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¿De qué hablaron Chaves y Campo en la playa?

¿De qué hablaron Chaves y Campo en la playa?
El ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, y el expresidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, en su encuentro playero, en Zahara de los Atunes, Cádiz, sobre el que versa la columna de Luis Santamaría, portavoz del PP en la Comisión de Justicia del Congreso de los Diputados. Foto: elmira.es.
21/8/2020 20:10
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Actualizado: 21/8/2020 20:09
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Los políticos tenemos muy presente que las apariencias son tan importantes como la realidad misma. Porque de las apariencias se sacan conclusiones que, acertadas o no, se toman como verdades como puños.

Ya sé que para muchos esto puede resultar una exageración, pero es lo que hay.

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos lo ha dicho con toda claridad, en términos jurídicos. Es su doctrina: «La apariencia de imparcialidad es tan importante como la imparcialidad misma».

Si esta regla sirve para los jueces también sirve para nosotros, los políticos. Y más si se es ministro de Justicia del Gobierno de la nación.

Digámoslo alto y claro: Juan Carlos Campo, se ha equivocado al ir a la playa gaditana de la localidad de Zahara de los Atunes a tomar el sol y a bañarse en compañía del expresidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, quien está esperando que el Tribunal Supremo se pronuncie sobre su recurso de casación contra la condena por prevaricación administrativa en el caso de los ERE.

Chaves fue condenado por la Audiencia Provincial de Sevilla por ser corresponsable del “sistema de ayudas públicas que la Junta de Andalucía instauró durante al menos diez años”.

Un sistema del que fueron “plenamente conscientes de la palmaria y patente ilegalidad de los actos” que se juzgaron.

No son palabras mía sino de la sentencia que lo condenó en primera instancia, junto a su sucesor, José Antonio Griñán, en noviembre del año pasado.

Me pregunto si es muy habitual en la agenda del ministro reunirse con personas condenadas por corrupción, aunque sea en la playa, en pleno verano.

Sí es así, me gustaría que dijera con quién se ha reunido y para qué.

También me pregunto de qué han hablado el máximo responsable de la justicia española y el señor Chaves.

¿No se da cuenta el ministro de que esos encuentros públicos no son buenos ni para él, ni para su gobierno, ni para el partido que lo sostiene, ni para el propio sistema democrático, porque crean dudas profundas que pueden minar la confianza pública?

No hay nada que venda más que una buena conspiración y en tiempos revueltos, como estos, el terreno está más que abonado.

Sé perfectamente que no es el ministro el que debe resolver en el Supremo el recurso de casación de Chaves y que no está en juego la independencia de los magistrados que tienen esa responsabilidad, pero, con actitudes como la suya, entiendo que haya quien puede llegar a dudar de ello.

Por eso, avanzo desde esta columna que vamos a presentar una batería de preguntas dirigida al ministro Campo en el Congreso de los Diputados para conocer de qué hablaron, qué compromisos personales asumió el ministro en esa conversación, si los asumió, y si cree que su conducta ha sido la más apropiada para una persona en su posición, que debe ejercer la autoridad a través del ejemplo, lo mismo que él mismo exigió a anteriores ministros.

Además le recuerdo al ministro que anunció en su primera comparecencia en el Congreso que, transcurridos seis meses desde su nombramiento, comparecería ante el Congreso de los Diputados para hacer balance de su gestión.

Juan Carlos Campo fue nombrado ministro de Justicia el 13 de enero.

En septiembre habrán pasado más de ocho meses.

Es tiempo de que solicite voluntariamente esa comparecencia y de la cara para explicar, entre otras cosas, el por qué de ese encuentro, que a muchos nos inquieta, con un político que lo fue casi todo en el gobierno de la nación y en la Presidencia de la Junta de Andalucía y que terminó condenado por un tribunal justo e independiente.

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