El 10º Aniversario de Cumplen constata el valor estratégico y de seguridad del cumplimiento normativo para el futuro de las empresas
Carlos A. Saiz, presidente de Cumplen, cerró dos días de talleres y mesas redondas con el cumplimiento normativo como eje. Foto: Confilegal.

El 10º Aniversario de Cumplen constata el valor estratégico y de seguridad del cumplimiento normativo para el futuro de las empresas

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27/1/2024 06:31
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Actualizado: 27/1/2024 08:37
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Una cita ineludible esta semana en Madrid para todos aquellos preocupados por el «Compliance». Y es que Cumplen ha celebrado el décimo aniversario de su Encuentro Cumplen entre el jueves y viernes de esta semana. Dos días en los que se han encontrado los máximos profesionales del cumplimiento normativo, tanto del sector público, como del privado, constatando el valor estratrégico y de seguridad del cumplimiento normativo.

El futuro, pero sobre todo, el presente pasa por ello.

El «Compliance», traducido al español como cumplimiento normativo, hace referencia al área de una empresa responsable de asesorar y conocer los riesgos a los que se puede exponer una empresa en todos sus ámbitos de actuación empresarial.

Algo que ha tomado especial relevancia en los últimos años. En concreto, desde 2010, momento en el que se comenzó a entender que las personas jurídicas pueden tener responsabilidad judicial y penal. Así lo estableció el artículo 31 bis del Código Penal por primera vez en nuestra historia.

Contexto en el que cada vez se ha hecho más importante la figura del «Compliance Officer». Es decir, el papel de un responsable que se encarga de detectar infracciones y debilidades en las empresas.

«Tiene un papel esencial de dar tranquilidad y confort de lo que pasa en la compañía. Una labor de protección muy estratégica. El Consejo de una empresa suele buscar al ‘Compliance’, porque es quién asesora de cómo aplicar las nuevas tecnologías, las novedades, el cumplimiento ético», explicaba Tomás Varela Muiña, presidente de la Comisión de Auditoria de AENA, durante su intervención en el marco de la mesa redonda titulada «¿Qué espera el Consejo del Compliance?».

Almudena Salvadores, directora de cumplimiento en AENA; Tomás Varela, presidente de la Comisión de Auditoría de AENA, Rita Estévez, CEO y Consultora independiente, y Jaime García-Legaz, miembro de los consejos de administración de Renantis, Nature Investments, Boab Aena Brasil y Canal de Isabel II. Foto: Confilegal.

Explicación que reforzaba Rita Estévez Luaña, CEO y consejera independiente: «ahora importa el cómo se hacen las cosas. No solo hay que cumplir porque lo dice la ley, también hay que cumplir para mantener el valor de la empresa».

Una idea del «Compliance Officer» como responsable último de conseguir la «sostenibilidad de la empresa» que ha sido clave durante las diferentes mesas redondas que se han producido durante el evento (sostenibilidad entendida como la capacidad de una organización para operar de manera rentable, ética y responsable con el medio ambiente y la sociedad a largo plazo).

Mesas redondas en las que los distintos profesionales han expuesto sus valoraciones sobre el avance del cumplimiento normativo dentro de las empresas. Una figura que, tal y como han asegurado, cada vez es más transversal dentro de las compañías. Y que ha llegado para quedarse.

«Se asocia el ‘Compliance’ a los riesgos legales. Pero lo cierto es que ha evolucionado mucho. Ahora, el ‘Compliance’ está en todas las capas de la estrategia de la empresa. Y requiere experiencia muy amplia en todas ellas», aseguran los intervinientes de estas ponencias.

El sector privado, con más recorrido en cumplimiento

«Es importante la sensación de pertenencia al negocio. Pero manteniendo la tensión para poder reaccionar», explicaba en su ponencia María Llosent, consultora estratégica, sobre «Los nuevos perfiles del ‘Compliance'».

María Llosent, consultora estratégica, y Miguel Soler Ruiz-Boada, internal audit & compliance officer. Foto: Confilegal

Unas palabras en las que demostraba, al igual que gran parte de los ponentes, que el cumplimiento, a pesar de estar cerca de la realidad de la empresa, también debe marcar una importante independencia de la actividad empresarial.

Independencia que, para muchos de los ponentes, es clave para evitar caer en los «vicios» internos de la empresa.

Unos vicios que generalmente en España provocan que se entiendan las quejas como acciones de los «chivatos». Imagen muy alejada de la que se expande en Estados Unidos, donde se entiende que una empresa sin quejas de sus empleados, es una empresa disfuncional.

Un punto muy distinto que separa a España de otros países, más avanzados en el cumplimiento, que también se marca en el ámbito público.

Y es que, mientras que la ponente Belén López Donaire, directora de los servicios jurídicos de la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha ponía el foco en el esfuerzo de las administraciones por ser un «ejemplo», su compañera de mesa, Gemma Sánchez, asesora jurídica en la Cámara de Comptos de Navarra, discrepaba.

«En el sector público se tiende a normativizar las cosas. Y pensamos que ya todo está hecho. Pero hace falta más formación y concienciación», ha explicado ante el público asistente, con la sala de conferencias prácticamente completa, en la mesa sobre «Modelos de Compliance. Público y Privado».

Patricia Muleiro, vocal de la junta directiva Cumplen; Belén López Donaire, directora de los servicios jurídicos de la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha; Gemma Sánchez Lerma, asesora jurídica en Cámara de Comptos de Navarra; y Diego Recacha, director de compliance y control interno de Leroy Merlín. Foto: Confilegal

Un sentido en el que los Fondos Next Generation han tenido un gran papel. «Estos fondos incluyen ciertas normativas de ‘Compliance’, como es la creación de un plan antifraude. Se cumple por necesidad. Y ahora, Estado y comunidades autónomas han aprovechado para ampliarlo y que sea extensivo a todos los ámbitos», asegura la ponente.

Una afirmación que sigue demostrando que el cumplimiento sigue avanzando de forma imparable año tras año. Una estrategia cada vez más presente en las empresas. No sólo en el ámbito puramente legal, sino también en el más ético.

Y es que el ‘Compliance’, lejos de seguir actuando como una policía de las normas jurídicas aplicables a las empresas, cada vez actúa más en el interés ético y personal de las empresas, en un nuevo paradigma de valor empresarial alejado de las cifras. Y más centrado en el valor humano como un punto de inflexión para el valor de la empresa.

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