José María Fuster-Fabra: “La situación va a ser peor en Cataluña si se aprueba una ley de amnistía»
La aprobación de la ley de amnistía lanzará un mensaje poderoso en Cataluña para los independentistas y es el de que el Estado de Derecho puede ser derrotado. Las consecuencias pueden ser impredecibles, según José María Fuster-Fabra. Foto: Confilegal.

José María Fuster-Fabra: “La situación va a ser peor en Cataluña si se aprueba una ley de amnistía»

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23/9/2023 00:45
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Actualizado: 23/9/2023 09:27
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Es el socio decano de la firma Fuster-Fabra Abogados, fuertemente implantada en Barcelona y en Madrid. José María Fuster Fabra es un referente del constitucionalismo en Cataluña. Abogado de mossos, policías nacionales y guardias civiles, ha hecho de la defensa del Estado de Derecho uno de los referentes de su vida. Lo que ha conllevado a combatir el independentismo de todas las formas posibles, incluyendo el humor.

Porque es «ministro de Tabarnia», una región inventada que comprende Barcelona, su área metropolitana y la franja de terreno que la une con Tarragona. «Es esa Cataluña industrial, próspera y bilingüe contraria al separatismo, la que lucha sin conseguirlo por un trato fiscal justo contra el gobierno de la Generalitat», dice su descripción.

«Los independentistas no entienden nuestro humor. No entienden que nos riamos de sus pretensiones», cuenta Fuster-Fabra.

El pasado viernes hizo un llamamiento a más de 200 juristas para combatir la ley de amnistía que se está gestando desde el PSOE para dar gusto a Junts y conseguir los 7 votos que posibilitarían a Pedro Sánchez investirse otra vez como presidente del Gobierno.

Fue en el marco de la conferencia al alimón que dieron el pasado viernes en el Ateneo de Marid Manuel Aragón, magistrado emérito del Tribunal Constitucional y catedrático de derecho Constitucional, y Enrique Gimbernat, catedrático de derecho penal –ambos progresistas–, y en la que se posicionaron contra dicha futura ley de amnistía.

Fuster-Fabra contó en una corta intervención como afectaría dicha ley de amnistía a Cataluña. Y no sería nada positivo. En esta entrevista relata en profundidad lo que no pudo explicar ese día.

¿En el resto de España no nos enteramos de lo que ocurre en Cataluña o sí?

Siempre digo que hay una conexión entre Madrid y Barcelona. Pero hay una diferencia. Si Madrid es una sociedad donde domina la política, Cataluña es una sociedad donde domina la economía.

Si no han pasado cosas más gordas en Cataluña ha sido porque Cataluña tiene una sociedad civil muy fuerte. Esa sociedad civil siempre mantiene un cierto punto de estabilidad.

Yo he sido muy crítico con la sociedad civil de la que formo parte, porque ha sido muy condescendiente con muchas cosas, aunque, por encima de todo, ha reinado siempre ese ánimo y ese espíritu de que no pase nada.

Hasta cuando decidieron que pasaran las cosas que todo el mundo conoce.

¿Esto ha afectado económicamente a Cataluña?

Por supuesto. Por lo que respecta a mi oficio, hay un hecho evidente. Antes todos los despachos de Madrid se preocupaban de tener despachos, o despachos satélites colaboradores, en Barcelona.

Ahora todo despacho en Barcelona que se precie mínimamente tiene que estar en Madrid.

Hace poco un compañero, que es un grandísimo profesional en materia de propiedad intelectual, propiedad industrial, derecho de imagen, etc., me decía que todos sus clientes se han ido a Madrid. Esa es la realidad.

Ha sido una consecuencia directa del “procés” y determinadas políticas populistas del Ayuntamiento.

«Sociológicamente, el independentismo sabe que ha sido derrotado por el Estado de Derecho. Y siempre que a uno le derrotan queda el rencor»

¿Qué es lo que esperan los separatistas en Cataluña de la exigencia que le han hecho a Pedro Sánchez de aprobar una ley de amnistía?

Lo primero que habría que hacer es plantearnos el por qué de esta exigencia. Tiene dos explicaciones.

Una es de carácter sociológico.

Hay un momento en el que el nacionalismo catalán se lanza a la piscina. Y así llegamos al  espectáculo que dieron en el Parlament de Cataluña, con la aprobación de las leyes de desconexión y a la representación grotesca de la proclamación de independencia durante ocho segundos, que dejaron sin efecto.

¿Qué sucedió? Pues que ni ellos mismos se creyeron lo que estaban haciendo.

Ante esa tesitura el Estado reaccionó. Es lógico. Ahí es cuando fueron plenamente conscientes de que un Estado no es solamente hablar con el político de turno de Madrid, sino que posee una serie de poderes que no dependen del mundo político.

Cuando se aplica, por un lado, el 155 de la Constitución y, por el otro lado, se pone en marcha el mecanismo judicial se dan cuenta de que con un Estado no se juega.

Y yo creo que en España se hizo un juicio ejemplar. Porque el juicio del “procés” fue ejemplo de transparencia. Un juicio con todas las garantías.

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Los independentistas buscan, de un modo especial, una solución a los problemas económicos personales con la ley de amnistía que el PSOE está preparando para llegar a un acuerdo con Junts, según José María Fuster-Fabra. Foto: Confilegal.

Fueron 52 días de juicio, mañana y tarde, en directo por televisión…

Un juicio en el que se permitieron todo tipo de preguntas. Ellos, los independentistas –lo repito– se dan cuenta de que con un Estado no se juega. La situación es caótica porque unos cuantos se quedan. Otros huyen en el maletero de un coche [en referencia a la huida de Carles Puigdemont, expresidente de la Generalitat, prófugo de la justicia española].

Entre ellos se producen una serie de decisiones que todavía no han superado. Sociológicamente, el independentismo sabe que ha sido derrotado por el Estado de Derecho.

Y siempre que a uno le derrotan queda el rencor.

Esa es la primera explicación para la amnistía. La amnistía es una expresión sociológica del rencor que sienten.

Segundo, la cuestión personal. Evidentemente hay una serie de personas que se lanzan a esa piscina sin agua, a lo que ahora urge encontrar una solución.

Yo no sé de qué vive ese señor de Waterloo. No tengo ni idea, pero es evidente que tiene que solucionar una serie de cuestiones económicas, personales, suyas.  

Con los resultados electorales de las últimas elecciones han tenido un golpe de suerte. Es la gran oportunidad que sienten que tienen que aprovechar.

Lo primero que se considera es el indulto, pero el indulto no basta. Porque lo que de verdad les lastra son las penas de inhabilitación, que les impide volver a la arena política y a vivir de la política.

Esa es la clave.

Sí, esa es la clave. No nos engañemos. Detrás de todo esto hay un grandísimo trasfondo económico.

Por eso la exigencia de la amnistía es vital para el independentismo. La derrota del Estado tiene que ser implícita y explícita. De lo que se trata es de dar la vuelta a la tortilla. De demostrar que el Estado de Derecho puede ser derrotado.

Por la otra, tiene que haber una solución a los problemas personales de cada uno. Ellos mismos te lo reconocen.

«Junts es insaciable esto debe quedar muy claro. Y Esquerra, para equipararse, no le va a quedar más remedio que ser insaciable también»

Cuando habla de problemas personales, ¿a qué se está refiriendo en concreto?

Me estoy refiriendo a las inhabilitaciones, a las penas accesorias, a la cuestión económica. Tanto a lo relativo al Tribunal de Cuentas como a las cuestiones económicas, derivado de los diferentes procedimientos que hay abiertos.

Sería una amnistía para solucionar los problemas de una serie de personas concretas, lo que a mí, personalmente, me repugna.

En la conferencia que dieron Enrique Gimbernat y Manuel Aragón en el Ateneo el viernes por la tarde, se habló de 1.432 independentistas afectados.

Así es. Pero el número no está definido. Por otra parte, desde mi punto de vista, hay una percepción errónea desde Madrid. Porque no hay unidad en el propio Junts. Y Laura Borrás [expresidenta del Parlamento catalán, condenada a 4 años y medio de cárcel y 13 años de inhabilitación] sigue teniendo mucho peso.

Borrás se ha sentido traicionada por algunos de Junts porque dice que no la han apoyado. También quiere meterse en la amnistía.

Además, hay un enfrentamiento entre Junts y Esquerra. Según dicen, Puigdemont proclama la independencia porque se lo dicen los de Esquerra. Luego el que huye es él y el líder de Esquerra, Oriol Junqueras, se queda. Ahí se generan una serie conflictos que no se han superado.

Esto sin olvidar los follones que se puedan tener con Sumar y Yolanda Díaz.

¿Cuál va a ser la estrategia de Junts si apoya la investidura de Sánchez y su gobierno?, porque no olvidemos que sin Junts va a ser difícil que el gobierno PSOE-Junts gobierne.

Junts es insaciable, esto debe quedar muy claro. Y Esquerra, para equipararse, no le va a quedar más remedio que ser insaciable también.

¿Usted sabe por qué el PSC ha ganado las últimas elecciones generales en Cataluña?

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Para el mundo independentista catalán es vital detentar el poder y mantener los chiringuitos que dan trabajo a los suyos. Foto: Confilegal.

Cuéntemelo usted.

Es muy fácil entender. El PSC y el PSOE han vendido que han conseguido la pacificación formal de Cataluña. Ha sido un discurso fantástico.

Pero no ha ocurrido porque se hayan hecho concesiones sino porque los independentistas han sido conscientes de que con un Estado de Derecho no se juega.

Si ahora el Estado de derecho se debilita, con una ley de amnistía como la que se está hablando, y demuestra que puede ser derrotado, van a poder volver a sentir que pueden hacer lo que quieran.

Máxime si se ha derogado la sedición del Código Penal y se ha despenalizado la convocatoria de un referéndum ilegal.

Si se aprueba una ley de amnistía se convencerán de que el Estado de Derecho puede ser derrotado. La situación va a ser peor en Cataluña si se aprueba una ley de amnistía. Infinitamente peor.

¿Porque lo que deduce es que Puigdemont, Borrás y el mundo Junts, lo que pretenden es recuperar el control de la Generalitat y repetir el 1 de octubre?

Evidente. También se ha producido un fenómeno curioso con Esquerra. Y es que nunca jamás antes, ni siquiera cuando formó parte del gobierno tripartito, había tocado poder como ahora. Lo que conlleva un montón de entidades asociaciones, observatorios…

Chiringuitos.

Chiringuitos, sí, que dan trabajo a mucha de su gente. Esquerra ha jugado un poco a ser la antigua Convergencia. Y el PSOE ha sabido venderlo como un éxito propio. ‘Nosotros hemos sido los pacificadores’. No, cuidado.

Lo que ha pasado es que ellos, los independentistas se han dado cuenta del poder del Estado de Derecho.  

Pedro Sánchez ha propuesto que el catalán, el vasco y el gallego sean lenguas oficiales en Europa, por una parte, y que se pueda hablar en esos idiomas en el Congreso de los Diputados.

Y yo, como ministro de Tabarnia propongo que el latín sea  cooficial en Tabarnia. Si ponen el catalán, el euskera y el gallego con más razón histórica, tendrían que hacernos caso a nosotros y poner el latín también, porque, al fin y al cabo, es la lengua madre.  

Mi abuelo, que vivió ciento y un años, me decía que se puede hacer de todo menos el ridículo. Y esto es lo que están haciendo: el ridículo. De una forma escandalosa.

«Se ha producido un fenómeno curioso con Esquerra. Y es que nunca jamás antes, ni siquiera cuando formó parte del gobierno tripartito, había tocado poder como ahora. Lo que conlleva un montón de entidades asociaciones, observatorios…, chiringuitos»  

Quizá el problema de fondo sea que hay unas minorías que viven de la teta de la vaca, que es el Estado, planteando a la ciudadanía conflictos políticos artificiales que se alejan de lo que la mayoría quiere que es trabajo, prosperidad, una buena Sanidad y una buena educación.

La mayor parte de la sociedad catalana, esencialmente, y por encima de todo, lo que quiere es tranquilidad.

El independentismo en su época más gloriosa fue capaz de sacar un millón y pico de personas a la calle. A la última manifestación, del pasado 11 de septiembre, solo consiguieron concentrar a 115.000, según las fuentes más optimistas.

¿Qué es lo que pasa? Que la sociedad civil va por un lado y por otro lado la clase política.

Yo di clases en Italia, en la Universidad de Salsari. Es un país que me encanta. Un senador italiano una vez me dijo una cosa que se me quedó grabada. Mira José María, en Italia la sociedad civil va por un lado y el mundo político va por el otro.

Esto explica que un día fuera presidente Berlusconi, en otro tal o cual.

¿Quiere decir que está ocurriendo lo mismo en Cataluña?

En Cataluña la sociedad civil vamos por un lado, sí. Estamos menos divididos de lo que la gente cree. En la calle sabes que te puedes defender perfectamente en castellano, que es muy raro que nadie te vaya a decir nada por hablar en castellano. Puedes tener un amigo independentista y otro que no lo sea y te puedes ir a cenar con los dos y reírte mucho.

La clase política tiende a todo lo contrario. Va por otro lado. Se ha bunquerizado. Y cuanto más se radicalice el tema, mejor para ellos porque más controlados van a tener sus chiringuitos, que es lo que les importa.

Algunos analistas fijan el comienzo de todo esto que hemos vivido en Cataluña fue la deuda disparada que dejó el gobierno tripartito que gobernó esa Comunidad entre 2003 y 2010. Es lo que empuja a Artur Mas a echarse al monte. ¿Qué opina usted?

Mientras todo iba bien, no hubo ningún problema. Pero llegado un momento estallan una serie de crisis, junto a unos procedimientos judiciales que se inician. Ahí es cuando el independentismo decide lanzar un órdago al Estado. Echarse al monte, como dice usted.

Hay un trasfondo económico evidente en ese paso que dio Artur Mas, que dijo que vamos a empezar un camino diferente porque según sus números –totalmente falseados, por supuesto–, estando solos, fuera de España, les iba a ir mejor que a los suizos, los daneses o los noruegos.

Y así se lo vendieron al pueblo catalán. ‘Nosotros solos no tendríamos esta deuda, seríamos riquísimos y tendríamos unas pensiones muy buenas’. Y la gente, que lo que quiere es vivir bien, lo compra.

“España nos roba”, es una frase que tuvo mucho éxito.

Si tú estás en una comunidad de vecinos y te cuentan que el vecino de abajo no paga, que está usando el ascensor a tu costa, igual que el resto de los servicios, que el sueldo del portero, lo pagas tú pues llega un momento en que te planteas, ¿qué estoy haciendo yo en esta comunidad?

Pues eso fue lo que se vendió en Cataluña. Ese es el origen del apoyo sociológico al independentismo: una gran mentira.

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