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Opinión | El tablero oscuro de la guerra: ¿maniobras geopolíticas para arrastrar a EE.UU. al conflicto? Las narrativas encontradas de la guerra
Jorge Carrera es abogado, exmagistrado, exjuez de enlace España en Estados Unidos y consultor internacional analiza el punto en el que se encuentra el conflicto israelí-iraní y el papel de Estados Unidos. Sobre estas líneas, imagen de la cúpula de hierro israelí haciendo frente a ataques de misiles y drones de Israel.
17/6/2025 09:57
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Actualizado: 17/6/2025 16:56
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¿Son los recientes titulares sobre Irán y los «fallos» defensivos de la cúpula de hierro parte de un guión para la escalada bélica en Oriente Próximo?
El Próximo Oriente se cierne al borde de una escalada sin precedentes, con el conflicto entre Israel e Irán transformándose de una guerra encubierta a un enfrentamiento militar directo.
En este clima volátil, dos sucesos recientes han capturado la atención global: las explosivas declaraciones del Primer Ministro israelí, Benjamin Netanyahu, sobre un presunto plan iraní para asesinar a Donald Trump, y la enigmática aparición de «agujeros» o vulnerabilidades en el aclamado sistema de defensa Cúpula de Hierro de Israel.
¿Son estos eventos meras coincidencias, o piezas de una estrategia geopolítica mucho más grande, orquestada para precipitar una intervención directa de Estados Unidos en el conflicto, tal y como han afirmado algunos medios?
El telón de fondo: desglose de los hechos
El domingo 15 de junio de 2025, en una entrevista con Fox News, Benjamin Netanyahu afirmó que Irán considera a Donald Trump su «enemigo número uno» y busca asesinarlo, alegando dos intentos fallidos en 2024.
Estas declaraciones se produjeron en un momento de intensificación de hostilidades, con Israel lanzando la «Operación León Ascendente» el 13 de junio, atacando infraestructura nuclear y militar iraní, y expandiendo sus ofensivas el 14 de junio a instalaciones energéticas críticas. Irán respondió con oleadas masivas de misiles y drones contra ciudades israelíes.
La narrativa de Netanyahu posiciona a Israel como defensor del mundo de un «holocausto nuclear» inminente, lo que sugiere una amenaza global y urgente.
Históricamente, Netanyahu ha empleado una retórica alarmista sobre el programa nuclear de Irán, lo que genera interrogantes sobre si esta última declaración es una revelación de inteligencia o una amplificación calculada de la amenaza para influir en la política internacional, particularmente la de Estados Unidos.
Es crucial señalar que las evaluaciones de inteligencia de Estados Unidos en marzo de 2025 indicaron que Irán no estaba buscando activamente armas nucleares, lo que contradice las afirmaciones de Netanyahu.
Paralelamente, durante los ataques iraníes del 13, 15 y 16 de junio de 2025, el sistema de defensa aérea multicapa de Israel, que incluye la Cúpula de Hierro, fue sometido a una prueba crítica. Informes iniciales destacaron que, de más de 270 misiles disparados desde el 14 de junio, 22 «se deslizaron» a través de las defensas, causando 14 muertes y 390 heridos hasta el domingo por la noche.
Sin embargo, análisis más detallados indican que la red de defensa interceptó aproximadamente el 80% al 90% de los misiles dirigidos a áreas pobladas o estratégicas, y la Cúpula de Hierro, diseñada para cohetes de corto alcance, logró neutralizar entre el 20% y el 30% de los misiles balísticos que entraron en el espacio aéreo israelí.
Irán afirmó que sus misiles más avanzados, como el Haj Qassem, evadieron las defensas israelíes por primera vez, lo que demuestra una evolución en la amenaza. La discrepancia entre la percepción pública de «agujeros» y el rendimiento técnico «notable» sugiere una posible explotación deliberada de esta percepción para crear una narrativa de mayor vulnerabilidad.
La tesis explosiva: ¿una conexión orquestada?
Existen hipótesis en algunos medios en el sentido de que estos dos eventos no son incidentes aislados, sino que podrían ser piezas cuidadosamente orquestadas o aprovechadas dentro de una estrategia calculada para precipitar una intervención militar de Estados Unidos en el conflicto.
La declaración de Netanyahu sobre el complot contra Trump sirve para elevar el conflicto a un nivel personal para una figura política estadounidense prominente, creando un atractivo emocional directo para la intervención de Estados Unidos basado en una amenaza compartida.
Al enmarcar las acciones de Israel como la «defensa del mundo» de un «holocausto nuclear» , Netanyahu buscaría, segun dichas hipotesis, alinear los intereses de seguridad de Israel con la seguridad global, transformando la participación de Estados Unidos en un imperativo moral.
Simultáneamente, aunque la Cúpula de Hierro demostró una notable adaptabilidad, el énfasis en los misiles que penetraron las defensas y la introducción de misiles avanzados como el Haj Qassem puede destacarse para argumentar que las defensas de Israel son insuficientes contra un ataque iraní determinado y de gran volumen.
Esta narrativa de «vulnerabilidad» o «saturación» construye un caso convincente, aunque potencialmente manipulado, para requerir las «capacidades únicas» de Estados Unidos.
La interconexión radica en cómo estas dos narrativas se refuerzan mutuamente: una amenaza altamente personalizada a un líder estadounidense clave y la percepción de que las defensas de Israel están siendo «saturadas».
Esta sinergia busca eludir la reticencia de Estados Unidos a la acción ofensiva directa al enmarcar el conflicto como una amenaza directa a los intereses estadounidenses y un fracaso de las medidas defensivas, lo que exige una intervención ofensiva.
El momento de estos eventos, en medio de las estancadas conversaciones nucleares entre Estados Unidos e Irán, reforzaría la noción de una estrategia deliberada para cerrar las vías diplomáticas y presionar por una solución militar.
Los actores y sus intereses
La principal motivación de Israel, bajo el gobierno de Netanyahu, es neutralizar el programa nuclear de Irán y degradar el «Eje de Resistencia» iraní, a lo que incluso podría unirse en el mejor de los casos un cambio de régimen.
Israel percibe una «ventana de oportunidad que se reduce rápidamente para la acción militar» y cree que la acción militar directa de Estados Unidos mejoraría significativamente sus capacidades contra las instalaciones nucleares iraníes fortificadas, las cuales Israel podría no ser capaz de destruir por sí solo.
Es importante tener en cuenta que la acción que ha iniciado ahora Netanyahu es imparable. Ni él mismo podría detenerla, y solo Estados Unidos tendría la capacidad, nada fácil, de parar a Israel.
Estados Unidos, bajo la administración Trump, tiene como motivaciones principales prevenir la proliferación nuclear, proteger sus intereses y personal en la región, y mantener la estabilidad regional.
Sin embargo, la postura de Estados Unidos es compleja; si bien ha brindado asistencia defensiva a Israel, también se ha reportado que Trump vetó un plan israelí para asesinar al Ayatolá Ali Jamenei, lo que indica un deseo de evitar una escalada aún mayor.
Esto sugiere que la intervención de Estados Unidos no es un resultado predeterminado, sino que está sujeta a sus propios cálculos políticos y estratégicos internos.
Irán, por su parte, busca mantener su influencia regional, disuadir la agresión israelí y estadounidense, y continuar su programa nuclear, ya sea con fines pacíficos o de disuasión.
Irán considera la intervención militar directa de Estados Unidos como un «escenario de pesadilla» y ha calibrado sus acciones para evitar provocar una respuesta a gran escala de Estados Unidos.
El costo de la escalada: consecuencias potenciales
Una posible entrada directa de Estados Unidos en un conflicto ofensivo tendría implicaciones masivas.
Podría resultar en una guerra regional mucho más amplia, con posibles ataques a bases estadounidenses en el Próximo Oriente. Para Irán, una intervención directa de Estados Unidos probablemente conduciría a la destrucción de sus sitios nucleares más protegidos y, potencialmente, al colapso del régimen.
A nivel global, la escalada tendría repercusiones significativas en la estabilidad económica y política.
Uno de los graves riesgos de la escalada es que Irán pudiera llegar a usar algunos misiles hipersonicos, si están realmente disponibles, para impactar en instalaciones nucleares de Israel.
Si eso llegara a suceder, el país hebreo podría llegar a colapsar dado su pequeño tamaño.
Conclusión provocadora y llamada a la vigilancia
La hipótesis de que las declaraciones de Netanyahu y las vulnerabilidades percibidas de la Cúpula de Hierro son estrategias deliberadas para arrastrar a Estados Unidos a un conflicto directo no se puede descartar como objetivo estratégico para Israel, pero hoy por hoy no es una conspiración probada.
Existe ciertamente un intento deliberado por parte de Israel de moldear la narrativa y crear condiciones propicias para una intervención estadounidense más profunda.
Sin embargo, la intervención de Estados Unidos no es una conclusión inevitable, ya que su toma de decisiones está influenciada por consideraciones complejas de política interna y exterior. Los riesgos son enormes, y Estados Unidos debe medir con sumo cuidado.
Este conflicto está inmerso en una sofisticada guerra de información, donde las narrativas, las operaciones cibernéticas y la manipulación de redes sociales son herramientas para moldear percepciones e influir en actores externos.
En este «engrosamiento deliberado de la niebla de la guerra», discernir los hechos de la propaganda es un desafío, lo que subraya la imperiosa necesidad de un análisis crítico constante.
El éxito de las estrategias pro intervención dependerá de la capacidad de Estados Unidos para navegar un entorno de información altamente complejo y manipulado, y de su propia voluntad de evitar ser arrastrado inadvertidamente a una conflagración mayor.
Es crucial que la audiencia global cuestione las narrativas oficiales y exija transparencia en los asuntos de seguridad nacional e internacional, pues el tablero de la guerra a menudo es más complejo de lo que parece a simple vista.
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