El día de muertos en México: una prueba del sincretismo entre el catolicismo y las culturas prehispánicas
Para los pueblos prehispanicos de la llamada Mesoaméria, territorio que comprende América central y parte de México, los totonacas, mexicas, purépechas y mayas, consideraban la muerte como el inicio del viaje al Mictlan, el inframundo, donde habitan los muertos.
Las ánimas que habían dejado su apariencia corporal tenían que pasar una serie de pruebas hasta llegar ante Mictlantecuhtli, el dios azteca de la muerte, temido y adorado, al mismo tiempo.
Los aztecas creían que era responsable de la muerte de todos los seres vivos, y que controlaba el destino de los muertos en el inframundo. Era representado como un esqueleto, con una calavera deforme y una boca llena de colmillos. Se le asociaba con los murciélagos, las arañas y los búhos, que eran considerados animales de la muerte.
La llegada de los frailes españoles provocó este fenómeno de sincretismo religioso que se ha convertido en una de las señas de identidad de México y también de otros países iberoamericanos, como Colombia, Perú Bolivia y parte de Centroamérica.
Los pueblos prehispánicos celebraban estas festividades entre los últimos días de octubre y los primeros días de noviembre. La costumbre que llevamos los españoles tenía su origen en el siglo X en Europa, cuando los monjes de la orden de Cluny propusieron las fechas del 1 y el 2 de noviembre para recordar a los seres difuntos.
Lo que dio lugar a esta celebración actual en la que se combinan elementos de las culturas prehispánicas y de la tradición católica dando lugar a una celebración única y especial.
LA FORMA DE LLEGAR AL PUEBLO
Fue una de las formas con las que los frailes católicos llegaron más directamente a la población local, de una manera que el cristianismo había realizado antes con muchas celebraciones de la Roma antigua, asimilándolas como propias.
Así, el Día de los Muertos, que es como se denomina a esta festividad, se celebra el 1 y 2 de noviembre, coincidiendo con la celebración católica del Día de Todos los Santos y el Día de los Fieles Difuntos.
Durante esta festividad, las familias mexicanas se reúnen para honrar y recordar a sus seres queridos fallecidos. Con la creencia generalizada de que durante estos días, los espíritus de los difuntos regresan al mundo de los vivos para visitar a sus seres queridos. En un espíritu que se parece mucho al de la Navidad.
Las ofrendas y altares son elementos clave de la celebración. Las ofrendas se colocan en los hogares, en los cementerios y en otros lugares públicos. Suelen incluir comida, objetos, alimentos, flores (especialmente cempasúchil o flor de cempasúchil), velas, calaveras de azúcar y fotografías de los difuntos.
Una característica de este día son los disfraces, una forma de representar a los que ya no están. La gente se suele disfrazar de personajes tradicionales, como las catrinas (calaveras) y los muertitos.
La catrina fue creada por el caricaturista mexicano José Guadalupe Posada a principios del siglo XX. Posada era conocido por sus caricaturas satíricas. La catrina era una forma de burlarse de las clases sociales privilegiadas de México.
La imagen de la catrina se popularizó rápidamente en México, y se convirtió en un símbolo del Día de Muertos. Hoy en día, la catrina es una figura muy popular en la cultura mexicana, y se utiliza en todo tipo de contextos, desde el arte hasta la moda.
ES UNA FIESTA QUE CELEBRA LA VIDA, NO ES TRISTE COMO SUCEDE EN ESPAÑA
También se realizan visitas a los cementerios para limpiar y decorar las tumbas de los seres queridos. En algunas localidades, hasta se desentierran los restos y se limpian los huesos.
La música, el baile y la comida desempeñan un papel importante en la festividad, y se consumen platillos tradicionales como el pan de muerto y el mole.
El Día de Muertos en México tiene algunas peculiaridades que lo distinguen de otras celebraciones de la muerte en el mundo.
Porque con esta festividad se celebra la vida y la muerte, llena de colores vivos que representan la alegría y la vida. No es, por lo tanto, una celebración triste o melancólica, como sucede en España.
Y lo más importante, es un día en el que las familias se reúnen para preparar las ofrendas y visitar los cementerios. Es una fecha, por lo tanto, muy familiar.
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