¿Está saturado el mercado de la abogacía de los negocios en España?
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28/2/2020 08:45
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Actualizado: 21/4/2021 14:48
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Si algo caracteriza al sector legal español es su atomización. Pese a las fusiones de los últimos tiempos, todavía no se ha producido la consolidación esperada por muchos. Alrededor de medio millar de despachos (la inmensa mayoría pequeños) compiten en un mercado en el que el volumen de negocio estimado es de 6.000 millones de euros.
Y aunque el pastel se da por repartido, continuamente surgen nombres de firmas extranjeras interesadas en dar el salto a nuestro país.
En un entorno sectorial como el actual, la competencia por ganar cuota es fortísima y ejerce una fuerte presión sobre los honorarios.
A la vista de esta situación, cada vez resulta más habitual escuchar en los mentideros la pregunta: ¿Está saturado el mercado de los servicios jurídicos en España? Las opiniones se dividen en función del despacho consultado.
Desde Garrigues consideran que el contexto está determinado “por una calidad media del servicio muy alta, la madurez del mercado y un elevado número de jugadores. Todo ello está llevando a que determinados servicios se comoditicen y a la bajada de precios en algunos ámbitos”. Esta coyuntura vuelve más complicada la tarea ya no sólo de mantener los niveles de rentabilidad, sino de crecer año a año. Incluso para el despacho líder del sector legal, cuyo equipo de desarrollo de negocio necesita estar “siempre preparado para anticiparse a las necesidades cada vez más complejos de los clientes”.
Miguel Ángel Pérez de la Manga, socio de Pérez+Partners, comparte este diagnóstico sobre la consecuencias derivadas de la competencia feroz en el derecho de los negocios, la cual viene de lejos.
“La entrada de firmas internacionales en las últimas décadas ha obligado a las firmas nacionales a estar en primera línea en cuanto a calidad de sus servicios, gestión del talento y estrategia del despacho”, apunta el experto.
Más que de saturación, Pérez de la Manga prefiere hablar de “una gran capacidad instalada”. Y justifica esta idea argumentando que existe una amplia oferta de despachos muy diferentes entre sí para atender la demanda.
“Desde el punto de vista del consumidor de servicios legales es una ventaja, y desde el punto de vista de las firmas de abogados les obliga a una mejora constante en la calidad de sus servicios por presión de la competencia. Es algo habitual en cualquier sector o industria, no es algo exclusivo de la abogacía”.
La impresión general de los recién llegados es que el problema no es tanto de oferta como de demanda y adaptación. Así lo perciben en Andersen Tax & Legal, uno de los últimos despachos en pisar suelo español.
Cuando aterrizó en 2017 apostó por la integración de Olleros Abogados y Global Abogados en su estructura. Esta estrategia le permitió amortiguar las dificultades económicas que supone abrir una oficina de primeras y formar un equipo de abogados.
“La situación política y económica limita la demanda de servicios legales, principalmente en algunas áreas y de forma cíclica, y el mercado global y los nuevos modelos de negocio requieren servicios que distan mucho de los tradicionales”, explica Jaime Olleros, socio director de Andersen en España.
En su opinión, “hay que saber adaptarse a las necesidades y retos, poder responder ante una mayor demanda internacional por parte de clientes, servicios muy concretos y especializados, nuevas áreas de negocio, nuevos sectores y transformación de los tradicionales”.
Pinsent Masons hizo acto de presencia en el mercado español poco tiempo después que Andersen. En su caso empezaron de cero en un mercado que “ya era muy maduro” abriendo una oficina propia en Madrid, tal y como apunta Diego Lozano, su socio director. En paralelo se decidió incorporar un grupo de profesionales procedente del despacho Ramón y Cajal, lo que “ha posibilitado que la actividad de nuestra oficina haya sido elevada desde el primer día, y que el nivel de crecimiento en estos primeros dos años y medio de nuestra presencia en el mercado haya sido significativo”.
El fruto de este trabajo llevó a que Pinsent Masons cerrara 2018, su primer ejercicio completo en nuestro país, con una facturación 3 millones de euros. “No se puede negar que diariamente nos encontramos en operaciones con todo tipo de despachos, que están muy bien preparados… y que son competidores a tener muy en cuenta”. La firma británica confía en sus oportunidades para ganar posicionamiento. “Estamos convencidos que manteniendo un nivel de excelencia técnico y de servicio, siempre con una visión innovadora de lo que hacemos, y con una atención constante a los valores de nuestra firma, podemos hacer crecer nuestro proyecto en la forma que nos planteamos cuando abrimos la oficina en Madrid”.
Oportunidades de negocio en la fragmentación
Mientras que profesionales como Pérez de la Manga defienden que la “excesiva atomización no es buena ni abogados ni para clientes”, abogando por más integraciones entre firmas medianas y pequeñas, hay una parte del sector legal que identifica nuevas oportunidades de crecimiento en esta fragmentación. Desde Garrigues destacan que se está consiguiendo ganar clientes no solo en las empresas tradicionales, sino también en los sectores emergentes (por ejemplo, los relacionados con la economía digital) y las compañías de nueva creación.
Por su parte, Diego Lozano señala a sectores en plena transformación, y por tanto con potencial de desarrollo, como el de las energías renovables o el de salud, pero también a otros más familiares para el despacho.
“Hay sectores maduros, como el de infraestructuras o el inmobiliario, en los que seguimos viendo para nosotros oportunidades de crecimiento, dada nuestra especialización a nivel global en tales sectores, conjugada con una visión donde la integración de la tecnología, los procesos y las personas juegue un papel relevante”.
En Andersen ven margen de crecimiento en los cambios regulatorios, en nuevos nichos de mercado centrados principalmente en nuevas tecnologías y en sectores muy especializados. “Es en este ámbito donde existen oportunidades para la abogacía y permite dejar espacio a los nuevos actores y tomar posiciones y seguir creciendo a los existentes”, resume Olleros.
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