Firmas
¿Por qué no progresan las mujeres en los despachos hasta el nivel de socias?
Gonzalo Jiménez-Blanco, abogado del Estado en excedencia y abogado en ejercicio.
14/10/2016 06:58
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Actualizado: 13/10/2016 23:27
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Hace algunos años, la presencia de la mujer en el mundo del derecho era puramente testimonial. Ahora la cosa ha cambiado aunque las abogadas siguen siendo -en los niveles altos- una excepción.
Como he dicho, las cosas han cambiado. Ahora, por ejemplo, la fiscal general del Estado es una mujer, Consuelo Madrigal. El BOE de 10 de octubre recoge el nombramiento dé Lorena Bachmaier como catedrática de la Universidad Complutense (creo que la primera mujer en toda la Historia Catedrática de Derecho Procesal en una Universidad de Madrid). Y el presidente del Club Español de Arbitraje, David Arias y Juan Fernadez Armesto firmaron un manifiesto en favor de la diversidad en el arbitraje.
Respecto de las grandes oposiciones del Estado, cada vez son más las mujeres que las preparan y las que las sacan.
Todavía me acuerdo de la primera mujer abogado del Estado (Rosario Silva, hoy jueza en el Tribunal de Justicia de la Unión Europea por España). Hoy son muchas las que aprueban cada año y de hecho la abogada general del Estado (Marta Silva) es la hermana de esa primera abogada del Estado. También es una mujer la decana del Colegio de abogados de Madrid, Sonia Gumpert. Al igual que la presidenta del Consejo Genral de la Abogacía Española, Victoria Ortega.
Como ha cambiado el cuento.
En otros ambitos, la presencia de la mujer es perfectamente equiparable a la del hombre: en el Reino Unido hay una mujer primera ministra (Theresa May), la directora general del FMI (Christine Lagarde) es una mujer, la vicepresidenta del gobierno (Soraya Sáenz de Santamaría) es una mujer, la secretaria general del partido de gobierno (María Dolores de Cospedal) es una mujer, la lideresa (Susana Diaz) del principal partido de oposición es una mujer…
Mi experiencia de despacho era que en los procesos de selécción había más mujeres que hombres. Y entran más mujeres que hombres.
Pero, salvo excepciones, no progresan hasta el nivel de socias. No es ese el caso de Ashurst, donde hay tres socias de primera fila. Una ha sido la primera mujer en el Consejo mundial de la firma (Cristina Calvo, ahora con responsabilidades para toda Europa), otra es la «managing partner» (socia directora) en Madrid (María Jose Menéndez) y la tercera (Diana Rodríguez) dirige con acierto el departamento laboral.
¿Porque en general no progresan hasta el nivel de socias? Desde luego hay un cierto tema de prejucio. Pero hay otro tema de conciliación: es difícil compatibilizar la actividad de los despachos con las ocupaciones familialres. Las bajas por maternidad son inevitables y el cuidado de los hijos recae habitualmente en la mujer.
Pero con poco que se fomente la conciliacion, la presencia de la mujer tiene que aumentar. Los horarios de los despachos tienen que cambiar: no es sostenible extender la jornada laboral noches y fines de semana. También tiene que aumentar la paridad en el hogar: las cargas familiares deben repartirse por igual sobre hombre y mujer.
Desde luego, las mujeres ya estan copando (y sin cuotas) muchos ámbitos; si hay un trabajo para el que las mujeres son especialmente adecuadas es el jurídico. Yo he escrito, por ejemplo, que mi madre tenía cualidades innatas para el arbitraje, ya que toda su vida había estado arbitrando.
Si se me permite seguir la broma, mi mujer es mucho mejor que yo negociando.
En serio, la presencia de la mujer en el Derecho es imparable. Ya en los niveles de acceso, esa presencia es igualitaria, cuando no mayoritaria.
Pronto esa presencia se extenderá a todos los niveles, desde los simples abogados hasta las socias. Desde niveles técnicos hasta directivos.
Es cuestión de tiempo.
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