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Opinión | Luces y sombras de la investigación criminal: el papel del instructor y el investigador policial (III)
El autor de la columna, Ángel Galán, es comisario principal honorario, fue jefe superior de Policía de Extremadura, es presidente del Instituto de Probática e Investigación Criminal y autor del libro “Introducción a la investigación de desaparecidos”. En este texto, tercera entrega, explica las bases para una investigación eficaz. Foto: Confilegal.
07/10/2024 05:35
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Actualizado: 07/10/2024 01:03
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En columnas anteriores, hemos explorado en detalle el proceso de presentación de una denuncia, el perfil ideal del investigador y la relevancia de la escena del delito y las pruebas periciales.
Todo este esfuerzo culmina en las diligencias que la policía entregará al juzgado de instrucción, donde el magistrado, como figura central del proceso, asumirá la dirección y control de la investigación.
Es él quien ostenta la autoridad legal para guiarla y hacerla efectiva, asegurando que la justicia siga su curso.
Con cierta facilidad a todos los ciudadanos se les olvida la función de cada uno. El magistrado instructor, es la persona que decide lo que autoriza a los investigadores, lo que considera necesario y legal, de aquellas prácticas que los agentes de la autoridad solicitan con argumentos para la investigación, esto es, los investigadores saben de investigación, pero el experto en derecho procesal es el magistrado.
El magistrado instruye y el investigador investiga.
La investigación criminal debe tener como objetivo fundamental obtener datos, indicios y pruebas sobre un determinado suceso, que confirme con claridad la consumación de un delito de los que se incluyen en el Código Penal, así como que todo lo entregado al magistrado instructor, permita a éste concluir que el hecho se corresponde con un cierto grado de certeza, con un delito de los especificados en un determinado artículo del código, así como en qué momento, en qué lugar y que es lo que sucedió.
CON QUÉ ELEMENTOS SE DEBE CONTAR
Por tanto, el trabajo de los investigadores es esencial en todo este proceso, pero mucho más en su inicio.
Veamos con que elementos deben contar.
En primer lugar, contarán con la denuncia de la víctima, que será lo que analizarán inicialmente, para tener una noción del tipo delictivo.
De forma inmediata buscarán la información documental que les aporta tanto la víctima, como los posibles testigos.
Esta información documental será una faceta útil y esencial en la investigación criminal.
Para ello se necesitará recolectar datos, tiempos, personas, lugares, etc. del suceso en sí, analizarlos, comprobar la veracidad y evaluar los resultados, de tal forma que a su señoría se le envíe, junto a la denuncia, una visión clara de lo ocurrido, para solicitar lo antes posible las órdenes judiciales que los investigadores crean necesario y su señoría pueda concederlas, si lo estima oportuno.
DESAPARICIONES
Quizá en este apartado deberíamos comentar el problema de uno de los sucesos más habituales en la actualidad y que tienen problemas por falta de legislación, no ya clara, sino simplemente que exista.
Es el caso de las desapariciones, que no están legisladas en ninguna parte, salvo en el Código Civil, cuando se habla de aquella persona ausente.
La ausencia está tratada en el Código Civil, puesto que crea realmente un problema en los casos de herencia y además es bastante habitual, por muchas otras razones.
Esas ausencias, son las que llamamos desapariciones voluntarias y son aproximadamente el 98% de los casos que se producen en nuestro país.
El problema se suscita cuando esa ausencia es involuntaria de la persona. En ese momento tenemos un acto accidental o un acto criminal.
Como ya hemos dicho hasta la saciedad, la escena del delito es absolutamente necesaria en la investigación, y en esos casos en que todo hace pensar que esa ausencia es involuntaria, debe de estudiarse, si es accidental o criminal y para ello debemos tratar de encontrar una escena que podríamos denominar “escena fantasma”.
Eso solo será posible con un estudio de la personalidad del desaparecido, de sus condiciones psicológicas de esa época, de lo que parece que la preocupaba o quería hacer en esos días, y para ello debemos entrevistar a familiares, amigos, compañeros de trabajo o cualquier otra persona que nos parezca que puede aportar datos, sobre cuales eran en ese día sus preocupaciones y sus intenciones.
PERITOS
También tendremos que contar con la información pericial, por su trascendencia en la faceta probatoria, para estudiarla y poder preguntar a los peritos que han intervenido, todo aquello que nos cree dudas o que se necesite de una mayor concreción para entender como ocurrió, con que objetos u otros productos se han empleado en el suceso, para que ayuden a los investigadores a comprender sus puntos oscuros.
Un ejemplo claro de lo que decimos, son sus ordenadores, teléfonos móviles, archivos etc., que serán los peritos los que podrán dar pistas, sobre lo que buscaba en esa época de su vida.
Por último, siempre deberemos tener en cuenta el factor humano, tanto el de testigos, posibles autores e incluso del instructor judicial y de los investigadores de campo.
En la realidad, la mayoría de estos aspectos se obvian en cada suceso, pero para que la investigación sea realmente eficaz, se necesita de una simbiosis entre la instrucción y la investigación.
Así que sin ella la investigación será una serie de testimonios, sin excesivo sentido entre ellos y de los cuales será difícil sacar conclusiones que incriminen a los acusados de forma clara.
INFORMACIÓN AL INSTRUCTOR
Toda investigación se basa en la denuncia inicial y en la escena del suceso en primer lugar, ahí es donde se deben sacar las líneas iniciales de actuación.
Es a partir de ese instante cuando se le comienza a informar al instructor de todo lo acaecido y se le pide autorización para aquellos datos o hechos que necesitan de su autorización, para suprimir algún derecho fundamental de la persona, como es la información de las llamadas telefónicas, la ubicación en un momento determinada, la entrada y registro de una empresa o vivienda, etc. etc.
Precisamente por eso es tan complicada la investigación de las desapariciones, puesto que no existe esa escena inicial de la que venimos hablando y no es fácil pedir a su señoría actuaciones que anulen derechos, cuando ni siquiera se sabe si hay delito en el hecho en sí.
A partir de ese momento trabajan en el esclarecimiento del suceso dos tipos de profesionales, el instructor judicial y los investigadores, ambos son expertos en sus campos específicos.
EL JUEZ O MAGISTRADO EN DERECHO Y EL INVESTIGADOR EN INVESTIGACIÓN
Es necesaria la simbiosis entre esas dos facetas que facilitarán el objetivo común de conocer con la máxima exactitud y con el mayor número de pruebas lo ocurrido y los actores, tanto víctimas, como autores, cómplices o inductores.
Lo que se pretende en la instrucción judicial es aclarar el hecho punible, las víctimas y autores, con suficientes pruebas para llevar ante los tribunales a los autores.
Esa simbiosis a la que hacemos referencia no siempre es fácil. No son parte de un mismo estamento, no tienen experiencia en los mismos temas y en ocasiones el factor humano juega un papel fundamental en la relación. Ç
Deben confiar una parte en la otra y eso no resulta sencillo.
Unos deben conocer bien los vericuetos de la investigación y los otros han demostrado sobradamente su conocimiento en el derecho, sobre todo en el derecho procesal y penal, que es absolutamente necesario para llevar a buen término la instrucción.
La experiencia me ha demostrado sobradamente, que cuando trabajan codo con codo ambos partes, los resultados son extraordinarios, llevando a los tribunales a los autores del hecho punible, con sentencias condenatorias, si ese era el caso, o exculpando al acusado, cuando se demuestra que no ha tenido relación punitiva o que no se ha tratado de un delito.
La investigación criminal es la que permite a la autoridad judicial administrar justicia en base a pruebas científicas y testimonios de diferentes testigos sin relación entre ellos y con declaraciones idénticas o muy parecidas sobre una determinada acción o presencia.
Habrá que tener en cuenta, que para que un hecho sea probatorio, tiene que ser acreditado de manera en que no haya otra posibilidad, como es el caso del ADN y de las fotografías o videos de las cámaras de vigilancia, y si son testificales por suficientes testigos, que no tengan relación entre sí, ni con la víctima, ni con los posibles autores, sobre un determinado acto relacionado de manera clara con el hecho criminal.
CONSEGUIR EL DIAGNÓSTICO CORRECTO DE LO SUCEDIDO
La investigación criminal, como venimos diciendo desde un principio, lo primero que debe conseguir es el diagnóstico correcto de lo sucedido, esto es, estamos ante un delito contra las personas, un atraco con violencia, un secuestro, un tráfico de estupefacientes, etc.
Posteriormente buscaremos el quién y el porqué. Ya tendremos normalmente con la escena, el cuándo, dónde, la víctima, el cómo y el con qué.
Pero si hemos errado en el diagnóstico, todo el resto estará mal y en los casos de los desaparecidos, puesto que no hay escena, si el diagnóstico está mal hecho, esto es, si la escena fantasma está equivocada, nunca sabremos qué ha pasado.
En estos casos de las desapariciones, si se parte del que si no hay cuerpo no hay delito, lo único que se conseguirá es dar a los criminales la baza de si te deshaces del cuerpo, no tienes problema para seguir normalmente tu vida, como ya ha pasado en ocasiones.
También se dan problemas en la investigación, por malos entendidos o por errores de interpretación de lo que manifiestan los diferentes profesionales.
Es el caso del forense que no explica si el semen en la vagina de una mujer es de una relación natural o podría ser trucada e introducido artificialmente, ni si el investigador le pregunta por esa u otra posibilidad, estaremos cometiendo un error de timidez e inexperiencia.
También en el caso de la presencia de alguien en un lugar determinado y a una hora determinado y la persona que está consultando no se cerciora de si a quien preguntamos, estaba en el lugar y a la hora que le interesa, volveremos a equivocarnos.
Por tanto, si el diagnóstico es incorrecto por cualquiera de estas causas todos los análisis de la situación están equivocados y no podremos predecir ni el quien, ni el por qué, ni siquiera la situación real que se dio en el suceso y la investigación será un desastre.
Es difícil explicar todos los problemas que un investigador encuentra en su trabajo en un pequeño artículo, pero si con esto se consiguiera que en las instrucciones tuvieran un mayor contacto los investigadores con los instructores, ya habríamos dado un paso de gigante.
Una cosa que siempre me llamó mucho la atención, es la falta de presencia de la investigación criminal en ciertas licenciaturas o grados.
Así cuando comprobé hace ya unos años, unos cuatro o cinco, que ninguna asignatura de los grados de detectives tenía nada que ver con investigación y solo se hablaba de los derechos y de la ley de seguridad privada, me desconcerté y traté de ver como era la licenciatura de derecho, o el grado de criminología y me encontré con lo mismo.
Hoy por hoy sigo sin entenderlo, pero supongo que hay personas e instituciones mucho más preparadas que yo, que sabrán la razón e incluso la bondad de que esto sea así.
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