La Guardia Civil finalmente detiene al prófugo «falso Iniesta» después de 9 meses en búsqueda y captura
La Benemérita extremó la vigilancia y captó al "falso Iniesta" antes de entrar en la vivienda de su pareja. Foto: GC.

La Guardia Civil finalmente detiene al prófugo «falso Iniesta» después de 9 meses en búsqueda y captura

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16/9/2019 06:15
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Actualizado: 16/9/2019 17:58
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La Guardia Civil de Valdemoro, localidad a 25,21 kilómetros al sur de Madrid, detuvo el viernes por la tarde al estafador Blas Fernando Gracia Abadías, alias el «falso Iniesta», después de aparcar su vehículo –de alta gama– frente a la casa de su pareja, Esther L.G., en una zona de alto nivel adquisitivo.

Llevaba 9 meses en búsqueda y captura, después de que el Tribunal Supremo confirmara la pena de 2 años de cárcel y una indemnización de 1,2 millones de euros, más intereses, impuesta por la Audiencia Provincial de Jaén.

Nadie, desde entonces, le había echado el guante y vivía prófugo de la justicia. 

El «falso Iniesta», llamado así por falsificar la marca y el icono comercial del famoso ya exjugador del FC Barcelona.

También se hacía pasar por socio y amigo de personajes tan influyentes como Johan Cruyff -ya fallecido–o Luis Figo, con el fin de adquirir empresas que luego no pagaba y desmantelaba.

El arresto fue llevado a cabo en una operación coordinada por un suboficial de la Benemérita a las 17.00 horas del 13 de septiembre cuando Blasco Abadías ya se encontraba en el interior de la vivienda, gracias a un orden de entrada y registro expedida por el juez de guardia.  

Como es preceptivo, el suboficial le leyó sus derechos. Después lo trasladaron al cuartel de la Guardia Civil de la localidad, desde donde sería trasladado a un centro penitenciario para cumplir la pena de prisión, que hubiera eludido si hubiera pagado los 1,2 millones de euros más intereses.

Con su huida demostró que no estaba dispuesto a hacerlo.

El Supremo dio por probado que este estafador se hizo cargo de la empresa jienense Aceites Villapardillo, propiedad del empresario M.P.J., en serios problemas financieros como consecuencia de la crisis económica de 2008, con del que incumplió todos los acuerdos y al que abocó a la ruina económica.

Fue la primera condena por estafa agravada contra Blasco Abadías, que desmanteló la empresa, puntera en la producción de aceite de oliva, vendiendo toda la maquinaria. 

El tribunal, formado por los magistrados Manuel Marchena Gómez -presidente de la Sala de lo Penal y de este tribunal y ponente del caso-, Miguel Colmenero Menéndez de Luarca y Antonio del Moral García inadmitieron el recurso de casación interpuesto por Blasco Abadía, contra la sentencia de la Audiencia Provincial de Jaén.

A su nombre figuraban empresas como “Alimentación Iniesta”, “Iniesta Color” o “Iniesta Fruit”.

En los últimos años ha estado envuelto en polémicos movimientos como la compra fraudulenta del Real Zaragoza CF presentando avales falsos de bancos suizos, turcos y húngaros.

EL PATRÓN DE ENGAÑO ERA SIEMPRE EL MISMO

Su patrón de engaño siempre era el mismo: presentarse bajo una apariencia de solvencia económica destacada y de un importante poderío empresarial adornado con coches de alta gama, relojes de lujo y presumiendo de sus famosos y futbolísticos socios.

Con esta imponente fachada, con aquellos falsos compromisos y avales y definiéndose como “reflotador” de empresas, mago de las finanzas y la gestión acabó amasando un abultado patrimonio a costa de la ruina de varias familias, pues una vez aceptado el trato, incumplía acuerdos, desmantelaba las empresas, no cumplía los pagos y se embargaban los bienes de los vendedores.

El condenado, que ya poseía antecedentes penales por coacciones, amenazas o por falsificación de documentos y aprovechándose de la crisis del 2008 estafó a PYMES históricas como la conservera Rey de Oros (Cádiz), Hogarsur (El Puerto de Santa María) o la mencionada Aceites Villapardillo (Jaén), por citar algunas.

El daño personal, patrimonial y en puestos de trabajo que el estafador ha producido ha desatado una indignación social que ha cristalizado en la declaración oficial de Blas Fernando Gracia Abadía como “persona non grata” en municipios como Barbate.

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