Detectives: Un recurso bastante común para descubrir si los trabajadores de baja fingen dolencias
Los detectives especializados en "cazar" a los simuladores se hacen publicidad en la "web" con imágenes llamativas, como esta, de www.detectivesensevilla.com, que antes tenía en la red.

Detectives: Un recurso bastante común para descubrir si los trabajadores de baja fingen dolencias

En los juicios de lo laboral que se celebran todos los días en España suele ser muy normal que algunos de los trabajadores que reclaman algún tipo de invalidez, resultante de la actividad laboral, dramaticen un poco la dolencia cuando entran en la sala y cuando su letrado está haciendo la exposición ante el juez.

De esa forma, subrayan lo molesto de la situación en que se encuentran y, se supone, piensan que contribuyen a ayudar a su abogado a ganar el caso.

Si se trata de una disnea que impide hacer pequeños esfuerzos, lo normal es que el protagonista resople.

O que solicite al juez el permiso para ponerse de pie porque la dolencia de columna le impide permanecer en la misma posición mucho tiempo.

Si se trata de un problema de rodilla lo normal es que se cojee un poco al entrar en sala.

Y si la dolencia tiene que ver con algún brazo es bastante común ver un cabestrillo o un pañuelo atado al cuello en el que se descansa la vital extremidad.

En la mayor parte de los casos, y a la vista de las pruebas, no puede dudarse que la dolencia que se padece es real y que las expresiones públicas de dolor que se hacen son genuinas.

Sin embargo, en algunos casos -y son minoría-, aparece la picaresca, como ocurrió no hace mucho en el caso de un mecánico que vivía en Fuenlabrada, una de las ciudades de la periferia de Madrid.

El sujeto en cuestión había presentado una demanda laboral por una supuesta incapacidad temporal que le impedía reparar vehículos y probarlos.

Su brazo derecho, argumentaba su abogado, un aguerrido letrado defensor de causas difíciles, se había quedado inservible y no podía cumplir con sus obligaciones laborales.

Como ustedes saben, en los juicios de lo laboral hay una fase que se conoce como “la testifical”, en la que las partes aportan aquellas pruebas que creen relevantes para convencer al tribunal de que su punto de vista es la verdad.

El abogado en cuestión estaba convencido de que aquél era un caso fácil, pero la cara se le demudó cuando el abogado que representaba al taller llamó a declarar a un conocido detective que él conocía muy bien. Un detective especializado en investigar a trabajadores que simulan dolencias y que prolongan su inactividad con bajas fingidas.

Tras los segundos preliminares, en los que se comprobó su identidad, el detective entregó al secretario judicial un DVD para que fuera proyectado a través de los medios técnicos del juzgado sobre una pantalla.

En el mencionado audiovisual se podía ver el día y la hora en que habían sido grabadas cada una de las tomas.

Eran consecutivas, a lo largo de varias jornadas.

En la primera de ellas se veía al demandante conducir sin problemas, y a gran velocidad, su vehículo a través la ciudad.

En la segunda, aparecía jugando un partido de tenis de dobles y golpeando la bola sin problemas aparentes.

En la última, se le veía arreglando un coche, que no era el suyo, en la puerta de su casa.

Una chapuza evidente.

En todas ellas su brazo parecía en perfectas condiciones.

Al terminar la proyección el silencio en la sala se podía cortar con una cuchilla de afeitar.

La mirada que el abogado dirigía a su cliente mecánico era del más puro desprecio.

Por eso, cuando llegó el momento de hacer su informe, el alegato en defensa del mecánico, se limitó a decir: “Pido justicia, señor”.

Que era su forma de reconocer que no podía hacer nada porque la verdad se había mostrado desnuda y no se podía negar.

¿ES LEGAL VIGILAR A LOS TRABAJADORES DE ESA FORMA?

Según el artículo 20.3 del Estatuto de los Trabajadores se lo permite: «El empresario podrá adoptar las medidas que estime más oportunas de vigilancia y control para verificar el cumplimiento por el trabajador de sus obligaciones y deberes laborales, guardando en su adopción y aplicación la consideración debida a su dignidad humana y teniendo en cuenta la capacidad real de los trabajadores disminuidos, en su caso».

En el periodo en el que el trabajador tenga una baja laboral temporal tiene que colaborar de forma activa en su recuperación.

La jurisprudencia al uso considera que puede ser causa de despido hacer trabajos durante el tiempo en el que se esté en situación de incapacidad temporal y hacer actividades que demoren o perjudiquen la curación del empleado.

EL otoño, después de las vacaciones, es cuando se producen más bajas simuladas.

Antes era por ocio, ahora por temas económicos; una forma complementaria de redondear el sueldo trabajando en negro.

Las empresas, según fuentes del sector de los detectives, no suelen contratar indiscriminadamente este tipo de servicios.

Siempre lo hacen movidos por sospechas de irregularidades.

Los resultados demuestran si los trabajadores están realmente de baja o si están ejerciendo una segunda actividad. Si es así, la prueba suele ser definitiva ante los tribunales de justicia.

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