El 90 por ciento de los crímenes contra periodistas en el mundo queda impune
De izquierda a derecha, Diego Carecido, Juliana Matus, Bernardo Díaz Nosty, Victoria Prego, Sylvie Coudray y Baltasar Garzón. Foto: Miguel Berrocal.

El 90 por ciento de los crímenes contra periodistas en el mundo queda impune

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10/11/2018 06:15
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Actualizado: 02/11/2019 15:55
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Más de un millar de periodistas fueron asesinados en los últimos doce años por ejercer su profesión, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO que resalta el alto grado de impunidad de estos crímenes, un 90 por ciento.

Las noticias que se intentan silenciar son precisamente las que la sociedad precisa conocer porque la libertad de expresión es el oxígeno de la democracia, la piedra angular de los estados de derecho.

Sin una prensa independiente solo hay lugar para la tiranía y el despotismo.

Y es que el poder corrupto no ve otra manera de acabar con aquellos que evidencian sus desmanes. Ante tal masacre, la ONU declaró el 2 de noviembre día internacional para poner fin a la impunidad de los crímenes contra periodistas.

La Asociación de la Prensa de Madrid junto con la Cátedra Unesco de Comunicación de la Universidad de Málaga se sumaron el jueves a esta conmemoración con una mesa redonda a la que acudieron expertos en Derechos Humanos y en Periodismo.

Intervinieron la presidenta de la APM, Victoria Prego; Sylvie Coudray, responsable de libertad de expresión de UNESCO-París; el jurista Baltasar Garzón; Diego Carcedo, presidente de la APE; Juliana Matus, profesora de la Universidad Autónoma de Chiapas, México y Bernardo Díaz Nosty, director de la Cátedra UNESCO de Comunicación de la UMA y autor del libro “Periodismo Muerto».

IMPUNIDAD

Baltasar Garzón criticó en su intervención al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, por vetar la entrada de la Casa Blanca al periodista de la cadena de televisión CNN Jim Acosta tras un enfrentamiento verbal en una rueda de prensa.

«Lo expulsa como si fuera suya la Casa Blanca, que no lo es. Es un ocupante transitorio, esperemos que por poco tiempo», señaló Garzón, quien ha incidido en que Trump, «pasando olímpicamente» de lo que es la profesión periodística y «señala a los periodistas que no le gustan y los expulsa».

Durante el acto, se destacó que el 90 por ciento de los asesinatos a periodistas quedan impunes, lo que daña a la sociedad en su conjunto al encubrir la corrupción o las vulneraciones de Derechos Humanos, entre otros crímenes.

«Ese clima de impunidad se va configurando desde el discurso de los que tienen el poder», aseguró Garzón, quien criticó al nuevo presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, por anunciar que va a retirar la publicidad institucional a algunos periódicos, algo que, a su juicio, «es casi condenarlo al ostracismo o a la desaparición».

Además, advirtió que en Brasil los periodistas «van a ser tildados de terroristas o de que están corrompidos».

El jurista español también hizo referencia al asesinato del periodista Jamal Khashoggi al ser el caso que «más ha impresionado».

«Son paradojas de la vida que el defensor del esclarecimiento de Khashoggi sea Erdogan, uno de los principales represores contra los periodistas”, ha dicho.

ESENCIA DEL SISTEMA DEMOCRÁTICO

Asimismo, Baltasar Garzón ha subrayado que las grandes multinacionales con proyectos que afectan al medioambiente «no quieren testigos,  y el periodista es un testigo incómodo que va a difundir verdades, por lo que imponen el silencio».

Para el jurista, “la libertad de prensa es la esencia y la vanguardia de un sistema democrático, porque si no, el sistema se vuelve autoritario. El derecho de la libertad de expresión tiene que bajar al terreno llano, donde hay que defenderlo. Hay que normativizar algunas conductas para otorgar mayor protección a los periodistas», apuntó.

Para el jurista, los periodistas en zonas de conflicto tienen que ser considerados como «personas especialmente protegidas», por lo que los crímenes contra ellos «serían crímenes de guerra, perseguibles en cualquier país del mundo. «Tenemos que defender qué tipo de protección se les tiene que dar. Leyes como la Ley Mordaza no favorecen mucho esa protección, ese no es el camino», sentenció.

Por su parte, la presidenta de APM, Victoria Prego, recordó que hace 30 años un periodista en una guerra «era respetado, cuando ahora la palabra ‘press’ se ha convertido en una diana. El tiro al periodista es una costumbre y no se respeta el ejercicio de información», comentó.

Los periodistas, según Prego, tienen el deber de «transmitir la realidad de lo que ven», una función que, en su opinión, «se ha convertido en objeto de destrucción».

Durante su intervención, la responsable de libertad de expresión de Unesco-París, Sylvie Coudray, lamentó el gran incremento de mujeres periodistas que han sido víctimas de estos crímenes y que tres periodistas europeos hayan sido asesinados en los últimos meses.

Estos crímenes, a su juicio, desacreditan el papel de la defensa de la democracia que realizan los periodistas. Por ello, destacó la importancia de que gocen de un sistema de protección y de prevención, y de la investigación académica sobre la impunidad de estos crímenes.

UNA PROFESIÓN DE RIESGO

El director de la Cátedra Unesco de Comunicación de la UMA, Bernardo Díaz, apuntó que desde el año 1970 un total de 1.125 periodistas han sido asesinados en América Latina. «Este año llevamos 24 periodistas asesinados, de ellos 14 en México», precisó.

Por último, el presidente de la Asociación de Periodistas Europeos (APE), Diego Carcedo, subrayó que ejercer el periodismo en estos momentos «se está convirtiendo en muchos países en una profesión de riesgo».

«Están funcionando grupos de intereses muy potentes, que optan por esta vía rápida de asesinar al mensajero, quitárselo de en medio. Esto intimida a los profesionales que quieren descubrir lo que se oculta en las cloacas de estados o empresas».

La prensa representa el moderno temor de dios para los dictadores y los corruptos.

Las cifras son realmente impactantes: En poco más de diez años, más de mil periodistas han perdido la vida en el desempeño de su labor.

Como refiere Naciones Unidas,” tan solo en 2018, han sido asesinados al menos 88 periodistas. Muchos miles más han sido atacados, hostigados, detenidos o encarcelados por acusaciones falsas, sin las debidas garantías procesales. Nueve de cada diez casos quedan sin resolver, sin que nadie rinda cuentas por ellos”.

Especial riesgo es el que corren las mujeres periodistas de ser atacadas no solo por su profesión sino también por su género.  Apunta la alta institución que según un informe publicado por el Instituto Internacional de Prensa (IPI), “México e India son los dos países donde más crímenes contra periodistas se cometen sin que sean investigados”.

Por esa razón el 2 de noviembre de cada año se rinde homenaje a los periodistas de todo el mundo que han sufrido atentados y han perdido la vida en el ejercicio de su profesión. También a quienes retoman el trabajo de los compañeros que no pueden proseguir sus investigaciones.

Los expertos señalan que si bien antes era Latinoamérica el continente en que el acoso criminal a la prensa era más sangrante, Europa comienza a adquirir un tinte preocupante ante los asesinatos que se están produciendo. Algunos tan recientes como el  de Jamal Kashoggi el periodista saudí que desapareció y fue presuntamente asesinado tras su paso por el consulado  de Arabia Saudí en Estambul; Daphne Caruana en Malta; Viktoria Marinova en Bulgaria; Jan Kuziak en Eslovenia.

Asesinatos demasiado recientes de periodistas que tenían en común en cada caso su trabajo informativo investigando la corrupción.

INFORME DESOLADOR

El informe anual de Reporteros sin Fronteras es a estos efectos contundente y desolador: En los primeros nueve meses de 2018 ya han sido asesinados más periodistas profesionales que en todo 2017, según el recuento de la organización profesional que  registra los asesinatos por causas relacionadas con la profesión en todo el mundo.

Afganistán y Yemen son por este orden los países más letales para los reporteros que cubren los conflictos.

Mueren también por malos tratos en prisiones o permanecen secuestrados sin noticias de las condiciones en que se encuentran. Palestina, Siria, Somalia, República Centroafricana, Pakistán son países de especial riesgo para los periodistas. México encabeza esta lista de pesadilla junto con Honduras, Guatemala, Colombia y Brasil país en que su nuevo dirigente, Jair Bolsonaro ya ha advertido de sus duras intenciones hacia la prensa.

En España contamos con dos casos sin resolver.

Uno de 1989, el cámara Juantxu Rodríguez, asesinado por disparos norteamericanos en los días de la invasión de Panama y el de José Couso, fotoperiodista que encontró la muerte en un ataque de los soldados USA al hotel donde tenía su base de operaciones la prensa internacional.

Este caso fue instruido en la Audiencia Nacional en base a la Jurisdicción Universal y ordenado el procesamiento de varios militares norteamericanos. La reforma de la Ley en 2014, obligó a su archivo.

El secretario general de las Naciones Unidas declaraba el pasado día 2 su reconocimiento a todos estos periodistas que realizan su tarea “a pesar de la intimidación y las amenazas”.

“Su trabajo, y el de sus colegas caídos, nos recuerda -aseguró Antonio Guterres– que la verdad nunca muere. Tampoco debe morir nuestro compromiso con el derecho fundamental a la libertad de expresión”.

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