Al César lo que es del César: La valenciana Ascensión Chirivella fue la primera abogada de la historia española
Ascensión Chirivella Marín en la foto que se hizo en 1921, tras convertirse en la primera mujer abogada de nuestra historia; posa con la toga y el típico birrete, en desuso en España hoy en día.

Al César lo que es del César: La valenciana Ascensión Chirivella fue la primera abogada de la historia española

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02/2/2020 06:40
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Actualizado: 01/2/2020 13:35
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En alguna ocasión este medio ha hecho referencia a la malagueña Victoria Kent, como la primera mujer licenciada en Derecho y en España. Y poníamos como fecha la de 1925.

Estábamos equivocados. O nos habían inducido a estar equivocados.

La realidad es que no fue ella sino la valenciana María Ascensión Chirivella Marín (Valencia, 1893- México, 1980).

Y lo hizo cuatro años antes, en 1921.

Un año después después de que Helena Normanton se convirtiera en la primera abogada «barrister» en Inglaterra.

Es decir, hace 98 años Chirivella Marín consiguió formar parte de ese «sanctum  sanctorum» masculino que había sido la abogacía desde el principio de los tiempos en España.

Para dar fe de ello, nada menos que la página de la revista Blanco y Negro publicada el 11 de diciembre de 1921 y que recoge la Cátedra de Divulgación de la Ciencia de la Universitat de València.

El pie de foto referido a Chirivella Marín dice: «La señorita Ascensión Chirivella, que ha obtenido en la Universidad Central el título de licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras».

En aquel tiempo, otras mujeres, en países vecinos, como Francia, Bélgica o Italia, todavía batallaban para que les permitieran ser abogadas. Tardaría todavía un tiempo.

Según relata la mencionada Cátedra, Chirivella Marín en un primer momento estudió Filosofía y Letras en la Universitat de València.

En esta misma universidad cursó la asignatura de Pedagogía de los estudios de Magisterio, una carrera profesional que realizaban de manera muy habitual las mujeres que entraban al mundo académico superior en aquel momento.

Sin embargo, Chirivella Marín –hija de un procurador de los tribunales y por ello continuó la tradición jurídica familiar– se matriculó en la licenciatura de Derecho, y se especializó en Derecho Civil al mismo tiempo que participaba activamente en reuniones para reivindicar los derechos de las mujeres.

Al acabar la Guerra Civil, su defensa de la II República la llevó al exilio en México, donde murió.

Durante el tiempo de su exilio, fue colaboradora de la Junta de Cultura Española, que aglutinaba a muchas de las personas intelectuales exiliadas como consecuencia del triunfo del bando nacional en la guerra del 36.

El «permiso» para que la mujer accediera a la judicatura y a la fiscalía todavía tardaría un tiempo.

En concreto 45 años.

Pero no sería hasta 1977 cuando la primera mujer, por oposición y méritos propios, consiguió hacerse juez. Se llamaba Josefina Triguero.

Pero esa es otra historia.

 

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