Como cuadrar el círculo: el complejo desafío del CGPJ en el futuro informe sobre la reforma de elección de vocales
El Jefe del Estado y las altas autoridades del Estado con los vocales de este mandado. Foto: Casa Real.

Como cuadrar el círculo: el complejo desafío del CGPJ en el futuro informe sobre la reforma de elección de vocales

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26/9/2024 05:35
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Actualizado: 26/9/2024 00:17
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El Pleno del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) aprobó ayer la constitución de un grupo de trabajo cuyo objetivo es elaborar un informe sobre los sistemas europeos de elección de los miembros de los Consejos de la Magistratura, análogos al CGPJ español, y proponer una reforma del sistema de elección de los vocales designados entre jueces y magistrados.

Sin embargo, bajo esta fachada de tecnicismo se esconden profundas contradicciones y tensiones que hacen que el desafío que enfrenta este grupo de trabajo sea tan complicado como intentar cuadrar el círculo.

La pretensión se enfrenta a una paradoja similar a la de cuadrar el círculo: lograr que una reforma diseñada en un entorno político pueda, al mismo tiempo, ser vista como independiente.

Pero es lo que hay. Los vocales Bernardo Fernández Pérez, José Carlos Orga Larrés, Isabel Revuelta de Rojas y Argelia Queralt Jiménez, tienen el cometido de cumplir con la Disposición Adicional de la Ley Orgánica 3/2024, que abriga la misión de alinear el sistema español de elección de los vocales de procedencia judicial (12 de los 20) con los estándares europeos, en términos de independencia.

Es aquí donde surge el primer desafío: se pretende garantizar la independencia de los vocales en un contexto donde los intereses políticos han jugado históricamente un papel dominante.

Además, la necesidad de que esta reforma sea «evaluada positivamente por el informe del Estado de Derecho de la Comisión Europea» refuerza la idea de que se depende de la validación externa para garantizar la legitimidad interna.

¿Cómo puede alcanzarse la independencia plena si la base de esa reforma debe ser aprobada por actores externos?.

La ley marca un plazo de 6 meses para que el CGPJ elabore su informe, pero aquí surge otra contradicción fundamental: la urgencia legal choca con el bloqueo institucional que ha impedido la renovación del CGPJ desde 2018.

Esta es una de las principales razones por las que cuadrar el círculo de este caso parece imposible: la reforma debe realizarse en un entorno donde los mismos actores que han provocado este estancamiento tendrán que llegar a un consenso.

O dicho de otra forma, conciliar la necesidad de reforma con una estructura política que ha demostrado ser incapaz de renovarse a sí misma.

El texto también establece que la propuesta de reforma será trasladada al Gobierno, al Congreso de los Diputados y al Senado, esperando que estos órganos desarrollen y presenten un proyecto de ley.

LA ESENCIA DEL PROBLEMA DEL CGPJ

Esto introduce una nueva contradicción central: el CGPJ, en teoría un órgano independiente, debe proponer una reforma que luego dependerá de un Parlamento profundamente politizado.

Esta es la esencia del problema: la independencia judicial que se busca garantizar mediante la reforma queda, una vez más, sujeta a las fuerzas políticas que tienen el poder de aprobarla o bloquearla.

Intentar garantizar una justicia independiente mientras se deja el control final en manos de los mismos actores políticos es un claro ejemplo de cómo esta situación equivale a la imposible cuadratura del círculo.

Y aquí emerge otra pregunta inevitable: ¿puede un grupo de trabajo compuesto por vocales, cuyo nombramiento ha sido influido por la política, realmente producir una reforma que despolitice el sistema?

El reto de cuadrar el círculo aquí se manifiesta en la contradicción entre los actores que forman parte del sistema y la meta que persiguen.

¿Pueden estos vocales romper con el mismo esquema que los ha nombrado?

En definitiva, mientras el CGPJ avanza formalmente con la creación de este grupo de trabajo y el desarrollo de una propuesta de reforma, la tarea que tienen ante sí puede parecer inalcanzable.

Las contradicciones entre la necesidad de independencia judicial y la persistente politización del proceso son, en apariencia, insalvables.

Es una reforma que, aunque pretende ser un paso hacia la autonomía judicial, está destinada a enfrentarse a los mismos obstáculos que intenta superar.

La verdadera pregunta es si este proceso será capaz de romper el ciclo vicioso de politización o si, como la cuadratura del círculo, seguirá siendo un reto imposible de resolver.

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