Juana Rivas presenta una nueva denuncia contra su expareja por supuesto maltrato a los hijos
El pasado martes, el equipo jurídico de Rivas recurrió ante el Supremo su condena; el viernes presentó ante el Tribunal de Menores de Cagliari que se tomaran medidas urgentes de protección para sus hijos, y el domingo presentó esta denuncia. Foto: EP

Juana Rivas presenta una nueva denuncia contra su expareja por supuesto maltrato a los hijos

Francesco Arcuri estudia medidas para limitar temporalmente el acceso de la madre a los pequeños por entender que les está haciendo "un daño irreparable"
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14/5/2019 14:39
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Actualizado: 14/5/2019 14:39
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Juana Rivas, condenada a cinco años de prisión por la sustracción de sus dos hijos, ha presentado una nueva denuncia contra su expareja, el italiano Francesco Arcuri, por supuesto maltrato a los niños.

Alega que los pequeños presentan «hematomas» y «síntomas de maltrato», según informado su letrada en Italia, María Eugenia Álvarez, a la agencia Europa Press.

Los niños han pasado la noche en un hospital de Cagliari (Italia), al que Rivas les llevó el lunes, donde han estado acompañados por su progenitor, a quien el Tribunal de Cagliari (Italia) concedió el pasado marzo la custodia exclusiva de los dos hijos, que viven con él desde agosto de 2017, en la isla de Carloforte.

Arcuri ha informado que dio el consentimiento para que los pequeños durmieran en el centro hospitalario dado que cuando llegó era «tarde», una vez que logró localizarlos después de que Rivas incumpliera el lunes su entrega en el colegio.

Arcuri tenía la custodia provisional de los niños desde agosto de 2017, y el pasado marzo el Tribunal de Cagliari le concedió la custodia compartida. Foto: EP

Rivas fue sentenciada a 5 años de cárcel porque en julio de 2017, instada por una juez a entregar a sus dos hijos al padre para que volviera con ellos a Italia, desapareció un mes con ellos y no volvió hasta casi un mes después. Esta condena, impuesta por el magistrado Manuel Piñar, titular del Juzgado de lo Penal 1 de Granada, fue ratificada en marzo por la Audiencia de Granada.

Esta sentencia también condena a Rivas a ser privada de la patria potestad seis años y a indemnizar a su expareja con 12.000 euros por daño moral.

El pasado martes, el equipo jurídico de Juana Rivas recurrió ante el Supremo su condena.

Solicita que en el caso de que se mantenga la condena la pena sea reducida a dos años de prisión.

También pide, de forma subsidiaria y para el caso de que no proceda su libre absolución, que se aprecie un único delito de sustracción de menores, ya que con independencia de los hijos que se tenga, el acto cometido conllevaría únicamente la existencia de un delito.

Además, pidió el pasado el viernes ante el Tribunal de Menores de Cagliari que se tomaran medidas urgentes de protección para sus hijos, y el domingo presentó esta denuncia por presunto maltrato contra su expareja.

Arcuri, por su parte, ha dicho que los niños pasaron la noche en el hospital para «relajarse».

«Cuando llegué el médico me dijo: decide tú, se pueden quedar por la noche contigo o te puedes ir. Pero como era tarde después de todo el follón decidí que se quedaran aquí y ahora ya nos vamos, pero podría haber alejado a la madre» si hubiera querido, ha manifestado a la citada agencia.

Ha informado que su equipo jurídico estudia en estos momentos las medidas a tomar para limitar temporalmente el acceso de la madre a los pequeños por entender que les está haciendo «un daño irreparable».

Alega que es la «tercera o cuarta» vez que actúa de esta manera y subraya que la Fiscalía italiana ha archivado las ocho denuncias por maltrato que ha presentado contra él y también las relacionadas con los niños.

La defensa de Rivas ha recurrido este archivo, y el asunto se abordará en una vista el 3 de julio.

Desde la defensa de Arcuri recalcan que tanto los servicios sociales como un psicólogo hacen seguimiento de los menores en su domicilio italiano y los visitan semanalmente, por lo que ven en la actitud de Rivas una «estrategia» de defensa.

‘LO APORTADO NO ACREDITA EL MALTRATO NI HACIA ELLA NI HACIA LOS MENORES’, DICE PIÑAR

En el juicio en el Juzgado de lo Penal 1 de Granada, Rivas alegó que se fue en mayo de 2016 con sus dos hijos de la isla de Carloforte (Italia) porque “no quería vivir más” bajo “las torturas” de su expareja y que, ya en España, no le entregó a los niños, pese a conocer las resoluciones judiciales que le obligaban a ello, porque estaban “escapando del maltrato” y quería protegerlos.

Juana Rivas durante el juicio, celebrado el pasado 18 de julio, después de que uno de los abogados la dejara sin defensa.

El magistrado Manuel Piñar advirtió durante la vista oral que ésta no era una causa de malos tratos, pero hizo referencia a este asunto en su sentencia.

El juez Piñar sostiene en ella que a lo largo del procedimiento Rivas ha aportado comunicaciones e informes periciales que no acreditan el maltrato ni hacia ella ni hacia los menores, mientras que los peritos que han actuado en la causa sí lo han descartado. Indicó que también concluyeron que la restitución de los niños al contexto paterno no suponía “un grave peligro para su integridad física o psíquica”.

Tampoco dio credibilidad a la denuncia que Rivas presentó por malos tratos en julio de 2016 en Granada, que fue emitida a Italia, “porque ningún jurado ha declarado la veracidad de los mismos”.

Además, el juez advirtió que “predicar a los cuatro vientos que una persona maltrata, tortura y aterra a su familia, e incluso, que ha golpeado al hijo mayor, cuando no hay una condena firme, ni siquiera una investigación en trámite, y arengar a una multitud irreflexiva y visceral, para hacerla cómplice de ese escarnio” es “una afrenta que muestra una voluntad dañina y lesiva de elementales derechos como el honor o el de presunción de inocencia”.

Argumentó que esto conlleva daños, “no solo de tipo de moral, en cuanto que se ha atacado la dignidad y honor de la persona y su imagen, sino también de naturaleza económica incuantificable, pues la sensibilidad social que hay sobre la lacra del maltrato, ha llevado a muchas personas a aislar al maltratador convicto; a señalarlo y rehuirlo a la hora de una oferta de trabajo, de un negocio y de muchos otros aspectos de la vida social”.

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