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In Memoriam | Joaquín García-Romanillos, un amigo irrepetible

In Memoriam | Joaquín García-Romanillos, un amigo irrepetible
Fue el 27 de septiembre de 2019 cuando se tomó esta fotografía en el Colegio de la Abogacía de Madrid (ICAM). Joaquín García-Romanillos, que entonces era presdiente de la Sección de Derecho Constitucional y Parlamentario del ICAM, acogió la intervención de Juan José González Rivas, presidente del Constitucional en aquel momento. En la foto, a continuación, su amigo, José María Alonso, entonces decano del ICAM y autor de este obituario, y Enrique Arnaldo, hoy magistrado del TC. Foto: Carlos Berbell/Confilegal.
07/2/2024 21:40
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Actualizado: 07/2/2024 21:49
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Cuando conocí a Joaquín García-Romanillos, allá por los inicios de la década de los ochenta, él abogado procesalista de Gómez-Acebo y Pombo, y yo de J&A Garrigues, jamás pude imaginar que hoy estaría escribiendo estas líneas, con profundo dolor, en su memoria.

Nunca lo pude imaginar porque, en aquel entonces, no sólo éramos duros competidores sino porque además estábamos fuertemente enfrentados en algunos asuntos judiciales.

Pero, si hay algo que me ha enseñado la vida profesional, es que los clientes pasan y los abogados quedan, y alguno de ellos, como Joaquín, quedan para siempre.

Poco a poco fui conociendo a Joaquín, y de aquella inicial tensa relación profesional fue naciendo una amistad que se ha visto consolidada a lo largo de ya más de cuarenta años.

Por eso digo que hoy he perdido –y conmigo, otros muchos– un amigo irrepetible.

UN VACÍO ENORME

Joaquín fue un maestro en muchas cosas: en su amor por la Abogacía y por los valores que han de presidir su ejercicio, como la lealtad, la ética y la deontología; en su permanente compromiso con las instituciones que la representan, como el CGAE y el ICAM, y, por supuesto, con su querida Mutualidad, en la que, hasta hoy, ha sido su vicepresidente, contribuyendo decisivamente al extraordinario desarrollo que ha tenido; y, por encima de todo, ha sido un ejemplo en su irreductible defensa del Estado de Derecho, ya desde la época de la Transición, en la que tuvo una importante participación.

Joaquín tenía, además, un fino instinto político, y lo digo por experiencia propia, pues su consejo, al que siempre yo acudía, me ayudó muchísimo a la hora de tomar importantes decisiones en mi vida.

La marcha de Joaquín nos deja un vacío enorme, y lo único que podemos hacer ahora es pedirle a Dios que lo acoja en su seno, y que los que aquí quedamos sigamos defendiendo los principios y valores que él nos enseñó.

Descansa en paz, querido amigo.

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