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El ejemplo es el principio de la autoridad y el secreto del liderazgo

El ejemplo es el principio de la autoridad y el secreto del liderazgo
El coronel Benito Giménez de Azcárate, "Manzanita", sobre quien versa este artículo de Diego Miranda sobre el liderazgo.
20/1/2018 05:50
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Actualizado: 10/5/2021 10:48
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Hoy quiero hablarles de liderazgo, y quiero hacerlo comenzando con una sugerencia para todas aquellas empresas, academias etc que intentan llamar la atención o captar clientes con la eterna pregunta «¿qué es un líder?» lo hagan sustituyendo el “que” por “quién”,que me canso de verlo de la primera manera.

Un servidor ha tenido la suerte de trabajar cerca de grandes líderes, y en todos ellos he encontrado tres características que siempre se han dado:

La primera

La extraordinaria vocación de servicio a los demás de estos hombres y mujeres, anteponiendo siempre al otro a ellos mismos.

La segunda

La ausencia de ego, ser altivos y el que han coincidido en vivir la vida de manera humilde, con cierta incluso austeridad.

La tercera

Nunca se han reconocido a sí mismos como líderes, siendo otros los que de esta forma los han reconocido.

Hoy les voy a hablar del que de todos ellos ha sido para mí, mi gran maestro y profesor: mi abuelo Benito, conocido en el estamento militar como “Manzanita”, porque siempre tenía un poquito de coloretes (era abstemio, no bebía alcohol que ya veo venir a los peor pensados desde lejos).

«Manzanita» fue un militar de vocación. Trabajó desde los diez años en la finca de sus padres. Quedó huérfano de padre a los 13 años, por lo que se tuvo que hacer cargo como hijo mayor de la finca, la cual sacó para adelante.

A los 17 años de edad ya era un hombre sin tonterías, y habiendo conseguido que la finca funcionase muy bien y pudiendo contratar un capataz, asegurarse de que se podrían pagar los estudios y carreras a sus hermanos, y de que todo iba a ir bien, se alistó a la Academia PROA de Zaragoza e ingreso en el Ejército de Tierra ,en donde cuenta con una de las mejores hojas de servicio de la historia moderna del Ejército Español. Al igual, por cierto, que el bisabuelo.

Sin entrar en detalles, voy a centrarme en lo que viví con él los primeros quince años de mi vida, en calidad de nieto mayor.

El por aquél entonces comandante, teniente coronel y coronel Giménez de Azcárate se caracterizaba por ser el primero en todo lo que hacía.

Esto solo tenía un secreto, y no era otro que administrar bien el tiempo, en definitiva en madrugar y acostarse temprano.

Profesor muchos años de la Academia General Militar de Zaragoza, y director del Selectivo, siempre estaba el primero en el patio o en la formación, en la actividad física, en la instrucción y en la obligación, fuese esta cual fuese.

Déjenme que les cuente cosas que un servidor de todos ustedes observó por aquél entonces.

«Manzanita» invirtió el cómo se servía el rancho a sus subordinados, pasando a hacerlo al revés de cómo hasta entonces se hacía, comenzando siempre por el de menor graduación y finalizando por el de mayor, casi siempre él.

Además ordeno que el dinero de dietas de unos y otros (los de mayor graduación cobraban un poquito más) fuese a una caja común para un mismo rancho, por lo que se dejo de hacer comidas distintas y mejoró la de la tropa.

“Manzanita» era del Arma de Infantería, “pisa hormigas”. y aunque contaba con asistente y caballo, nunca lo utilizó. Marchaba el primero con su gente a “golpe de calcetín” como tantas ocasiones lo vi, y le escuche a su gente que él hacía”

“Manzanita» tenía una mochila que hacía que le llenaran de piedras con el mismo peso que llevaba el hombre bajo su mando que por su función o especialización portaba más peso al ser tirador de ametralladora ligera, etc.

“Manzanita» contaba con condecoraciones tras haber realizado dos guerras, haber sido el primer teniente diplomado de la Escuela Militar de Montaña de Jaca o haber realizado el estudio topográfico del Pirineol que casi nadie tenía, y, en cambio, en rara ocasión las lucía.

A «Manzanita» no le gustaban ni los quejicas ni los lloricas. Nunca lo oí quejarse. Todo era bueno para él, y lo acepaba de buen grado.

Fue un hombre con valores, religioso, respetuoso, un buen marido, padre, abuelo, y el mejor amigo y maestro que con casi total seguridad conoceré.

Tenía muy presente un principio: El ejemplo es el principio de la autoridad. De ahí manaba su poderoso liderazgo.

Y hoy en día en el que no pocos se empeñan en enseñarnos a ser líderes, he de darles una mala noticia: el liderazgo no se aprende de mayor. El liderazgo es una característica de algunos seres humanos, de algunas personas que desde bien chiquitines lo practican.

Lo vivido en casa, la educación, los valores, y una personalidad que no sé porqué les hace que “servir a los demás” sea una forma de vida, es lo que define a los líderes de verdad.

Un líder, jamás estudiaría para serlo.

Siempre en mi corazón abuelo, te adoro.

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