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Por las Navidades de la vida

Por las Navidades de la vida
El abogado Jesús Seligrat en la Academia de Jurisprudencia y Legislación, de la que es académico de número. Foto: Confilegal.
22/12/2020 06:45
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Actualizado: 22/12/2020 08:48
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Amo las «Navidades de la Vida», llora mi verdad por la corrosiva existencia de «Navidades de la Muerte», de la desolación, de la soledad, de la indefensión y de la indigencia.

Si Navidad significa nacimiento, que dé a luz en el mundo, la vacuna eficaz y segura para la Humanidad, erradicando el criminal coronavirus, que crucifica, maltrata y mata a mujeres y hombres, sangrando economías, hogares, familias, sueños de amor y latidos de libertad.

Que la salud, la libertad y la solidaridad como trilogía existencial, brille para siempre en todos los seres humanos, volviendo a renacer un mundo donde la actual lejanía, el obligado distanciamiento, sean abolidos para siempre, recuperando desde el abrazo solidario, hasta la palabra cercana, mirando a los ojos de la vida con claridad, seguridad y nobleza.

Que el “hogar internacional”, jamás muera, poniendo vida a la vida, libertad a la verdad, riqueza igualitaria mundial, solidaridad internacional, brotando el verbo de la concordia, de la tolerancia, suprimiendo las sangrientas guerras, siendo sustituidas por el rojo pasional del amor social, buscando entre los seres humanos del globo terráqueo, lo que nos une, haciendo senderos de libertades, garantía integral de los Derechos Humanos, como estrella internacional de un más leal y noble amanecer en el año 2.021 para la Humanidad.

La sangre, el sufrimiento, la inseguridad sanitaria y asistencial sea derrotada, abatida en el sentimiento universal de la solidaridad, en la cercanía mundial entre todos los pueblos de la Tierra, con la conciencia y la ciencia de que unir voluntades, proyectos, programas, economías, ilusiones y sueños, constituye la mejor arma pacifista para evitar en la prevención, que las guerras de toda índole, cesen para siempre en la verdad mundial.

Que desde la libertad de la verdad se comunique, se informe lealmente a los pueblos, mujeres y hombres, lo que sucede en este mundo, nuestro único mundo, erradicando segundos y terceros mundos, con la igualdad internacional del compromiso, de la no discriminación, en aras de lograr que la igualdad en la riqueza, nazca, viva y jamás muera en la Humanidad.

Qué ser verdad no esté mal visto, qué ser libertad no esté prohibido, qué ser amor no sea rechazado, qué ser justicia no sea condenable, qué ser concordia, tolerancia y solidaridad, constituya el latido necesario para que el corazón social del mundo jamás muera de indefensión, de indigencia, de inseguridad ni de indignidad.

Por todos los corazones de la Tierra, por los Derechos Humanos Universales, por las Libertades sociales, económicas, individuales, culturales, ideológicas, étnicas, por los saludables, bellos y creativos sueños de las mujeres y los hombres en el mundo.

Qué los odios, guerras, terrorismos, violencias, sean enterradas para siempre, con el nacimiento universal de la paz integral, como solidario amor internacional de concordia, sellado por el sentimiento universal del compromiso por todos los Estados de la Tierra, como obligado patrimonio en favor de la Humanidad.

Qué los sueños de libertad, de amor, de solidaridad, de justicia, logren ser alcanzados por la Humanidad, evitando que ningún ser humano sea violentado, maltratado, vulnerado en sus libertades y derechos jurídico-sociales, económicos y asistenciales, amparados, protegidos y tutelados por Leyes- Servicio, Instituciones Servicio, evitando todo abuso de Derecho y ejercicio antisocial del mismo.

Que la Administración de Justicia, como “casa del pueblo”, como institucional y magistral portal de seguridad y servicio, sea siempre respetada, acogida con la cercanía y el agradecimiento de toda sociedad, por velar por nuestros derechos y nuestras libertades, haciendo de la Justicia camino de verdad, de equidad, de seguridad y de reinserción.

Qué en la vida, verdad y desarrollo de la Humanidad, la Presunción de Inocencia, jamás sea vulnerada, con plena libertad de expresión y pensamiento, sin una sola gota de difamación, desde el respeto a los Derechos Humanos, sociales, económicos, íntimos, individuales, garantizando el honor de todo ser humano, su intimidad, la libertad de su verdad y su valiosa privacidad.

Qué los mayores no sean los grandes olvidados, en un mundo, donde su ayer ha ganado en un hoy de más verdad, con integral apoyo a la unión entre generaciones, como panorama de avance, progreso y generosa voluntad de futuro esperanzador.

¡En vivir y morir con dignidad, reside el más preciado regalo en la Navidad de la Humanidad!

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