Firmas
Cifuentes: entre el «fuego amigo» y la polémica del máster
Cristina Cifuentes, en el momento de su dimisión como presidenta de la Comunidad de Madrid./ EP
26/4/2018 06:15
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Actualizado: 26/4/2018 17:15
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La ya expresidenta de la Comunidad de Madrid Cristina Cifuentes logró mantenerse en su puesto, contra viento y marea, durante 36 días envuelta en la polémica de su máster en la Universidad Rey Juan Carlos (URJC). Sin embargo, no ha conseguido superar unas pocas horas, tras hacerse público un vídeo en el que se le atribuye un supuesto hurto en un supermercado en 2011.
La publicación de ese vídeo a través de OKdiario ha precipitado una caída, que casi todo el mundo daba por segura, tras toda la polémica que ha rodeados estos días su máster.
Cifuentes ya estaba amortizada políticamente hacía semanas. Sin embargo, lo sorprendente de este asunto es la fecha en la que se ha producido su forzada dimisión.
Este miércoles conocíamos también que el propio presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, había dado órdenes expresas de que la presidenta de la Comunidad de Madrid tenía que dimitir antes del pleno del Congreso sobre las enmiendas de totalidad al proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2018. Y que así se lo había comunicado a a la secretaria general y ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, como al coordinador general del partido, Fernando Martínez-Maillo.
Así ha sido, Rajoy ha entrado esta mañana en el Congreso, sabiendo que Cifuentes había dimitido como presidenta de la Comunidad pocos segundos antes.
Y lo ha hecho por la aparición milagrosa de un vídeo de 2011, que según la normativa se tenía que haber destruido a los 30 días de la grabación, pero que, alguien interesado, había guardado en algún cajón a la espera de una ocasión concreta. Algo que ha conseguido a la vista del resultado.
En la dimisión de Cifuentes se ha hablado mucho de «fuego amigo», «ajuste de cuentas» o «campaña de «acoso y derribo»». Sin embargo, a veces se nos olvida que la política es muy cruel, que se traspasan los límites entre la vida personal y la condición de un político.
Lo que hizo Cristina Cifuentes estuvo mal, muy mal, pero lo que han hecho los que guardaron la cinta y han decidido utilizarla o «fíltrala» ahora no es mucho mejor. Han pisoteado cualquier atisbo ético o moral. En este asunto se han traspasado demasiados límites. No todo debería valer en política.
Todo parecer apuntar a una operación orquestada desde el propio PP madrileño para conseguir que Cifuentes dimitiera antes de la moción censura propuesta por el grupo socialista contra ella, el portavoz del PSOE-M, Ángel Gabilondo, anunciada para el próximo 7 de mayo.
Durante su comparecencia anunciando su dimisión la propia Cristina Cifuentes ha reconocido que conocía la existencia de la grabación y que ésta, al igual que algunos dossiers sobre su persona circulaba por varias redacciones. Es más, la ya dimitida presidenta madrileña denunciaba que fue extorsionada hace dos años con el vídeo y lo puso «en conocimiento de la Policía Nacional».
En esas fechas, Cifuentes fue espiada para encontrarle trapos sucios y que no fuera la candidata electoral en 2015, algo que sí consiguió finalmente.
Incidiendo en ello, el director de OKdiario, Eduardo Inda, aseguraba que «los expresidentes Esperanza Aguirre, Ignacio González, y el exconsejero Francisco Granados, en ese momento la cúpula del PP madrileño, conocían el vídeo en el que una supuesta Cristina Cifuentes es acusada de robar dos cremas cosméticas en un supermercado».
Es decir, que mucha gente de su partido conocía esta situación, ocurrida en 2011, cuando Cifuentes era la vicepresidenta primera de la Asamblea de Madrid. Y eso es algo normal, los partidos conocen las fortalezas y debilidades de sus miembros.
Es lo que se denomina Evaluación de la vulnerabilidad: «búsqueda de información sobre el candidato propio para descubrir posibles problemas en su vida y su comportamiento antes de que adversario lo haga». A través de estos estudios los posibles candidatos a ocupar un puesto en la Administración son analizados minuciosamente para verificar que no existen fallas en su conducta pasada -como es el caso del vídeo en cuestión-, que pueda ser utilizada por la oposición para echar abajo su nombramiento
También se investiga a los enemigos políticos (opposition researchers) con el objetivo de usar trapos sucios, documentos comprometedores o informaciones negativas para usar en su contra en caso de ser necesario, pero esto es otra historia.
Lo cierto es que la salida de Cifuentes, tras 36 días aguantando en un puesto que le había costado años y mucho esfuerzo alcanzar, abre viejas heridas en el PP madrileño. Ahora deberá buscar un buen candidato, alguien sin mácula, con un curriculum intachable, sin sospechas de másteres a dedo, ni nada parecido.
El problema es que en Génova tienen pánico a dar un paso en falso, a elegir a alguien al que después le saquen un audio, un vídeo, un máster, un dosier… cualquier cosa que puede volver a colocarlos en el «fango político».
Estamos en unas fechas claves, Madrid es un bastión importantísimo para los populares de cara a las próximas elecciones municipales y autonómica y asuntos como el de Cifuentes no ayudarán en las urnas.
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