El amor siempre triunfa

Si unir corazones es amor y unir libertades es amor, unir sentimientos constituye la proeza de convivir en libertad con la armonía social del entendimiento, con la pasión del afecto y con la responsabilidad del compromiso.

Convivir, jamás debe resultar contra-vivir, pretendiendo que la imposición sea norma, donde debe regir comunidad en libertad, sociabilidad y comprensión, evitando todo tipo de comportamiento dictatorial, capaz de romper, sangrar o aniquilar toda convivencia en libertad.

El amor, como todo lo que nace, tiene derecho a morir, sin olvidar que en millones de situaciones es el comportamiento humano, quién al deshumanizarse, rompe lo que la verdad unió, nunca para mezclarlos, para desintegrarlos ni para malversarlos.

La malversación de sentimientos, la mercantilización del amor, desafortunadamente constituye el arduo y tétrico pan de cada amanecer en multitud de supuestos, siendo legítimo no olvidar que el más valioso sentimiento del amor, no reside siempre en su cuantía, sino en su cualidad, resultando que “amar mejor”, suele ser más eficaz, solvente y armonioso que “amar más”.

Amar mejor, suele gestar mayor salud emocional cuando disfrutamos y gozamos de nobles sentimientos, afectos y convivencia impregnada de sólida estabilidad.

Identificar desamor con desenamoramiento, considero que constituye un error, similar a identificar sentimiento con razón, ya que, la mayoría de las rupturas matrimoniales y de pareja se producen por profundo desenamoramiento, concepto distinto al desamor, pues el amor jamás muere como sentimiento universal en la Humanidad, siendo el desenamoramiento quién suplanta nocivamente al amor. ¡Omnia Vincit Amor!

Siento en mi corazón de Jurista, que la Ley de Amor debe residir en amar sin derechos. Perderse en el amor y no querer encontrarse, sin olvidar que quién acierta en el amor jamás errará en nada, constituye verdad rigurosa en el corazón de tan noble sentimiento universal.

Continuaré pensando y sintiendo en los últimos latidos de mi corazón, que la mejor paz jamás no se logrará guerreando, sino amando, produciendo latidos de libertad, latidos de justicia social, latidos de solidaridad internacional, buscando en los seres humanos lo que nos une, evitando la crispación bélica por lo que nos separe, nos distancie o nos inquiete.

¡Proponer, jamás imponer!. Proponer eficacia, soluciones, compromiso, suma de voluntades desde la libertad de la verdad en connivencia con la realidad de lo que sucede en nuestro mundo, que en múltiples supuestos, olvidó, que amar siempre superará a guerrear, que desde la concordia puede y debe haber camino para lograr una mejor colectividad internacional, que jamás omita en el corazón social de los pueblos, en los latidos de sus mujeres y hombres, que el amor siempre triunfa, siendo los seres humanos quienes fracasamos, quienes erramos, quienes en múltiples supuestos nos equivocamos, como seres humanos, y por ello imperfectos.

Reconocer los errores, aceptar las derrotas, debe constituir base racional para ser capaces de obtener el más entrañable triunfo emblemático en favor de la Humanidad, desde el amor social, desde la solidaridad internacional, desde la no discriminación, desde el respeto, la dignidad y la nítida propuesta de “no odiar”, “no vengar”, haciendo de la lealtad patrimonio en la Humanidad, con honor, con rigor y con nobleza.

Como pacifista, considero, con supremo respeto, que al inventado Cupido, le sobran las flechas, siendo sustituidas por latidos de amor, libertad, concordia, lealtad en el corazón de los amantes, sin sangre, sin violencia, sin sevicias, haciendo en el ejercicio de amar, la más bella libertad en la raíz de su sentimiento, por entrega, por pasión y por verdad.

Si desnudar a la verdad es libertad, amor es ser madre y defender todo aquello en lo que creemos, crea la más transparente base para lograrlo, propongo desde el mejor respeto y la más cálida comprensión, poner siempre sentimiento a la razón, concordia al corazón, erradicando toda atadura, toda dictadura, toda discriminación en todo lo que nos rodea, nos envuelve y nos daña, suprimiendo barreras, y obstáculos amparados por la Declaración Universal de los Derechos Humanos y por las libertades sociales, económicas e individuales de toda mujer y hombre, haciendo del Amor Social la más necesaria bandera, capaz de poner fin a la violencia en el mundo, convirtiendo al amor en su más férreo y eficaz antídoto,  capaz de lograr que triunfe siempre la libertad en el corazón enamorado de la Humanidad.

Si la vida constituye latidos de amor y libertad, que vivirla signifique disfrutarla, gozarla en la más nítida unión de libertades, sumando corazones, multiplicando momentos, haciéndolos inolvidables en la historia de nuestra verdad, siendo el amor la más necesaria y saludable denominación de origen en la Humanidad, sin olvidar que el amor, como la vida y  la libertad jamás caducan, siendo nuestro corazón quien muere con la esperanza de ser indultado para siempre, como nuestro más libre y natural amor, haciendo historia universal del sentimiento.

Qué el amor jamás deje de triunfar, qué nuestras libertades jamás mueran, qué nuestros derechos constituyan siempre el más seguro latido de vida, verdad e integral solidaridad internacional.

Qué sumando juventudes, nos hagamos mayores, luchando pacíficamente por poner amor en todo lo que rodea nuestra vida, haciendo libre a la verdad, siendo capaces de creer en crear, buscando en el corazón de la razón, motivos para vivir y morir con dignidad.

¡Qué el más sólido himno universal resida en la libertad del amor y en el amor por las libertades!

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