Joaquín Giménez, magistrado del Tribunal Supremo: «No se nos puede gobernar con el palo y la zanahoria»
Giménez en su despacho del Tribunal Supremo. Confilegal.

Joaquín Giménez, magistrado del Tribunal Supremo: «No se nos puede gobernar con el palo y la zanahoria»

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09/12/2015 00:00
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Actualizado: 26/6/2017 00:56
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Joaquín Giménez, magistrado de la Sala Segunda del Tribunal Supremo, es rotundo sobre la independencia de los jueces: «No se nos puede gobernar con el palo y la zanahoria». Y añade con firmeza: el poder judicial «no es monaguillo ni vicario del Ejecutivo».

Pasa por ser uno de los magistrados de la Sala Segunda del Tribunal Supremo que no se muerde la lengua. Llama al pan, pan y al vino, vino.

«El juez de una sociedad democrática debe actuar con imparcialidad e independencia y eso quiere decir que no puede tener miedo a afrontar investigaciones que inquieten al poder político o al poder económico, ni se debe recompensar por lo que se haga», dice en una entrevista del dominical del diario Información.

«No se nos puede gobernar con el palo y la zanahoria», añade, refiriéndose al Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). «El juez no necesita del Consejo para ser indepediente, basta con que quiera serlo».

Sobre el órgano de gobierno de los jueces y la propuesta de Ciudadanos de hacerlo desaparecer, el magistrado Giménez, progresista y miembro de Jueces para la Democracia (JpD), propone reflexionar sobre el asunto para «evitar seguir cuesta abajo. De todas las instituciones que creó la Constitución, el CGPJ es el órgano que peor desarrollo ha tenido, con diferencia. Cada Consejo ha hecho bueno al anterior».

A diferencia de sus compañeros de JpD, que ahora apoyan que los 12 miembros del CGPJ de procedencia judicial sean elegidos por sus compañeros por voto secreto y directo, Giménez sigue apoyando la elección parlamentaria, pero no como se está haciendo ahora sino «siempre que se basara en un examen serio de cada candidato».

«Pero eso nunca ha ocurrido porque nunca ha interesado a los paritdos mayoritarios, que se han limitado a repartirse el número de vocales atendiendo a su respectivo peso en el Parlamento. Eso, además de una especie de pacto de no agresión en el que cada partido nombra directamente a los suyos sin cuestionarse los del contrario, cuando los miembros del Consejo no deben tener padrinos, ya que esta situación ha provocado, a mi juicio, un desapego de la carrera judicial en relacion a su órgano de gobierno», agrega.

El magistrado Giménez propone refundar el Consejo con serenidad, para que sea defensor, de verdad de su independencia: «Sería paradójico que un órgano, con los problemas a los que he hecho referencia y que afectan a su propia imagen de independencia fuera garante de la independencia de los jueces».

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