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Opinión | Diez magníficos años con Marchena en la Presidencia de la Sala de lo Penal del Supremo
04/12/2024 05:40
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Actualizado: 04/12/2024 02:46
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Esta semana ha dejado la presidencia de la sala de lo Penal del Tribunal Supremo Manuel Marchena. Un magistrado que ha demostrado cómo se puede afrontar un cargo gubernativo dentro del Poder Judicial con la maestría que lo ha realizado y en uno los periodos más difíciles de nuestra judicatura, por no decir el más difícil.
Podemos asegurar, sin temor a equivocarnos, que estos diez años de Manuel Marchena al frente de la presidencia de la Sala de lo penal han sido los más difíciles en el recorrido histórico de esta sala del Tribunal Supremo, por las connotaciones que han existido en cuanto a los procedimientos que se han tenido que resolver en esta Sala durante estos años, y por las presiones que se han recibido en la judicatura, lo que ha hecho que sea una etapa muy complicada, pero que ha sido llevada por Marchena con la categoría y prestancia que le caracterizan por su excelente saber estar, así como por sus conocimientos jurídicos y sus grandes dosis de compostura y saber dar respuesta oportunamente a cualquier situación complicada y polémica que se ha podido plantear a lo largo de su mandato.
A las personas se les valora, sobre todo, cuando han dejado de ocupar los cargos que han tenido en su actividad profesional, pero en el caso de Marchena la historia demostrará las dificultades que tuvo que afrontar en su mandato al frente de la Sala de lo penal y el gran acierto con el que ha ido resolviendo cada uno de los problemas que se le han presentado.
«Marchena ha sabido dirigir con buen rumbo y consiguiendo en los 16 magistrados que la componemos un auténtico equipo que ha sabido trabajar, dando respuesta acertada a todos los problemas que se nos han presentado en los últimos diez años».
Por sus connotaciones mediáticas es la Sala más complicada de presidir en el Tribunal Supremo, pero que, sin embargo, Marchena ha sabido dirigir con buen rumbo y consiguiendo en los 16 magistrados que la componemos un auténtico equipo que ha sabido trabajar, dando respuesta acertada a todos los problemas que se nos han presentado en los últimos diez años.
Los jueces nos caracterizamos por el silencio ante los ataques y ésta ha sido la tónica que ha caracterizado la Presidencia en un periodo muy complejo en el que Marchena ha sabido afrontar la delicada situación que se ha vivido, e, incluso, demostrando con su renuncia a presidir el Consejo General del Poder Judicial y el Tribunal Supremo que la única aspiración que llevaba en su mandato era la de la prestación de un adecuado servicio público, y no el “ego” personal de detentar una Presidencia al precio que fuera.
Los que conocen y los que le conocemos sabemos que eso no estaba en su “hoja de ruta”, sino que lo que estaba era servir a su profesión como Magistrado y hacer su trabajo con la honestidad y honradez que caracterizan a este excelente jurista canario.
Cuando se escriba la historia recordaremos todos y cada uno de los momentos que se han tenido que vivir los últimos diez años durante su mandato y la inexistencia de polémicas, o razón alguna para hacer un ataque con fundamentos a la presidencia de esta complicada Sala.
Porque las cosas se perciben y valoran mejor haciendo historia y con la distancia temporal como mayor razonamiento para percibir todos y cada uno de los detalles y situaciones que se han tenido que afrontar por Marchena.
En lo personal y en lo profesional.
Pero frente a los ataques personales ha sabido mantener la compostura y ser firme a sus convicciones y fuerte ante las adversidades. Y esto es difícil de llevar. Por ello, solo el tiempo impartirá la verdadera justicia que merece por su gran trabajo.
Y solo el tiempo dará cuenta, como buen fedatario, de la gran labor que ha hecho por el derecho y la justicia en este país.
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