El caso Monedero pone a Podemos contra las cuerdas por alegaciones de acoso sexual que no fueron denunciadas
Las denuncias sobre monedero han puesto a su partido, Podemos, en la cuerda floja, poniendo en tela de juicio su compromiso contra la violencia de género. Foto. EP.

El caso Monedero pone a Podemos contra las cuerdas por alegaciones de acoso sexual que no fueron denunciadas

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21/2/2025 09:15
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Actualizado: 21/2/2025 09:15
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El cofundador de Podemos, Juan Carlos Monedero, vuelve a estar en el ojo del huracán tras salir a la luz nuevas acusaciones de acoso sexual. El caso, que involucra testimonios de varias mujeres, ha desatado una tormenta dentro del partido morado y ha puesto en entredicho su compromiso con la lucha contra la violencia de género.

Denuncias y reacción interna

En septiembre de 2023, la Secretaría de Feminismos de Podemos recibió una denuncia contra Monedero, en la que una mujer relataba que había sido «manoseada e incomodada» en un acto del partido.

Poco después, llegó otro testimonio con un relato similar. Según fuentes internas, la dirección decidió apartar al exdirigente de cualquier actividad en la organización.

Sin embargo, la respuesta del partido ha sido objeto de críticas.

A pesar de conocer estos hechos, en mayo de 2023, la entonces secretaria general de Podemos, Ione Belarra, despidió a Monedero con elogios en redes sociales al abandonar la presidencia del Instituto República y Democracia, el «think tank» de la formación.

Este gesto ha sido interpretado por algunos como una muestra de encubrimiento o al menos una falta de coherencia con el discurso feminista del partido.

Investigación en la Universidad Complutense

El caso ha escalado aún más con la apertura de una investigación en la Universidad Complutense de Madrid (UCM), donde Monedero es profesor titular. Una alumna presentó una denuncia por acoso sexual, lo que llevó a la activación del protocolo de la Unidad de Igualdad del centro.

La Complutense ha confirmado que el caso está siendo analizado y que el proceso es confidencial hasta que se adopten medidas concretas.

Podemos en la cuerda floja

La gestión del caso por parte de Podemos ha generado un aluvión de críticas. A diferencia de otros casos de agresión sexual denunciados en la esfera política, el partido no puso los hechos en conocimiento ni de la Justicia, ni de la Fiscalía ni de la Policía, lo que ha alimentado las acusaciones de doble rasero.

A nivel legal, Podemos no tenía una obligación jurídica de denunciar las acusaciones, ya que un partido político no está incluido dentro de los sujetos obligados a informar sobre delitos, salvo en casos específicos.

Sin embargo, desde el punto de vista ético y político, la falta de transparencia ha abierto un frente interno.

Algunos sectores del feminismo dentro del partido exigen una explicación clara sobre por qué Monedero no fue denunciado ante las autoridades y critican que se haya actuado de manera encubierta.

En contraposición, otras voces defienden que la organización ha seguido los protocolos internos y que la separación de Monedero de la actividad política fue suficiente.

¿Un patrón repetido?

Este no es el primer escándalo de este tipo en el entorno de Podemos. En 2016, la cúpula del partido recibió información sobre un «episodio grave» relacionado con Monedero y una militante del partido. En esa ocasión, la dirección optó por ofrecer apoyo a la denunciante si decidía acudir a la justicia, pero sin tomar medidas internas contra el acusado.

Ahora, con nuevos testimonios en su contra, el caso vuelve a poner sobre la mesa la gestión de Podemos en asuntos de violencia sexual dentro de su propio partido. Para una formación que ha hecho del feminismo uno de sus ejes fundamentales, este episodio representa un golpe significativo a su credibilidad.

El caso Monedero se ha convertido en un problema mayúsculo para Podemos. No solo afecta su imagen pública, sino que también ha generado un conflicto interno sobre la coherencia de sus políticas de igualdad.

Con una investigación en curso en la Complutense y la presión mediática en aumento, la dirección del partido deberá responder con claridad si quiere evitar que este escándalo termine por erosionar aún más su ya debilitada posición en el panorama político.

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