Vicente Magro: «La Inteligencia Artificial tiene que asistirnos a los jueces, no reemplazarnos»
El magistrado de la Sala de lo Penal del Supremo, Vicente Magro, confía en la Inteligencia Artificial como una buena ayuda. Foto: Confilegal.

Vicente Magro: «La Inteligencia Artificial tiene que asistirnos a los jueces, no reemplazarnos»

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04/5/2024 00:45
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Actualizado: 04/5/2024 03:02
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«No puede haber una jurisdicción tecnológica, como ya he escuchado en alguna ocasión. La jurisdicción tiene que seguir siendo humana. La Inteligencia Artificial tiene que asistirnos a los jueces en nuestro trabajo, no reemplazarnos».

De esta forma tan clara y tan contundente se expresó ayer el magistrado de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo, Vicente Magro Servet, durante su intervención en el panel titulado «Los nuevos retos que supone la Inteligencia Artificial» del Congreso CiberCrime Sevilla 2024, en el que tomó parte junto a la catedrática de derecho penal de la Universidad de Cantabria, Paz de la Cuesta, y el profesor de derecho administrativo de la UPO, Francisco Pérez Guerrero.

Para Magro la irrupción de la Inteligencia Artificial en la Administración de Justicia va a suponer una gran ayuda. Porque puede contribuir a perfeccionar la organización judicial, puede asistir en la decisión sobre qué juzgados deben crearse, con qué plantilla –jueces, fiscales, funcionarios, forenses y letrados judiciales– hay que contar y cómo reforzarla y evitar fallos que causen retrasos en la justicia.

En la prueba indiciaria y los contraindicios «la IA podría llevar a cabo la construcción de la relación de los primeros, su concatenación, desterrar la sospecha (no indicio), restar el contraindicio, y con todo ello llevar a cabo la inferencia basado en las reglas de las máximas de experiencia insertadas».

Durante su exposición, que realizó telemáticamente, el magistrado reconoció que la IA tiene la capacidad de contener en sus bases de conocimientos, una cantidad de
información que un ser humano no podría tener presente en todo momento, sumado a que la pueden relacionar o interpretar como lo haría un experto en la búsqueda de soluciones a problemas jurídicos.

ASIMILAR LA JURISPRUDENCIA DEL SUPREMO

Su asistencia puede hacer la vida más fácil a los jueces y magistrados. De hecho, podría asimilar la jurisprudencia de la Sala de lo Penal del Supremo, como «Los 17 criterios de la valoración de la declaración de la víctima», las «20 Reglas o principios para entender concurrente la prueba indiciaria como suficiente para dictar una sentencia condenatoria», «los 22 Criterios a tener en cuenta a la hora de decidir sobre la demolición de una obra ilegal», o «las notas características del maltrato habitual».

Sin embargo, el magistrado Magro prestó una atención especial a un aspecto que considera clave: los algoritmos, que son secuencias de instrucciones o reglas programadas diseñadas para realizar tareas específicas, analizar datos y resolver problemas de manera eficiente y, a menudo, imitando algunas capacidades del pensamiento humano.

«Es esencial mantener el control de los algoritmos. Tienen que ir cambiando según cambia la jurisprudencia porque se han cambiado los criterios. No podemos permitir que se petrifiquen», afirmó Magro, identificando un «peligro» a tener en cuenta y muy presente.

La principal aportación de la Inteligencia Artificial en la toma de decisiones en el seno de la Administración de Justicia «está en la presentación de alternativas, por cuando su papel no es el de reemplazar al juez sino de auxiliarlo y fortalecerlo. Si le decimos cómo pensamos ante situaciones idénticas la información que te puede dar es importante. Incluso con las variantes que se puedan introducir», subrayó.

Y de una forma especial en la búsqueda de líneas jurisprudenciales, en contrastar la doctrina contenida en las revistas más representativas, y en identificar los diferentes tipos de sentencias tanto del Tribunal Supremo, del Constitucional, del Tribunal Europeo de Derechos Humanos o del Tribunal de Justicia de la Unión Europea.

INVESTIGACIÓN CRIMINAL

El magistrado relató que la Inteligencia Artificial ya se está utilizando en investigación criminal en el mundo, con el sistema Valcri (Visual Analytics for Sense-making in Criminal Intelligence Analysis) “para detectar patrones sospechosos y reconstrucción de escenas para plantear nuevas líneas de investigación como ayuda para generar ideas sobre la dinámica el tiempo y las razones por las que se cometió un crimen, así como su posible autor».

Con el sistema HAT (Harm Assessment Risk Tool), una herramienta de evaluación de riesgo de daños, que predice la posibilidad de cometer delitos. Fue desarrollada en colaboración con la Universidad de Cambridge y se encuentra en fase de prueba en el Reino Unido. Se basa en el aprendizaje automático y se entrenó en los archivos de la Policía de Durham entre 2008 a 2012.

O el sistema Compas, que trabaja sobre perfiles de gestión de delincuentes correccionales para sanciones alternativas y pretende evaluar el riesgo de reincidencia. Se trata de un algoritmo desarrollado por una empresa privada, a pesar de que será utilizado en el sistema judicial de algunos estados de los Estados Unidos de América.

El algoritmo clasifica a la persona en una escala de uno (riesgo bajo) a diez (riesgo alto). Sus predicciones no son vinculantes, pero sirven como ayuda para la toma de decisiones judiciales».

A juicio de Magro, la irrupción de la Inteligencia Artificial en la Administración de Justicia supone la generación de efectividad, la suma de la eficacia y de la eficiencia. Un salto hacia delante, sin duda alguna. Y siempre bajo el control del juez que tiene la primera y la última palabra.

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