¿Cuál es el origen del aguinaldo y qué profesiones lo recibían?
Sobre estas líneas, una de las tarjetas que solían entregarse a cambio de los aguinaldos a principios del siglo XX, en este caso de los repartidores del momento.

¿Cuál es el origen del aguinaldo y qué profesiones lo recibían?

Los más viejos del lugar recordarán la interminable procesión navideña de serenos, panaderos, lecheros, el hombre del hielo, el carbonero, el cartero, el barrendero, el chico del ultramarinos y hasta el monaguillo de la parroquia que tocaban el timbre de la casa y entregaban una tarjeta de felicitación de las fiestas, esperando recibir a cambio alguna propina.

Una costumbre que se ha perdido, como casi todas las profesiones que la practicaban.

Otra cosa es la paga de Navidad y/o de la cesta de regalos con turrones y bebidas variadas, ésta última desgraciadamente cayendo también en desuso.

Aunque son aspectos jurídicamente distintos, en España se podría relacionar el aguinaldo con la paga extra.

El aguinaldo es la tradición de dar un dinero a los trabajadores en época de Navidad.

Los expertos no se ponen de acuerdo respecto a su origen.

Unos lo sitúan en la tradición celta: provendría de «eguinad” o “equinand”, término con el que los celtas designaban al obsequio de fin de año, que solía consistir en frutos secos y otras viandas; y otros en la romana: «Hoc in anno» (en este año). 

Jurídicamente tiene la consideración de remuneración voluntaria, de hecho sería el equivalente a dar una propina, aunque en muchos países se contempla como un derecho adquirido.

Se dice que la costumbre surgió con Tito Tacio, rey que gobernó Roma junto con Rómulo, uno de los fundadores junto a su hermano Remo, los de la loba.

De acuerdo con el Diccionario de Mitología Universal de Akal, Tacio inició la costumbre de recoger ramos de pino cortados del bosque de Estrenía, diosa de la salud y del vigor, para regalar a familiares y amigos con motivo del fin de año. 

Con el tiempo, las ramas se sustituyeron  por dátiles y miel y posteriormente, con regalos más valiosos, como medallas y monedas de plata.

Del nombre de la diosa deriva el término italiano “strenna” y el francés “étrennes”, que se refieren a los regalos de año nuevo.

Y de ahí también la palabra “estrenar” en español.

Hasta avanzado el siglo XX existía la ocupación de lechero, que también pasaban la tarjeta del aguinaldo.

UN GENERAL MUY GENEROSO

Aunque hay una tercera versión del origen, la del Diccionario etimológico de los apellidos españoles, hispanoamericanos y filipinos de Gutierre Tibón, que se refiere como origen del aguinaldo a un personaje llamado –muy adecuadamente- Emilio Aguinaldo.

Este fue un personaje histórico filipino del siglo XIX, general y político líder del movimiento independentista local, que acostumbraba a proporcionar generosas gratificaciones a la tropa y a los ciudadanos por las múltiples batallas libradas en el pasado.

Está considerado como el primer presidente de Filipinas tras su independencia de España.

EL AGUINALDO DESAPARECIDO

Aparte de la paga oficial que recibían los trabajadores en sus empresas, existía otra práctica en España desde hacía mucho tiempo  que estuvo vigente a principios de la década de 1980, cuando muchos de estos oficios o trabajados habían desaparecido.

Los profesionales que durante el año habían ofrecido sus servicios a los hogares españoles entregaban una tarjeta en la que felicitaban las Pascuas y las Fiestas de Navidad esperando una propina a cambio. 

Ataviados con sus mejores galas, lecheros, barrenderos, modistas, serenos, carboneros y muchos más…se presentaban en los domicilios particulares y los vecinos les daban la voluntad, el popular aguinaldo.

La primera constancia que se tiene de esta práctica data del año 1831, aunque algunas fuentes apuntan a 1832, cuando los trabajadores del Diario de Barcelona decidieron que sus repartidores entregaran en mano a todos sus suscriptores una felicitación impresa por Navidad.

La idea fue tan bien acogida por los lectores que en muestra de agradecimiento entregaron a estos repartidores una gratificación en forma de aguinaldo. 

Esto animó a otros a copiar la original idea, de modo que, en estas fechas, muchos profesionales se presentaban en los hogares de sus clientes a la espera de su ansiada propina navideña.

El sereno fue una figura que existió hasta finales de los años 70 del pasado siglo. Abría los portales por la noche y pasaba también la tarjeta para el aguinaldo.

FELICITACIONES Y POEMAS

Las tarjetas tenían diversos formatos, desde una simple cartulina con una felicitación impresa, a otras profusamente ilustradas, en color, a veces en relieve… y con su leyenda en letras doradas: «El cartero les desea Feliz Navidad y Año Nuevo» o «El sereno le felicita a usted las Pascuas de Navidad».

Era habitual que en el reverso de la felicitación se incluyera una bonita  poesía sobre los servicios que había prestado el gremio que entregaba la felicitación.

Del carro al camión de la basura, pasando por quienes encendían las primeras farolas eléctricas hasta los últimos serenos o los hombres que repartían el hielo en grandes barras, estas postales, de las que la Biblioteca Nacional posee una amplia colección, documentan la evolución –y desaparición- de muchos oficios tradicionales. 

Con el desarrollo económico, las mejoras salariales y de las condiciones laborales, la práctica de estos modestos aguinaldos fue desapareciendo al mismo ritmo que las profesiones que lo practicaban.

LA PAGA EN LA LEGISLACIÓN

La paga de Navidad es una retribución anual que figura en la legislación española desde 1980, aunque la costumbre se inició en la década de 1940. 

El 24 de diciembre de 1944 apareció en el Boletín Oficial del Estado una Orden Ministerial firmada por el entonces ministro de Trabajo, José Antonio Girón de Velasco, en la que se establecía que todo el personal de industrias no reglamentadas recibiría en Navidad una gratificación equivalente al sueldo de una semana, para «solemnizar» las fiestas. 

Un año después, el 9 de diciembre de 1945, esa gratificación se estableció con carácter general e indefinido. De esta manera se institucionalizó el aguinaldo o paga de Navidad.

Era una época de pobreza y penurias tras dos grandes contiendas, la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial, y la dictadura ideó esta gratificación para compensar el alza de los precios y el encarecimiento generalizado del nivel de vida de los españoles. 

En la actualidad, esta paga está incorporada en el artículo 31 del Estatuto de los Trabajadores desde el año 1980, que establece que es una parte del salario igual a una paga mensual y no una dádiva por parte del empleador, aunque muchas empresas prorratean esta paga entre las 12 mensualidades del año.

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