300 abogados, Echeverría, Slepoy y Jiménez-Blanco, homenajeados por el Colegio de Abogados de Madrid
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27/6/2017 04:59
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Actualizado: 27/6/2017 10:22
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El Colegio de Abogados de Madrid rindió ayer un sentido homenaje a aquellos abogados colegiados que alcanzaron los 60, 50 y 25 años de ejercicio profesional, en el curso de un acto multitudinario al que asistieron más de 800 personas y que tuvo lugar en los Teatros del Canal, en pleno centro de Madrid.
En este evento, que comenzó con un minuto de silencio por Ignacio Echeverría, el joven que dio su vida en el atentado de Londres, se le nombró colegiado de honor, lo mismo que a Carlos Alberto Slepoy, «Carly», abogado reconocido por su defensa de los derechos humanos recientemente fallecido, y a Gonzalo Jiménez-Blanco, abogado del Estado en excedencia, y uno de los referentes profesionales de la profesión.
El galardón de Slepoy fue recogido por sus tres hijos, Paula, Natalia y Óscar, quien recibió un aplauso intenso, liderado por la decana, Sonia Gumpert, que fue quien leyó la laudatio por el abogado desaparecido. La decana glosó la humanidad de Slepoy y dejó claro a todos los asistentes que “ todos los abogados deberíamos ser como ‘Carly’ y estar siempre al lado de los perseguidos”.
El de Jiménez-Blanco fue entregado a su hijo, también abogado, que lleva su mismo nombre. Javier Iscar, vicedano y tesorero, hizo, por su parte, la laudatio de Jiménez-Blanco, sin duda, una de las mentes más brillantes de nuestro tiempo.
También juraron la Constitución y prometieron respeto deontológico a la abogacía aquellos otros que se inician en la abogacía, acompañados con sus respectivos padrinos. Como testigos actuaron, además de Gumpert y de Iscar, la Junta de Gobierno del Colegio, formada por Marisol Mesas, Begoña Castro, Ignacio Gordillo, Manuel Valero (vicedecano), María Teresa Nadal y José Manuel Pradas. Alejandro Alonso, de viaje al extranjero, no pudo asistir.
Junto a ellos, Vicente Sánchez Rodríguez, presidente del Consejo Autonómico, del que forman parte el Colegio de Abogados de Madrid y el de Alcála de Henares, del que éste es decano.
El acto se convirtió en una celebración de la profesión. Asesor de primera mano, persona de confianza, estudioso del Derecho, la figura del abogado ha evolucionado algo con los tiempos pero su esencia se mantiene.
Se trata de un profesional que ha sabido explicar a su entorno como ha evolucionado la sociedad, desde las leyes aprobadas a esos fallos judiciales que dictan los tribunales. Un profesional cada vez más indispensable en un entorno como el que vivimos.
De este emotivo acto entresacamos frases que nos ayudan a responder la pregunta de este reportaje ¿Qué significa ser abogado en estos momentos?, entre algunas personas con las que conversamos y otras que intervinieron en este acto.
60 años de ejercicio
Para Pablo Barragán de 96 años, 60 años de ejercicio, igual que José Miguel de Arrese, de 84 años, el otro veterano letrado que fueron galardonados este lunes.
Hablamos con Barragán tras el acto mientras disfruta de una cerveza reconoce que “ser abogado supone ser fiel a unos principios y valores y tener lealtad con tu cliente. Eso lo he hecho toda mi vida. Estoy orgulloso de ser abogado”.
A juicio de este longevo letrado “la clave es portarse de forma correcta en todo momento, dentro de la profesión como fuera de ella. Antes se ejercía la profesión de otra manera pero siempre la confianza ha sido clave en las relaciones con los clientes”. A los más jóvenes que juraron esta tarde como abogados les dice que “juren en conciencia y se dejen llevar por su propia conciencia”, aclara.
Vicente Sánchez, decano de Alcalá de Henares, 33 años en la profesión. Disfruta mucho como abogado penalista.
«En esta profesión lo fundamental es formarte bien para estar al tanto de todo lo que cambia en este mundo. Al final lo que tu cliente no sabe se lo tienes que explicar tú”. Reconoce que de sus colegas que cumplieron 50 años de profesión “se puede aprender mucho, aunque la puesta en escena de los juicios haya cambiado ahora”.
Para este jurista, “los colegios de abogados por el papel que ocupan son absolutamente necesarios. Y la colegiación obligatoria es indispensable para ser el control deontológico al quehacer de los abogados. Sobre esta profesión de abogado “te da mucha seguridad cuando vas adquiriendo conocimientos sobre la materia de la que eres experto”.
50 años de ejercicio
Juan Antonio Sagardoy fue quien se dirigió al público en un discurso emotivo en nombre de sus compañeros. El padre del Estatuto de los Trabajadores recordó que “ 50 años de ejercicio profesional es una realidad mágica, casi una vida en definitiva pasada entorno a lo que más me ha gustado hacer, donde siempre hemos luchado por nuestros clientes”.
Recordó que por encima de todos los reconocimientos y premios era “abogado” y que en este tipo de celebraciones uno no podía de dejar de acordarse de aquel pleito de ganó de aquella manera o de ese juicio que al final perdió. “Hay muchos recuerdos en la vida de un abogado”.
25 años de práctica
Ana Martínez, abogada de DLA PIper, experta en litigación y arbitraje, ha recogido ese diploma por un cuarto de siglo de ejercicio. “No concibo otra cosa que la abogacía. Los pleitos y arbitraje realmente me gustan. Uno nace como pleitos y realmente me encanta lo que hago”, indica.
Subraya que “quien no se ha puesto una toga realmente no sabe lo que se pierde”. Para ser buen abogado hay que pasar por el juzgado.
Para esta letrada es fundamental “aprender la profesión. A tratar a tus compañeros y a saber gestionar tus clientes. Creo que la mayor satisfacción que hay en un gran despacho es saber que has ganado una sentencia importante”.
Lo menos bueno “que es una profesión absorbente, complicada a la que hay que dedicar muchas horas. No es fácil conciliar. A veces parece que el cliente no reconoce tu trabajo y hay que explicarle lo que haces”.
Recién ejerciente
Pilar Hernández es abogada porque vio que su padre lo era y no pudo resistir la tentación de seguir la estirpe paterna. “ Lo que más me sedujo de esta profesión es lo de poder ayudar a los demás, creo que es algo que no todas las actividades lo tienen”. En este momento trabaja en el Colegio de Abogados de Madrid con una beca y al mismo tiempo en un despacho donde acaba de dar sus primeros pinitos.
“Sé que es una profesión de sacrificio. Nadie lo tuvo fácil. Y si te gusta tienes que dedicarle horas a prepararte cuando tengas que ejercer en el futuro.”. Dentro de 25 años le gustaría tener su despacho y estar centrada en el terreno civilista “me gusta todo lo que tiene que ver con los temas mercantiles e hipotecarios aunque me tilden de rara”. Pilar cree que con las nuevas tecnologías se puede entender mejor al cliente y mejorar el trato que pide.
Anfitriona del evento
Sonia Gumpert, decana del ICAM, ejerció de anfitriona de esta macro evento el que se ha reconocido el trabajo de tantos abogados. En sus intervenciones ha dejado frases muy a tener en cuenta que definen la pasión que tiene por la abogacía “Es la profesión más bonita del mundo y es evidente que los clientes esperan lo mejor de nosotros”, fueron dos de sus comentarios.
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