De izquierda a derecha, el periodista y escritor Isaías Lafuente, la presidenta de la sección de Igualdad, Estela Martín, y la abogada Eva Serrano, vicepresidenta primera de la Cámara de Comercio de Madrid, que ejerció de moderadora.
Clara Campoamor y Victoria Kent: el ICAM reivindica el papel de estas dos grandes pioneras
Isabel Winkels, vicedecana del ICAM, fue la encargada de inaugurar la jornada “Mujeres con huella: 100 años rompiendo moldes en la abogacía y 50 años de la Ley 14/1975”.
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06/5/2025 05:36
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Actualizado: 06/5/2025 08:51
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En 1925, dos mujeres rompieron un techo de cristal histórico al colegiarse en el Colegio de la Abogacía de Madrid (ICAM): Clara Campoamor y Victoria Kent. Un siglo después, sus nombres siguen evocando coraje, compromiso y transformación social, por eso el ICAM ha recordado su importante legado.
En la primera mesa redonda de la jornada “Mujeres con huella: 100 años rompiendo moldes en la abogacía y 50 años de la Ley 14/1975”, el periodista y escritor Isaías Lafuente, la presidenta de la sección de Igualdad, Estela Martín, y la abogada Eva Serrano, vicepresidenta primera de la Cámara de Comercio de Madrid, que ejerció de moderadora, abordaron el importante papel de estas dos grandes juristas del siglo XX y, al mismo tiempo, reflexionar sobre los retos que aún persisten en materia de igualdad en el mundo jurídico y social.
Isaías Lafuente: “Clara Campoamor fue una demócrata radical en el mejor sentido del término”
Con la elocuencia que le caracteriza, Isaías Lafuente comenzó su intervención recordando el vacío informativo que marcó su propia formación sobre figuras como Clara Campoamor. “No supe nada de ella durante toda mi etapa educativa, ni en la EGB, ni en el COU, ni en la carrera de Periodismo”, lamentó. “Fue una ausencia deliberada, un robo de memoria. Por eso sentí la necesidad de escribir sobre ella”.
Autor de los libros «La mujer olvidada» y «Clara Victoria«, Lafuente reivindicó a Campoamor no solo como la defensora del voto femenino, sino como una arquitecta de la igualdad jurídica y social en la Segunda República.
“Su lucha no fue solo por el derecho al voto, sino por la igualdad plena entre hombres y mujeres en todos los ámbitos de la vida civil: el matrimonio, el divorcio, la educación… Fue una demócrata radical, en el mejor sentido del término: coherente, firme y nada oportunista”.
Lafuente evocó el histórico debate parlamentario de 1931 donde Campoamor tuvo que enfrentarse, no solo a los hombres, sino también a la resistencia de su compañera Victoria Kent. “Clara usó el sentido común como herramienta política. Les dijo a los 470 diputados: ‘no podéis construir una república democrática negando el voto a la mitad de la ciudadanía’. Y lo hizo sola, con la lógica de quien sabe que los derechos no se conceden, se conquistan”.
Recordó que Clara Campoamor fue la única mujer del mundo que consiguió el sufragio femenino desde la tribuna de un Parlamento. “Otras lo hicieron desde la calle, con su cuerpo, su libertad, su vida. Clara lo logró con la palabra. Fue, por tanto, una excepción histórica”.
Sobre la fragilidad de los avances, Lafuente alertó: “El derecho al voto de las mujeres, conquistado en 1931, fue arrasado en 1939. Tuvimos un paréntesis de 40 años. Tres generaciones de mujeres vivieron como ciudadanas de segunda. Hoy, debemos celebrar lo logrado, pero también recordar que los derechos conquistados pueden desaparecer por decreto [en clara referencia a Donald Trump, aunque sin citarlo]. No están blindados”.
Estela Martín: “Victoria Kent no se oponía al sufragio femenino, sino a su implementación inmediata”
La presidenta de la Sección de Igualdad del ICAM, Estela Martín, centró su intervención en reivindicar la figura de Victoria Kent, muchas veces ensombrecida por la controversia en torno a su postura sobre el voto femenino.
“Victoria Kent no se oponía al sufragio femenino, sino a su implementación inmediata. Temía que el contexto sociocultural —la influencia de la Iglesia y la subordinación legal de la mujer al marido— convirtiera ese voto en una herramienta regresiva”, explicó.
Martín leyó fragmentos del discurso de Kent en las Cortes Constituyentes para demostrar que su planteamiento fue más matizado de lo que suele transmitirse: “Quiero significar que el hecho de que dos mujeres opinen de forma distinta no significa nada. Dentro de los mismos partidos e ideologías también hay diferencias”. Ese razonamiento, según Martín, desmonta la caricatura de “la mujer que se opuso a los derechos de su género”.
La jurista destacó también la labor pionera de Kent como primera mujer en dirigir la Dirección General de Prisiones, desde donde impulsó profundas reformas inspiradas en los ideales de la Institución Libre de Enseñanza. “
Creó una Cárcel Modelo para mujeres, promovió los permisos penitenciarios, introdujo educación y cultura en los centros penitenciarios femeninos. Fue una visionaria de la reinserción social y un puente entre Concepción Arenal y el feminismo jurídico moderno”.
Estela Martín criticó el uso interesadamente simplista del enfrentamiento Campoamor-Kent: “La igualdad no se construye enfrentando mujeres que rompieron techos de cristal, sino sumando sus legados y aprendiendo del contexto en el que actuaron».
Y recordó que Victoria Kent «tuvo una vida entregada al servicio público, al Derecho y a la justicia social. También sufrió el exilio y fundó una revista impulsada por mujeres desde Francia. Su voz sigue siendo necesaria”.
El mensaje a la abogacía jóven: compromiso, educación y memoria
Cuando Eva Serrano preguntó a los ponentes qué mensaje dejarían Clara y Victoria a las nuevas generaciones de abogados y abogadas, las respuestas fueron nítidas.
Isaías Lafuente no dudó: “Clara diría: compromiso y perseverancia. Su lucha demuestra que no hay derechos eternos. Los avances son frágiles. Hay que defenderlos sin complejos y con argumentos. La igualdad no es un estado, es un proceso continuo que hay que proteger cada día”.
Estela Martín fue contundente: “Victoria diría educación y formación. La formación permite desarrollar pensamiento crítico y libertad personal. Es el camino hacia una ciudadanía libre y consciente. No puede haber ni un solo colegiado en España que no conozca quién fue Victoria Kent, quién fue Clara Campoamor, quién fue Concepción Arenal. Esto no es opcional, es un deber democrático”.
Igualmente, la presidenta de la sección de Igualdad del ICAM, también reivindicó la importancia de la juventud en este proceso: “La abogacía joven debe coger el testigo. Pero para hacerlo necesita saber de dónde venimos. No podemos dar nada por sentado. 50 o 100 años no son nada. Lo que se ha conseguido se puede perder. Lo vemos en retrocesos recientes en otros países. Y si algo nos han enseñado estas dos mujeres es que el derecho, sin memoria, es frágil”.
Y es que como recordó la vicedecana del ICAM, Isabel Winkels, artífice de toda esta jornada, en la inauguración del acto, «Este evento es una muestra más del firme compromiso del ICAM con la igualdad real entre mujeres y hombres en el ejercicio de la abogacía. Un compromiso que se refleja en su apoyo continuado a iniciativas que promueven la equidad, visibilizan el talento femenino y reconocen el papel transformador de las mujeres en el ámbito jurídico y social».
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