Moción de censura sanitaria internacional

¡Caen hojas de horror, vientos incapaces de limpiar tan letal tragedia, llueven lágrimas de indefensión, sufrimos otoño criminal del coronavirus!

La confidencialidad internacional como misterio universal, la ineficacia de los grandes líderes mundiales para erradicar la siniestra situación internacional que gesta muerte, ruina, terror, desolación y abismal indefensión sanitaria en la Tierra.

Aumentan los suntuosos ingresos económicos de las nuevas tecnologías, los dígitos, los números invaden la intimidad de gran parte de la Humanidad, los ceros a la izquierda restan poder económico en millones de seres humanos, los ceros a la derecha engrandecen las arcas de las nuevas tecnologías, y el mundo en alarma, en toques de queda, en confinamientos y restricciones va cayendo como un monumental globo desinflado, sin rumbo, sin adecuadas estructuras de investigación sanitaria, sin acertadas propuestas jurídico-sociales, económicas y asistenciales, capaces de evitar una de las más graves catástrofes de los últimos siglos en la historia de la Humanidad.

El Derecho Humano a la Salud y el Derecho Humano a la Vida, heridos de mortandad, nos hacen huérfanos de protección, de seguridad, de defensa eficaz a las mujeres y los hombres en el mundo.

Desconcierto mundial, inoperancia, ineficacia, carencia de prevención, falta de las necesarias estructuras internacionales para parar tan criminal catástrofe sanitaria ante el silencio de quienes deberían no callar jamás, ante el llanto de las más cruda indefensión mundial que lejos de sanar, cada amanecer continúa sumando contagiados, muertos, ruinas económicas, indigencia social, asistencial y sanitaria en multitud de supuestos en una Sociedad Internacional Mundial, colmada de Instituciones Internacionales y de elevados cargos.

Estamos en el número uno de Europa en contagiados en nuestro país, cuando no hace mucho tiempo se decía que teníamos uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo, cuando en un principio, no sólo no se cerraron fronteras, sino que determinados profesionales de la medicina dictaminaron “un simple resfriado”, no tomándose las medidas urgentes necesarias y  adecuadas, careciendo en la actualidad de la urgente investigación eficaz en soluciones, de un técnico y específico Comité Multidisciplinar de Expertos en Catástrofes Sanitarias, ante tan alarmante, grave, letal y pandémica situación.

En múltiples supuestos, las residencias de ancianos como asilos de la muerte, demuestran que el mayor, continúa en más grave vulnerabilidad, los menores encapuchados con mascarillas acuden a centros escolares, los parados aumentan, los pantallazos han sustituido al trabajo en convivencia, en cercanía.

La verdad carece de la libertad necesaria, que ponga transparencia, luz y claridad del origen de la gestación de tan criminal virus, que hace sangrar a gran parte de la Humanidad, creando desolación, pobreza, indigencia e indignidad en millones de seres humanos en un mundo, cubierto de desigualdades, de discriminaciones y de falta de equidad y proporcionalidad entre las leyes impositivas a los pueblos y la falta de seguridad sanitaria asumida de aquellos omnímodos poderes que ordenan, mandan y dirigen.

Si la ley, la justicia y la responsabilidad debe ser igual para todos, resulta necesario una declaración internacional de la seguridad sanitaria asumida por quienes dirigen, ordenan y mandan en este mundo roto, sangrado y humillado por un Okupa Internacional, denominado socio-políticamente coronavirus.

La mayoría de mujeres y hombres en el mundo desconocemos el origen, la génesis del denominado coronavirus, así como, tampoco conocemos si tan letal pandemia tendrá su final.

Por ello, resulta público y notorio que hasta la fecha, las medidas adoptadas internacionalmente resultan fracasadas, por lo que los expertos en temas médicos, sanitarios y científicos deben establecer una nuevas, adecuadas, eficaces y solventes estructuras, que pongan fin a tan letal situación, antes de que la pandemia haga morir la esperanza de solución, la eficacia de sanatoria vacuna, y la seguridad en la protección al Derecho Humano a la Vida y al Derecho Humano a la Salud, como obligación inexcusable de los poderes públicos que gobiernan, dirigen y mandan en el mundo.

Quizás, la más necesaria Moción de Censura Sanitaria, deba ser Internacional, frente a quienes debieron prevenir y erradicar tan grave catástrofe sanitaria y hasta la fecha continuamos los pueblos del mundo como víctimas de un Sistema Internacional Sanitario, que dicho sea, con supremo respeto y en defensa de la libertad de la veracidad, ha fracasado como lo demuestran los nocivos resultados, brotando víctimas y más víctimas, sumando muertos, multiplicando ruinas económicas, sociales y asistenciales.

Nuevas estructuras internacionales sanitarias, económicas, sociales y asistenciales, resultan tan necesarias como la seguridad sanitaria que debe ser asumida por quienes nos gobiernan, nos ordenan y nos mandan en el mundo, a mujeres y hombres, digitalizados, números, insertos en un elevado cúmulo de ceros a la izquierda, que hace crecer la decepción, la desesperanza y la más grave indefensión socio-sanitaria y asistencial de los últimos siglos, en un mundo que cubre con el horror, el sufrimiento, el terror y la barbarie, muertos, contagiados y arruinados por un coronavirus, que en verdad, los grandes virólogos, los excelsos epidemiólogos hasta la fecha no han logrado encontrar la vacuna eficaz, la vacuna de la sanación, la vacuna capaz de poner fin a la muerte, la indigencia y la indignidad de seres humanos en la Tierra.

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