Hasta dentro de 220 años no se producirá la plena inclusión en el mercado laboral de las personas con discapacidad
El informe Discapacidad y expectativas para el nuevo año subraya una realidad: las personas con discapacidad, además de ser víctimas de la emergencia sanitaria o de la destrucción de empleo, han visto cómo los cimientos de su plena inclusión se han tambaleado por culpa de la pandemia.

Hasta dentro de 220 años no se producirá la plena inclusión en el mercado laboral de las personas con discapacidad

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07/1/2022 06:49
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Actualizado: 06/1/2022 23:39
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Lo dice con toda claridad la Fundación Adecco y CHM Obras e Infraestructuras en su segundo informe Discapacidad y expectativas para el nuevo año, que acaba de hacerse público.

De acuerdo con este informe, «la plena inclusión de las personas con discapacidad no se producirá hasta el año 2242, un pronóstico basado en cálculos que interrelacionan diferentes indicadores de actividad y empleo de las personas con discapacidad en comparación con los del resto de la población».

Es decir, dentro de 220 años.

Por ello, afirman que es necesario fomentar las iniciativas de sensibilización y de empoderamiento para avanzar, de forma decidida, hacia este gran reto.

Las conclusiones de este informe se basan en una encuesta a personas con discapacidad residentes en diferentes Comunidades Autónomas.

En este arranque del 2022 y con las secuelas del COVID-19 aún muy presentes, emerge, de entre todas las conclusiones, una muy clara: aunque lo más crudo de la crisis económica parece haber llegado a su fin, el mercado laboral pospandemia sigue sin ofrecer a las personas con discapacidad garantías suficientes para afrontar su plena inclusión.

EMPLEO EN 2022

Las personas con discapacidad muestran una escasa confianza en el mercado laboral pos-pandemia; sin embargo, se da la circunstancia de que el empleo representa, precisamente, su principal prioridad.

En este contexto de reactivación económica, su contratación ha dado síntomas de mejoría, incrementándose un 32% en 2021, pero siendo un 4% inferior a tiempos prepandemia.

Las respuestas de la encuesta dicen que recuperar los niveles de empleo prepandemia y retomar la tendencia positiva iniciada antes del Covid-19, es una prioridad absoluta para las personas con discapacidad.

De hecho, un 89,8% de los encuestados sitúa la posibilidad de conseguir un trabajo estable en el centro de sus deseos, por delante de elementos como la vivienda, el ocio o las relaciones afectivas, como reflejan los datos de la siguiente tabla.

Así, en una escala del 1 al 5, siendo 1 “nada importante” y 5 “muy importante”, un 89,8% escoge las valoraciones 4 y 5 cuando se trata de apostar por el empleo.

“QUE NO ME MIREN RARO POR MI DISCAPACIDAD»

A continuación, un 82% considera prioritaria la normalización de las personas con discapacidad en la sociedad.

Respuestas como “que no me miren raro” o “que no me digan que tengo una enfermedad” son algunas de las respuestas destacadas en este sentido.

La vivienda se sitúa en tercer lugar: un 80,5% considera básico conseguir una residencia donde ser independiente, seguido de un 79,4 % que alude a las relaciones afectivas.

Por detrás, un 75,2 % cree que lograr la igualdad de género es de vital importancia, teniendo en cuenta que las mujeres con discapacidad están expuestas a una doble discriminación e invisibilidad.

 Por último, un 69,9 % cree que apostar por la accesibilidad universal es básico para eliminar barreras físicas y cognitivas que siguen dificultando el proceso de inclusión sociolaboral de las personas con discapacidad.

Fuente: Encuesta Discapacidad y expectativas para el nuevo año. Fundación Adecco y CHM.

“El empleo es la respuesta integral para el desarrollo y la plena inclusión de las personas con discapacidad, constituyendo el medio por excelencia para que puedan vivir de forma autónoma, reforzar su autoestima, incrementar la cantidad y calidad de sus relaciones personales y avanzar en su reconocimiento social”, destaca Francisco Mesonero, director general de la Fundacción Adecco.

Una buena parte de los encuestados (un 46,8 %), suscribe esta idea y cree se trata de un anhelo que las generaciones presentes no llegaremos a ver.

Por otra parte, un 7,1 % opina que será una conquista social que se producirá en esta década junto a un 35,2 % que estima que harán falta veinte años para asistir a este hito.

En el otro lado, un 10,9%, más optimista, opina que estamos cerca de lograr la plena igualdad en el ámbito del empleo y que en 2022 se darán pasos importantes.

Francisco Mesonero, director general de la Fundacción Adecco, autora del informe, cree que la colaboración público-privada y las políticas activas de empleo son los dos grandes ejes sobre los que hay que trabajar para afrontar el riesgo de exclusión social del colectivo de personas discapacitadas.

LUCES Y SOMBRAS: MUCHOS RETOS POR DELANTE

Durante los últimos años, el proceso de inclusión laboral de las personas con discapacidad ha experimentado un notable avance, arrojando muchas y crecientes luces.

En primer lugar, cabe señalar que las cifras de contratación se han incrementado un 82,4% con respecto a hace 10 años, según el SEPE: si entre enero y noviembre de 2011 las personas con discapacidad rubricaron 57.634 contratos, en el mismo periodo de este año se han registrado 105.106.

Cabe señalar que la contratación de personas con discapacidad había encadenado 7 años consecutivos de incrementos que quedaron abruptamente interrumpidos por la pandemia: el año 2020 se cerró con un descenso interanual del 26 % en el número de contratos, según las estadísticas oficiales.

 En el 2021,  a falta de los datos de diciembre, las cifras se han recuperado notablemente (+32 %) pero continúan siendo un 4% inferiores a las registradas en tiempos prepandemia.

Servicio Público de Empleo Estatal. Estadísticas contrataciones.

Mientras, la tasa de paro ha seguido una tendencia descendente, situándose en 22,2 %, un porcentaje alto, pero que representa el valor mínimo de toda la serie histórica. 

LAS SOMBRAS

Sin embargo, junto a estas luces también se levantan múltiples sombras, que dan cuenta de los grandes retos que aún hay por delante.

En concreto, resulta llamativa la exigua participación de las personas con discapacidad en el mercado laboral, con una tasa de actividad del 34,3 %.

En otras palabras, el 65,7 % de las que tienen edad laboral no tiene empleo ni lo busca, un porcentaje que ha permanecido estancado durante el último lustro.

Por otra parte, también llama la atención la escasa penetración de las personas con discapacidad en la empresa ordinaria, es decir, en entornos de trabajo normalizados.

Actualmente, más de tres cuartas partes de los contratos a personas con discapacidad (75 %) se suscriben en el ámbito protegido (Centros Especiales de Empleo), una cifra que supera en más de 10 puntos porcentuales a la de hace una década (64 %).

Según Mesonero, «sin negar que los Centros Especiales de Empleo CEE son un eslabón necesario en el proceso de inclusión, durante los últimos años se están consolidando como una medida finalista, en lugar de constituir un elemento transitorio, tal como establece la legislación. 

A su juicio “es fundamental establecer indicadores cuantificables de tránsito hacia la empresa ordinaria, que es el lugar donde la inclusión se produce. La nueva normalidad que hoy vivimos, tras la etapa más dura de la pandemia, resulta un punto de inflexión idóneo para proponerse esta nueva meta”.

Otro de los grandes retos es, en esta línea, estimular la participación de las personas con discapacidad en la esfera universitaria, donde a pesar de haber duplicado su presencia en la última década, continúan infrarrepresentadas y apenas alcanzan el 1,5% del total del alumnado.

En el curso académico 2020-2021, un total de 23.851 personas con discapacidad estudiaron en universidades españolas, frente a los 12.755 del curso 2011-2012, según datos de la Fundación Universia.

En palabras del director general de Adecco, “para dar respuesta a estos desafíos, la colaboración público-privada y las políticas activas de empleo van a constituir dos grandes ejes para prosperar como sociedad y no dejar a nadie atrás, alineados con la Agenda 2030”.

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