El Gran Collar de la Justicia, un símbolo que comparten el Jefe del Estado y el presidente del Supremo
Un regalo de la Reina para honrar a la magistratura
Cada mes de septiembre, en el solemne acto de apertura de tribunales que se celebra en el Salón de Plenos –el mismo en el que se esta celebrando el juicio a los 12 acusados por el proceso independentista en Cataluña de septiembre y octubre de 2017–, el Rey, como Jefe del Estado, y como materialización del artículo 117 de la Constitución, lleva el Gran Collar de la Justicia.
El mencionado artículo dice que «La Justicia emana del pueblo y se administra en nombre del Rey», como representante de ese mismo pueblo.
Fuera de ese acto, dicho Gran Collar lo suele llevar el presidente de turno del Tribunal Supremo –y del Consejo General del Poder Judicial– sobre la toga.
El Gran Collar de la Justicia fue un regalo de Isabel II a la magistratura española como signo de su respeto y aprecio.
Es una original obra de orfebrería con los atributos de la Justicia y de la Monarquía. Una distinción de la reina para reconocer el importante trabajo que los jueces y magistrados realizan.
El origen del Gran Collar de la Justicia data de 1844, por iniciativa del entonces subsecretario del Ministerio de Gracia y Justicia, Manuel Ortiz de Zúñiga.
La monarca dispuso que se fabricara un gran collar de oro esmaltado con los emblemas de la monarquía y los atributos de la justicia.
De él debía colgar la medalla que usa la magistratura, para que fuera el distintivo de la Presidencia del Tribunal Supremo al vestir la toga en todos los actos solemnes y oficiales y se transmitiera sucesivamente a los magistrados que ejercieran el cargo.
COSTÓ 15.000 PESETAS
Su valor en el momento de ser forjado fue de 15.000 pesetas, una elevada cantidad para la época, en que el salario medio de un obrero rondaba las 6 pesetas diarias.
Cuatro reales equivalían a una peseta de plata.
El artífice de la joya fue Pablo Cabrero, que lo construyó en la fábrica-platería de Martínez en 1844.
Es de oro de 22 quilates, pesa 18 onzas con dos ochavos y tres tomines. Consta de 18 eslabones esmaltados, 16 de ellos unidos y dos sueltos o pendientes. Nueve de ellos llevan en su centro un libro atravesado por una espada, con la inscripción Justicia y Ley; los restantes tienen también en el centro una balanza, un haz de lictores con sus fasces de mimbre y su hacha.
De la parte inferior del collar pende otro eslabón formado por dos serpientes esmaltadas de verde y en el centro un ojo con una ráfaga de luz –el ojo era el emblema de los antiguos miembros de los Reales Consejos, alegoría de que eran los ojos del Rey–, del cual pende un escudo con las Armas Reales en su versión del llamado escudo grande.
El collar se entrega a cada nuevo presidente del Tribunal Supremo mediante acta duplicada, en la que se inserta la descripción artística del mismo.
El primero en usarlo fue Nicolás María Garelly y Battifora (1777-1850), jurista y político español de tendencia liberal moderada, que intervino de forma destacada en las transformaciones legislativas que desmontaron las Instituciones del Antiguo Régimen en España durante la primera mitad del s. XIX.
Catedrático de Derecho en la Universidad de Valencia y presidente del Tribunal Supremo, ocupó el cargo de ministro de Gracia y Justicia durante los gobiernos de Francisco Martínez de la Rosa, tanto durante el Trienio liberal (1822) como a comienzos del reinado de Isabel II (1834-1835).
BAJO CUSTODIA EN EL MINISTERIO DE JUSTICIA DURANTE 73 AÑOS
Durante la guerra civil, el Gran Collar de la Justicia siguió al Tribunal Supremo de la República a las sedes provisionales de Valencia y Barcelona, hasta el final de la contienda.
Desde 1939, y hasta 2012, permaneció en manos del Ministerio de Justicia. La Dirección General de Registros, dependiente de la cartera de Justicia, fue la responsable desde entonces de custodiar el Collar y guardarlo en su caja fuerte.
Durante 73 años, en septiembre de cada año, el Gran Collar de la Justicia era trasladado al Tribunal Supremo –su casa natural- para que la persona que presidiera el solemne acto de apertura de tribunales lo utilizara.
Después de cada acto, el Gran Collar era devuelto al Ministerio.
Lo que debía ser una excepción se convirtió en una costumbre. Con la instauración de la democracia, la nueva Constitución estableció que la Justicia emana del pueblo y se administra en nombre del Rey.
Con ese objeto, el pintor Ricardo Macarrón realizó un lienzo del Rey don Juan Carlos en el que aparece togado llevando El Gran Collar de la Justicia, de la misma guisa que, desde 1982 y hasta su abdicación, presidió la pieza de la rotonda, la pieza que precede al despacho del presidente del Tribunal Supremo en el Palacio de Justicia.
Un nuevo lienzo, con el Rey don Felipe VI, realizado por Hernán Cortés Moreno, conocido pintor realista,sustituyó al de su padre después.
La «costumbre» llegó a su fin el 30 de enero de 2012, en el año en el que se conmemoró el 200 Aniversario de la creación del Tribunal Supremo.
El nuevo ministro de Justicia del momento, Alberto Ruiz Gallardón, había «fichado» al hasta entonces jefe del Gabinete Técnico de la Presidencia del Supremo, Fernando Román, como secretario de Estado de Justicia.
Éste, que durante varios años, venía promoviendo la devolución del Gran Collar a su verdadero dueño, el presidente de Tribunal Supremo, al cambiar de camiseta, convenció a Ruiz Gallardón de la importancia que para el poder judicial tendría un acto como ese.
La anomalía terminó con un acto solemne en la mencionada rotonda, con toda la Sala de Gobierno del Alto Tribunal, como testigos, en la que Ruiz Gallardón le entregó físicamente el Gran Collar al presidente Carlos Dívar.
El Gran Collar de la Justicia aparece también representado en la Rotonda, la pieza que hace de antedespacho al despacho oficial del presidente del Tribunal Supremo. En concreto en la cúpula decorada con pinturas de osé Garnelo y Alda. En el centro aparece pintada al fresco la escena de España imponiendo a la Magistratura el Gran Collar de la Justicia.
EL COLLAR PEQUEÑO DE LA JUSTICIA
Existe, sin embargo, un Collar Pequeño de la Justicia, también. Pocos años más tarde de que se fabricara el primero, y con el fin de reservarlo para las grandes solemnidades judiciales, Eugenio Montero Ríos (ministro de Fomento entre el 27 de noviembre de 1885 y el 10 de octubre de 1886, ministro de Gracia y Justicia entre 11 de diciembre de 1892 y el 6 de julio de 1893, presidente del Tribunal Supremo en 1888 y ministro de Gracia y Justicia en 1892), ordenó que se hiciera un Collar Pequeño o de diario para los actos cotidianos u ordinarios del presidente del Tribunal Supremo.
El encargo se hizo al artífice Francisco Morcilla, joyero de la Real Casa y decano de los joyeros de Madrid.
Costó 35.000 pesetas, que se abonaron en plazos mensuales con el producto de la venta de ediciones legislativas oficiales.
El Collar Pequeño también es de oro.
Lo forman diez eslabones que alertan dos motivos con los símbolos de la Justicia –fasces y balanza, y espada y libro–, que se cierran al pecho por un medallón con el antiguo símbolo de los Reales Consejos –el ojo–, del que pende otro medallón, de forma estrellada, que lleva esmaltadas las Armas Reales –el Escudo Grande de España–.
El Collar Pequeño aparece en dos lugares del Palacio de Justicia que alberga al Tribunal Supremo: en el rellano de la Escalera de Honor y en la Sala de Banderas, donde existen sendos medallones ovalados de mármol negro y sobre ellos, en bronce dorado a fuego, el emblema principal del Tribunal Supremo, rodeado por el Collar Pequeño.
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