Eloy Velasco, la estrella en el II Congreso de la Abogacía Madrileña
El magistrado del Juzgado Central de Instrucción 6, Eloy Velasco, en plena disertación ante el auditorio del pasado Congreso de la Abogacía de Madrid. Carlos Berbell/Confilegal.

Eloy Velasco, la estrella en el II Congreso de la Abogacía Madrileña

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26/4/2017 05:00
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Actualizado: 26/4/2017 09:08
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Fue la estrella Eloy Velasco. Era el hombre del momento. No se puede definir de otra forma su participación en el panel «El papel de la Fiscalía en la instrucción del delito», previsto para las 4 de la tarde de ayer y que se celebró en el Salón Madrid del Palacio de Congresos Ifema, donde está teniendo lugar el II Congreso de la Abogacía Madrileña.

Más de cinco televisiones, emisoras de radio y periodistas de todo tipo siguieron con inusitado interés su intervención, que siguió a la del fiscal de la Audiencia Nacional (AN), Carlos Bautista Samaniego.

El salón presentaba casi un lleno completo, toda una proeza dada la hora del día, la peor para una corrida de corte intelectual como la prevista.

A Eloy Velasco se le veía particularmente agobiado. Con mucho estrés.

Tanta atención, presión mediática, tantos periodistas pidiendo hablar con él unos minutos a cámara, o sólo unas palabras parecía estar robándole el oxígeno para respirar.

Conseguirlo era la exclusiva dorada. Nada menos que el instructor de la Operación Lezo, que tiene al Gobierno del PP con el alma en un puño.

Pero, hay que reconocerlo, no perdió la sonrisa.

Como la que le regaló a una señora del público, que intervino en el turno de preguntas finales, cuando le inquirió acerca, precisamente sobre la instrucción que en estos momentos llena ríos de tinta, páginas electrónicas y horas de emisión en radio y televisión.

Velasco le respondió, con una sonrisa resplandeciente: «Me acojo a la Quinta Enmienda», en referencia a la enmienda de la Constitución estadounidense que establece el derecho a no declarar contra sí mismo. Su lenguaje corporal parecía gritar «compréndame, no puedo».

Velasco a punto de responder que se acogía a la Quinta Enmienda. Carlos Berbell/Confilegal.

Luego se hizo la típica foto de familia con la decana Sonia Gumpert, que junto a la Mayte Nadal, diputada de la Junta de Gobierno del Colegio de Abogados de Madrid y responsable del Congreso, fueron a agradecerle su presencia.

Junto a ellos, el fiscal Bautista, el exfiscal transformado en abogado, y miembro de la misma Junta de Gobierno, Ignacio Gordillo, y la letrada Esther Arabaolaza Poncela.

La verdad es que podía haberse ahorrado su presencia en el Congreso.

«¿Que por qué he venido hoy? Porque me había comprometido con la decana Gumpert y soy hombre de palabra. No era una cuestión de dejarles colgados en un evento tan importante», respondió a la pregunta que le hice al acabar todo, sentados los dos en las sillas del público.

Haciendo tiempo para que las aguas volvieran a su cauce y comenzara el siguiente panel.

«Por cierto, me has llamado alacrán», me espetó Velasco a continuación, de forma directa.

«Alacrán, no. Escorpión, que es algo diferente», le contesté.

El magistrado se refería al artículo que había publicado el lunes en Confilegal titulado «Eloy Velasco, el cuento del escorpión y la rana y la Operación Lezo», en el que, sirviéndome de la conocida parábola, explicaba que era un hombre de mucho carácter para explicar, desde mi punto de vista, el devenir de los últimos acontecimientos.

«O sea, que soy un hombre de carácter», contestó en tono de media pregunta media reflexión.

«Evidente. De cajón», respondí. «Todo el mundo que conoce bien a su señoría dice lo mismo: Velasco es un hombre de mucho carácter. Con letras mayúsculas. Y yo coincido y doy fe de ello, como un notario. Si no no lo hubiera escrito», añadí.

Una intervención dentro del guión

No ví enfado en sus ojos, aunque sí cierta preocupación. No por el artículo en cuestión sino por sus palabras durante la intervención.

«La exposición ha sido perfecta. Idéntica a la del 11 de enero«, le dije sin ser preguntado.

En aquella ocasión los panelistas fueron Daniel Campos, fiscal de la AN, Ignacio Gordillo y Gumpert, que oficio de moderadora.

Esta vez, como aquella, no se salió de guión tampoco. Evitó acercarse a la actualidad y volvió a repetir su opinión contraria sobre la pertinencia de traspasar la instrucción de los jueces a los fiscales.

Carlos Bautista Samaniego, Esther Arabaolaza Poncela y Eloy Velasco fueron los tres panelistas que abordaron «El papel de la Fiscalía en la instrucción del delito». Carlos Berbell/Confilegal.

“En el 99 por ciento de los asuntos normales no habría ninguna diferencia si la instrucción la realiza un juez o un fiscal. El problema está en el 1 por ciento restante. Los casos en los que se investiga y se enjuicia a políticos y poderosos”, dijo.

Para el titular del Juzgado Central de Instrucción 6 de la AN «más importante que la fase de averiguación y de descubrimiento a través de la práctica de diligencias, es la decisión final. Cuando tienes un acopio, un conjunto de evidencias y de pruebas, decidir si eso pasa o no a juicio oral. Es decir, si algo se sobresee o pasa a enjuiciameinto. Ese es el único gran juicio que se realiza. Y eso es juzgar».

«Juzgar, por lo tanto, no es solo decir derecho. Juzgar es, también, si algo pasa, ser dicho en derecho», añadió. «Ideas, por lo tanto, como el principio de oportunidad o como el monopolio de la acusación, tal como están las cosas, son peligrosas».

Los fiscales no prevarican

Velasco defendió, también, el papel de la acusación popular, a pesar del papel extorsionador que han jugado algunas: «No todo lo que hay en el extranjero es mejor».

Desde su punto de vista, la independencia del juez instructor está más que garantizada mientras que la del fiscal de instrucción no. Los jueces tienen muchos más controles que los fiscales.

Plano general del Salón Madrid, que presentó tres cuartos de entrada a las 4 de la tarde. Carlos Berbell/Confilegal.

«Todo lo que dice un juez es recurrible ante tres jueces. ¿Quién corrige al fiscal que se equivoca? El juez, además, tiene control disciplinario, civil y penal. Si un juez se equivoca adrede, prevarica. ¿Han visto ustedes el delito de prevaricacion fiscal en el Código Penal? ¿Hay algún control reglado ante un tercero ajeno a él para corregirle una decisión previsiblemente equivocada? Yo creo que no. No existen», explicó.

Finalmente Velasco, se mostró en contra de «volver a quitar poderes al pobre poder judicial, al pequeño poder judicial», para dárselos «al omnímodo, al grande, al prepotente y al que algunos quieren que sea el único poder, el poder ejecutivo».

Y concluyó, en defensa del juez instructor: «Si algo funciona, ¿para qué cambiarlo?

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