinochet, en Londres, cuando se hallaba ingresado en la London Clinic.

Garzón lo acusó por los delitos de genocidio, terrorismo y tortura y declaró la competencia de la jurisdicción española, en virtud del principio de justicia universal.

Slepoy, también junto con Ollé, y sus compañeros José Luis Galán, Juan Puig de la Bellacasa, Carmen Lamarca y Jaime Sanz de Bremond, fueron determinantes en la condena a 1.084 años de cárcel del represor argentino Adolfo Scilingo, por su participación en la organización de los llamados «vuelos de la muerte» durante la dictadura argentina de 1976-1983.

Scilingo confesó ante Baltasar Garzón, haber participado en dichos vuelos, a través de los cuales a los detenidos, que previamente habían sido drogados, se los arrojaba al mar desde las alturas con el fin de hacerlos desaparecer.

Fueron dos de los casos más relevantes en los que Slepoy dejó su huella, pero la lista es mucho más larga, entre ellos los juicios contra el general Jorge Rafael Videla, el comandante en jefe del Ejército argentino que en 1976 derrocó a la presidenta María Estela Martínez de Pérón, y el dictador guatemalteco José Efraín Ríos Montt. 

Crímenes del franquismo

Su última iniciativa -una vez cerrada la puerta de la justicia universal en España tras las reformas operadas por los gobiernos del PSOE y del PP- fue la querella interpuesta ante la jueza argentina María Servini, titular del Juzgado Federal número 1 de Buenos Aires, por los crímenes del franquismo. Un caso que hoy todavía sigue vivo.

«‘Carli’ era una gran persona», recuerda Sanz de Bremond, que fue el abogado que le recibió en 1977 en España y que le ayudó a integrarse a un nuevo país, que desconocía.

«Comenzó a trabajar como abogado en España en 1979. Era un tipo de una pieza. Con un sentido de la justicia que no admitía ninguna duda. Ese sentido de la justicia hizo que le dejaran en una silla de ruedas».

«Ocurrió el 17 de enero de 1982. Aquel día un policía borracho creyendo que un grupo de muchachos le estaban insultando, golpeó a uno de ellos un puñetazo. Slepoy, que pasaba por allí, se acercó, consiguió que bajara la tensión y que los jóvenes pudieran marcharse. El policía, sin embargo, le pidió a Slepoy la documentación. Como no la llevaba, le conminó a que fuera con él a comisaría. Slepoy comenzó a caminar por delante de él, lo que aprovechó el policía para meterle un tiro por la espalda», cuenta Sanz de Bremond.

«Fue su sentido de la justicia, su defensa de los más débiles, fueran quienes fueran, lo que le empujó a meterse en un lío cuyas consecuencias fueron una parálisis de cintura para abajo para el resto de su vida», añade el abogado.

Tenía 33 años.

Carlos Alberto Slepoy nació en Buenos Aires en 1949 y «se recibió de abogado» 26 años más tarde, en 1975, por la Universidad de esa ciudad.

Un año más tarde Videla impuso una sangrienta dictadura militar que duraría siete años y en la que «desaparecieron» 30.000 personas, según las Madres de la Plaza de Mayo, las Abuelas de la Plaza de Mayo y el Servicio Paz y Justicia.

El joven Slepoy fue detenido también, pero tuvo más suerte.

Pudo salvar su vida después de pasar un año en diferentes cárceles, entre ellas la Unidad Carcelaria 9 de La Plata.

Finalmente le liberaron, «expulsándole» a España.

Aquí rehizo su vida.

Padre de tres hijos -Óscar, Natividad y Andrea-, se especializó en derecho laboral y de Seguridad Social; trabajó estrechamente con la UGT. Prestaba sus servicios en el despacho madrileño de Vergara 25 Abogados.

Sus restos fueron trasladados al Tanatorio de la M-30 de Madrid, donde serán velados desde las 10 horas de hoy martes hasta las 10 de mañana, miércoles.

En torno a las 10.30 de la mañana del miércoles serán incinerados en la Sala Laica del madrileño Cementerio de la Almudena.

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